El matrimonio, según decíamos en nuestro anterior artículo, permite
la especialización de sus componentes.
Por ejemplo, un salarlo elevado
para el marido, en comparación con el que podría obtener la esposa, se
traducirá probablemente en la especialización de éste en el mercado
laboral y de aquélla en las tareas del hogar.
Como efecto de la
especialización que se produce tras el matrimonio y la reasignación de
recursos que implica, el producto total del mismo debe ser mayor o al
menos igual al que obtendrían ambos cónyuges por separado.
Esta
diferencia positiva o ganancia obtenida con el matrimonio resulta del
hecho de que el tiempo del marido y de la esposa no son sustitutivos
perfectos uno del otro en las actividades que deben realizarse tanto
dentro como fuera del hogar, en el mercado.
Es decir, existe una
complementariedad entre ambos cónyuges que se ve reflejada según sea la
cuantía de la ganancia del matrimonio.
Ganancia que indica, por otra parte, una asociación positiva de características personales entre ambos miembros.
Ganancia que indica, por otra parte, una asociación positiva de características personales entre ambos miembros.
Cuanto más positiva sea esta. asociación mayor será la
complementariedad y la ganancia del matrimonio.
Generalmente, como
ejemplo, se observa en los casos en que la mujer no participa en el
mercado laboral una relación positiva entre los ingresos del marido y el
nivel de educación de ésta.
El mismo proceso racional que explica la
constitución del matrimonio explica su término, en cuanto consensuadamente los cónyuges no deseen permanecer juntos en el hogar.
Cuando las
ventajas desaparecen y las ganancias llegan a ser negativas se produce
el divorcio.
Este implica que han tenido lugar desviaciones entre la situación real y la que se anticipó en el momento
de contraer matrimonio, que para uno o ambos cónyuges las ganancias que
obtendrían fuera de él son mayores a las que perciben estando casados o
con su actual cónyuge.
El divorcio se encuentra relacionado con la incertidumbre.
Si la
información acerca del futuro cónyuge fuese completa y libre de coste
desaparecerían, en un sentido económico, las causas del divorcio
consecuencia de «malas predicciones», ya que las ganancias esperadas con
el matrimonio coincidirían con las que realmente se obtendrán, y en
caso de no aumentar el nivel de satisfacción individual de cada uno de
los futuros cónyuges el matrimonio no llegaría a efectuarse.
Está claro
que la probabilidad de divorcio es mayor cuanto mayor sea la falta de
información, y que el divorcio, es seguro cuando las ganancias sean
menores que las planeadas; en definitiva, cuanto mayor pueda ser la
probabilidad de asociación negativa de características complementarias
entre ambos componentes menos estable es el matrimonio.
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