Unos operarios sacan el cuerpo de la mujer de 55 años asesinada ayer en
su vivienda en la localidad jiennense de Alcalá la Real.
El caso de la mujer de la localidad jiennense de Alcalá la Real hallada muerta ayer a pocos metros del cadáver de su ex pareja eleva ya a 23 el número de víctimas del «terrorismo familiar», una cifra que supone un 21% más de casos respecto a los datos registrados el año pasado en estas mismas fechas.
¿Por qué este repunte inesperado? «La coincidencia de casos en el tiempo puede que esté relacionada con la situación económica y los recortes en las medidas de prevención y en la atención a las víctimas tanto a nivel estatal como autonómico», explica Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas.
La situación económica tampoco ayuda a la víctima porque «al depender del maltratador y no tener oprotunidades de hacer una vida autónoma al margen de su maltratador hace que se retraigan a la hora de denunciar y en esta situación de subordinación y dominación cuanto más fragil es la situación de la víctima hace que el maltratador se sienta más fortalecido».
La mujer asesinada ayer tampoco había denunciado a su agresor.
Sólo 5 de las 23 fallecidas en lo que va de año tomaron la iniciativa de hacerlo. El escaso índice de denuncias preocupa al Gobierno, que estudia las posibles causas.
De hecho, desde 2006, 1º año en el que se contabilizaron las denuncias, han perdido la vida 481 mujeres, de las que sólo 127 habían acudido al juzgado (26,4 %).
Ángela Cerrillos, presidenta de la asociación Mujeres Juristas Themis, cree que «algo tiene que ver la falta de confianza en la Justicia y las maltratadas, por la propia naturaleza de la violencia de género, no aceptan desde el 1º momento que ellas sean víctimas».
No sólo no denunciaron las fallecidas por violencia de género, las que no son víctimas de este extremo lo hacen cada vez menos. El nº ha descendido hasta estabilizarse en una media de 100.000 anuales, según datos del Consejo General del Poder Judicial, mientras el nº de asesinadas está estabilizado en una banda de 60-70 mujeres asesinadas.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Santiago, que lleva desde 2006 estudiando el fenómeno de la violencia de género, concluyó ayer que la ley integral aprobada en 2004 «necesita repensarse» y «ver en dónde están los errores».
Lo cierto es que el fenómeno ha sufrido pocas variaciones desde 2003.
El perfil de las víctimas sigue siendo el de una mujer española de 31 a 40 años (aunque en los últimos años ha adquirido importancia el grupo 21-30), que conviven con su agresor.
En cambio, a pesar de las más de 600.000 denuncias por maltrato tramitadas por los tribunales especializados, el porcentaje de víctimas que pone su situación en conocimiento de las autoridades ha ido descendiendo.
En 2006, el porcentaje de mujeres asesinadas que habían acudido al juzgado rondaba el 30 % , pero en los últimos años ha caído al entorno del 20 %.
Otro
dato preocupante es que la violencia ejercida sobre la mujer ya no se
produce de manera casi exclusiva en el domicilio conyugal. De hecho, en
2003, el 77,5 % convivía con su verdugo hasta el crimen, cifra
que ha caído al 63,9 % de 2012 y al 54,5 % de lo que llevamos de
año.
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