Il Cavaliere fue condenado a pagar 200.000 euros al día a su exesposa Veronica Lario.
Silvio Berlusconi debe su popularidad, y buena parte de su inmensa
fortuna, a los medios de comunicación. Y, ahora más que nunca, sabe que
su futuro político depende de cuánto tiempo consiga estar en el ojo del
huracán de la polémica, ya sea metiéndose con Angela Merkel, desvelando
sus amoríos con una muchacha medio siglo más joven que él o, como es el
caso, llamando “feministas y comunistas” a las tres juezas de Milán que
han fijado las condiciones económicas de su separación de Verónica
Lario.
Berlusconi ya había conseguido, una vez más, el efecto buscado.
Tras
la entrevista –muy bronca, por cierto--, los vídeos con sus
declaraciones saltaron de la televisión a las páginas web de los
periódicos y de ahí a los mensajes de Twitter, logrando la repercusión
que Berlusconi necesita para, según propia confesión, acercarse en las
próximas elecciones –previstas para el 24 y 25 de febrero— al 40% de
votos que logró en 2008.
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