Por primera vez en la historia de Israel, un tribunal
civil del país ha concedido el divorcio a una pareja homosexual, que se
había casado en Canadá y llevaba 3 años separada de facto, informa
hoy el diario "Haaretz".
En Israel no existe matrimonio civil -ni heterosexual ni gay- y los asuntos familiares (casamientos, divorcios...) están en manos de cortes religiosas.
El Ministerio de Interior reconoce la validez de las bodas efectuadas en el extranjero, tanto de distinto como del mismo sexo y así lo hizo con la que Uzi Even y Amit Kama celebraron en Toronto en 2004.
Even, profesor de química en la Universidad de Tel Aviv que se convirtió en 2002 en el 1º diputado del país abiertamente homosexual, y Kama, profesor de comunicación, rompieron su relación en 2009, pero seguían legalmente casados.
En teoría, no tenían una ventanilla a la que acudir para cambiar su estatus legal: los tribunales rabínicos no lidian con familias del mismo sexo y Canadá no tramita divorcios de ciudadanos extranjeros.
Ante esta situación y después de que una corte familiar aprobase su acuerdo de ruptura, la pareja pidió al Tribunal de Magistratura de Jerusalén que obligase al Ministerio de Interior a registrar su divorcio.
La Fiscalía rechazó repetidamente la petición, alegando que sólo los tribunales rabínicos tienen la potestad de disolver uniones matrimoniales.
Finalmente, el juez decidió conceder el divorcio al considerar que forzar a 2 adultos a mantener su matrimonio sobre el papel es "contrario a los derechos y libertades del individuo, la Ley Básica y los valores básicos de justicia e igualdad".
Kama ha recibido el veredicto, comunicado ayer a ambos cónyuges, con sentimientos encontrados: "Por una parte estoy contento de haber tenido la valentía y el descaro de haber dado este paso. Por otro, se trata de un divorcio, el final de un capítulo que duró la mitad de mi vida. Hay una parte de pena y dolor".
Para Even, el dictamen judicial no supone sólo una simbólica conquista de derechos, sino que tiene también una importante dimensión práctica, pues ahora podrá desposar a su actual pareja, un holandés que se ve obligado a renovar constantemente su visado para poder permanecer en Israel y sin derecho a trabajar.
Even y Kama ya habían hecho historia poco antes de su ruptura, cuando un Tribunal Familiar de Ramat Gan, junto a Tel Aviv, les reconoció la adopción conjunta como padres de un joven de 30 años, también homosexual, al que habían acogido cuando fue rechazado por su familia con 16 años por su orientación sexual.
Conocido activista por los derechos de los homosexuales, Even estuvo 1 año en el Parlamento por el partido de izquierdas Meretz.
Nunca revalidó el escaño y años después ingresó en el partido laborista.
En Israel no existe matrimonio civil -ni heterosexual ni gay- y los asuntos familiares (casamientos, divorcios...) están en manos de cortes religiosas.
El Ministerio de Interior reconoce la validez de las bodas efectuadas en el extranjero, tanto de distinto como del mismo sexo y así lo hizo con la que Uzi Even y Amit Kama celebraron en Toronto en 2004.
Even, profesor de química en la Universidad de Tel Aviv que se convirtió en 2002 en el 1º diputado del país abiertamente homosexual, y Kama, profesor de comunicación, rompieron su relación en 2009, pero seguían legalmente casados.
En teoría, no tenían una ventanilla a la que acudir para cambiar su estatus legal: los tribunales rabínicos no lidian con familias del mismo sexo y Canadá no tramita divorcios de ciudadanos extranjeros.
Ante esta situación y después de que una corte familiar aprobase su acuerdo de ruptura, la pareja pidió al Tribunal de Magistratura de Jerusalén que obligase al Ministerio de Interior a registrar su divorcio.
La Fiscalía rechazó repetidamente la petición, alegando que sólo los tribunales rabínicos tienen la potestad de disolver uniones matrimoniales.
Finalmente, el juez decidió conceder el divorcio al considerar que forzar a 2 adultos a mantener su matrimonio sobre el papel es "contrario a los derechos y libertades del individuo, la Ley Básica y los valores básicos de justicia e igualdad".
Kama ha recibido el veredicto, comunicado ayer a ambos cónyuges, con sentimientos encontrados: "Por una parte estoy contento de haber tenido la valentía y el descaro de haber dado este paso. Por otro, se trata de un divorcio, el final de un capítulo que duró la mitad de mi vida. Hay una parte de pena y dolor".
Para Even, el dictamen judicial no supone sólo una simbólica conquista de derechos, sino que tiene también una importante dimensión práctica, pues ahora podrá desposar a su actual pareja, un holandés que se ve obligado a renovar constantemente su visado para poder permanecer en Israel y sin derecho a trabajar.
Even y Kama ya habían hecho historia poco antes de su ruptura, cuando un Tribunal Familiar de Ramat Gan, junto a Tel Aviv, les reconoció la adopción conjunta como padres de un joven de 30 años, también homosexual, al que habían acogido cuando fue rechazado por su familia con 16 años por su orientación sexual.
Conocido activista por los derechos de los homosexuales, Even estuvo 1 año en el Parlamento por el partido de izquierdas Meretz.
Nunca revalidó el escaño y años después ingresó en el partido laborista.
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