Vera Gutiérrez Calvo Madrid 10 MAR 2012
Llega a la cita con este periódico dos horas después de provocar en el Congreso su primer incendio como ministro.
Ha justificado la reforma de la ley del aborto en la necesidad de proteger el derecho a ser madre.
Y muchos que lo veían como el miembro más progresista del Gobierno lo están acusando de ultra en Internet.
Alberto Ruiz-Gallardón (Madrid, 1958) se ha comprometido a impulsar una reforma total de la Justicia —contrarreforma, la llama el PSOE— en un plazo récord, pero ha empezado con un giro imprevisto en su discurso. Durante la entrevista no matiza sus palabras sobre el aborto, las ratifica. Y avanza su postura en otros frentes (.........)
P. En España hay 3 millones de pleitos por resolver, cientos de miles de sentencias por ejecutar. En plena crisis, hay decenas de miles de millones de euros retenidos en los juzgados por casos sin resolver. ¿Qué hará para combatir ese atasco?
R. En este momento de crisis, la solución no puede ser aumentar el número de jueces.
Hay que adecuar la justicia al siglo XXI, sacarla de los anclajes del XIX.
Vamos a sacar de los juzgados todas las actividades no judiciales.
P. Ya apuntó a los matrimonios y los divorcios. ¿Algo más?
R. Vamos a presentar un proyecto de ley de Jurisdicción Voluntaria y ahí se decidirá.
En España se resuelven al año 9,5 millones de asuntos; en Francia, 6 millones.
En otros países hay sistemas alternativos para resolver conflictos.
Tenemos que introducir un cambio de cultura en España, con proyectos como el de la mediación. La actuación jurisdiccional debe ser el último recurso.
P. En el caso de los matrimonios y divorcios, ¿cómo va a evitar que hacerlo en una notaría encarezca el trámite?
R. Se pondría un precio público máximo. Pero para el ciudadano esto no es un problema de coste. Casarse y divorciarse no es algo que se haga muchas veces.
P. En los casos de divorcios en los que hay menores, ¿se haría también por notario?
R. No. Si hay menores interviene el fiscal y eso debe ser ante un juez.
Y en caso de conflicto tampoco se hará con notario.
Hablamos solo de divorcios con mutuo acuerdo y sin menores.
P. ¿Van a subir todas las tasas judiciales?
R. Se adecuarán todas, aunque solo en las de segunda instancia [para presentar recurso] la modificación será sustancial.
La justicia puede ser gratuita pero nunca es gratis:
cuando el coste no lo soportan las partes, lo soportan todos los contribuyentes...
P. Eso se podría decir de todos los servicios públicos.
R. Sin duda.
P. ¿Hay que poner tasas en todos los servicios públicos?
R. No. Pero en este caso hablamos de cuando el ciudadano no se conforma con el servicio que ya se le ha dado.
La segunda oportunidad, el recurso, no debe ir con cargo a impuestos.
Si luego la segunda instancia da la razón al ciudadano, recupera el dinero.
P. ¿Cuánto costará poner recurso? ¿El doble que ahora? ¿10 veces más?
¿Qué tope se pone?
R. Lo estableceremos en los Presupuestos.
P. El modelo de elección del Consejo General del Poder Judicial que quiere cambiar porque dice que politiza la justicia lo pactaron PP y PSOE en 2003.
R. El modelo no ha funcionado como se pretendía, el sistema ha fracasado.
P. ¿Se corre el peligro de pasar de la politización al corporativismo, porque las asociaciones de jueces tendrán mucho peso con el nuevo modelo?
R. En modo alguno. Estableceremos un sistema de elección que garantice igualdad absoluta para todos los jueces, tanto si están afiliados como si no.
P. ¿Por qué en un Estado aconfesional sigue habiendo crucifijos en colegios y edificios públicos?
R. Porque la libertad religiosa permite la existencia de símbolos religiosos.
P. Pero solo están los símbolos católicos.
R. Yo hago mía la respuesta de Tierno Galván cuando era alcalde y el PCE le pidió que quitara el crucifijo del salón de plenos. Dijo: “Por encima de cualquier creencia, este es un símbolo de paz”. A nadie le puede molestar si se ve así.
P. ¿El ministro Gallardón es más de derechas que el alcalde Gallardón?
R. No (sonríe). Pensar eso es caer en la trampa del monopolio que se atribuye la izquierda sobre lo “progresista”. Yo tengo el mismo impulso de rebeldía que he tenido siempre.
P. Usted fue la cabeza de algo que se llamó el gallardonismo. ¿Lo echa de menos?
R. Echo de menos a las personas. El gallardonismo es más literatura periodística.
Yo he estado toda mi vida liderando proyectos, pero, cuando el presidente me ofreció ser ministro, supe que eso era un cambio trascendente y definitivo.
Sé que este es mi último espacio en política.
Cuando Mariano Rajoy abandone la política, yo la abandonaré también.
P. ¿Renuncia definitivamente a intentar ser un día presidente?
R. Sí, rotundamente. La sucesión de Mariano Rajoy está en otra generación.
P. Y aquello del verso suelto está definitivamente enterrado.
R. Yo siempre dije que el verso suelto formaba parte del poema. Nunca he dejado de formar parte del poema.
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