lunes, 28 de junio de 2010

Del "papá ven en tren" al "¡ papá, ven al juzgado !"

http://www.thefamilywatch.org/cos/cos-0511-es.php

Del "papá, ven en tren" al "¡papá, ven al juzgado!"

Roberto Blanco Valdés, 27 de junio 2010.
Los juzgados españoles se han convertido en una moderna especie de aquella Corte de los Milagros del París de la Edad Media, en la que ciegos y tullidos mendigaban por el día y recuperaban milagrosamente vista y movimiento por la noche.
Porque en los juzgados españoles empieza a poder pasar ya cualquier cosa, por absurda o esperpéntica que pueda resultar.

La última de la que hemos tenido noticia es para poner en el Libro Guinness de los Récords, si el tal libro recogiera también (que no lo sé) los despropósitos:
una joven lucense ha llevado a sus padres a un juzgado para reclamar que se aumentara por orden judicial (de 600 a 800 euros) la asignación mensual que los (imagino) estupefactos progenitores le tenían asignada.

Aunque alguien podría caer en la tentación de mirar al dedo y no a la luna, y de ponerse, por tanto, a discutir si la cantidad es suficiente o no lo es, parece obvio que la cuestión no reside en la cantidad sino en la demanda judicial.

Pues, qué sería de nosotros -de nuestra libertad y nuestra autonomía personal- y qué sería de los tribunales y los jueces si unos u otros entrasen al trapo y se metieran en el asunto de cuál debe ser la mensualidad o semanada que los padres asignan a sus hijos.
¿Se imaginan?,¿Cómo fijar cuáles son los gastos que un hijo puede exigir tener cubiertos?

Dejando de lado lo que es obvio y está ya sobradamente legislado ?-que los padres tienen la obligación de ocuparse de sus hijos, lo que permite a estos acudir al juez, o que lo haga en su nombre el fiscal, cuando están en situación de desamparo- meternos en el asunto de los gastos sería formidable?
¿Tienen los hijos derecho a poseer un automóvil?
¿Y, si lo tienen, cuál debe ser la asignación para el gasoil?
¿Cuántos vaqueros se requieren para sentirse bien surtido?
¿Y cuántos abrigos?
¿Qué ocurriría si los hijos sintiesen la necesidad de beber Vega Sicilia, fumarse a diario un Montecristo o bañarse en leche de burra, como la mismísima Cleopatra?

Y no, no piensen que exagero, pues habiendo tantos jueces, siempre será posible encontrar unos cuantos que se consideren con derecho a decidir sobre el asunto.
Y, ya metidos en harina, una ministra a la que le parezca una idea progresista como pocas legislar sobre las prestaciones familiares que la juventud puede reclamar.

De hecho, mientras Bibiana Aído siga en el Gobierno es mejor andar con pies de plomo, no vaya a ser que acabemos encontrándonos con que lo que hoy nos parece un disparate se transforma mañana en una orden ministerial moderna y avanzada.
Entonces, aquellos que antes pedían a papá que, por su seguridad, viniese en tren, podrían, por la suya, reclamar que el progenitor suelte la pasta si no quiere ir al juzgado.

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