miércoles, 24 de agosto de 2011

En los hogares monoparentales hay más riesgos de agresividad juvenil

Lukor.com
Una experta cree que en hogares monoparentales hay más riesgos de agresividad juvenil por la falta de recursos.
El director de Centro Reina Sofía afirma que la marginación multiplica por 4 los riesgos de violencia juvenil.

VALENCIA, 14 Octubre 2004(EUROPA PRESS)
La catedrática de Psicología de la Personaldiad de la Uned, María Victoria del Barrio, aseguró hoy, en la VIIIª Reunión Internacional sobre Biología y Sociología de la Violencia, que los hogares monoparentales son la estructura familiar con "más factores de riesgo" para propiciar violencia juvenil por "su falta de recursos".
Además, afirmó que la prevención "verdadera" y "más eficaz" a esta conducta agresiva es una educación "más individualizada".

Del Barrio explicó, en rueda de prensa, que la estructura familiar "más problemática" es el hogar monoparental porque aglutina "más factores de riesgo", ya que tienen unos "inconvenientes" añadidos como:
a.- "trabajar y educar al mismo tiempo;
b.- no cuentan con una persona de apoyo, y
c.- hay un mayor número de mujeres en una situación económica precaria"

A su juicio, el número de factores de riesgo aumenta en estas estructuras familiares "por la falta de recursos", ya que los hogares monoparentales surgen, la mayor parte de las veces, "por abandonos o divorcios".
Por ello, señaló que "más que en la estructura familiar hay que pensar en la función familiar (protección, educación y alimentación)", ya que "si la función familiar se ve amenazada, entonces hay problemas".

Del Barrio explicó que "el 90 % de los niños de 1 y 2 años tiene conductas agresivas plurales de poca intensidad", que consideró "normales".
Por ello, destacó que "el gran reto es lograr que los niños antes de los 7 años reciban de la sociedad un sistema alternativo de respuestas a esta agresión", que se va "modulando e inhibiendo" con el contacto con la sociedad.
En este sentido, señaló que "todos los niños van descendiendo esa conducta agresiva y a los 7 años aproximadamente se produce una crisis de adaptación, en la que la mayor parte de los niños inhibe esta agresividad", pero subrayó que un grupo, entre un 5 al 10 %, "mantiene esas conductas agresivas y las incorpora como un sistema de respuesta", que aumenta en intensidad "al llegar a la pubertad".

EDUCACION
En su opinión, "no es fácil" conseguir de una "manera eficaz" que este grupo de niños no adopte la agresividad como respuesta porque, dijo, "suelen tener unas circunstancias sociales y personales" que les hace "preservar" este tipo de conductas.
Por ello, apuntó que es necesario "dar un buen plan de respuestas a un niño para que no tenga que recurrir a la primitiva, inadecuada y asocial violencia".

En este sentido, esta catedrática subrayó que "no se puede educar igual a todos los niños", ya que "cuando se habla de igualdad de oportunidades se quiere decir igualdad de acceso a unos bienes y una formación".
Advirtió de que "no se puede pensar de ninguna manera que hay un prêt-à-porter en la educación".
Al respecto, puntualizó que la educación "cuanto más individualizada, más traje a la medida, mejor".
No obstante, reconoció que "es verdad que tiene que haber unos estándares mínimos e iguales para todos", pero insistió en que "cada niño necesita una atención individualizada y la familia es el órgano natural de esta individualización, sobre todo, en los 3 primeros años de vida".

Del Barrio aseguró que la "prevención primaria verdadera es la educación", porque, dijo, "además de ser más barata que la sanción, es más eficaz y es absolutamente inhibidora de las conductas agresivas".
Así, concretó que como prevención a la violencia juvenil hay que apostar por una parte por "el cariño, la atención y la disciplina dentro de la familia" y por otra por "la autoeficiencia, por lograr la capacidad de resolver los problemas, sociales o intelectuales".
En este sentido, indicó que hay factores de riesgo que ayudan a que se produzcan "unas consecuencias tan desastrosas como la violencia", entre los que destacó "la falta de rendimiento escolar, la falta de apoyo familiar o la pobreza".

EXCLUSION SOCIAL
Por su parte, el director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, José Sanmartín, afirmó que "la marginación y exclusión social multiplican por 4 los riesgos" de violencia juvenil.
En este sentido, destacó que de cada 10 jóvenes detenidos en España "9 son chicos; 6 tienen entre 18 y 21 años; 6 son españoles, 7 residen en casa de sus padres; 6 cuentan con antecedentes penales, y 6 presentan un consumo abusivo de alcohol y drogas".

Sanmartín resaltó que aunque, entre 2000 y 2003 en España, la violencia juvenil perpetrada por menores de 21 años ha crecido cerca de un 8,86 %, la cometida por menores de 18 años ha disminuido en un 10,36 %.
Un dato, dijo Sanmartín, que preocupa al Centro Reina Sofía porque estos jóvenes de entre 18 y 21 años son "los que diseñarán la sociedad del futuro".
Además, afirmó que aproximadamente un 44 % de estos jóvenes ha sufrido maltrato infantil, que "afectó al desarrollo psicosocial del niño y a su cerebro, al cambiar algunas de sus estructuras cerebrales como las relacionadas con las emociones".

En este seminario, Sanmartín defendió la Ley del Menor por "primar la rehabilitación del menor frente al castigo", pese a que "se cuestione" este aspecto.
Por su parte, el vicepresidente del Centro Reina Sofía, Francisco Murcia, apuntó, durante el acto de inauguración de este seminario sobre 'Violencia y juventud', que "quizá la merma de autoridad de padres y enseñantes" es una de las causas de las conductas agresivas de este colectivo.

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