http://www.adn.es/ciencia/20080722/NWS-0810-estudio-dolor-fisico-emocional.html
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Un equipo de científicos de EE UU afirma que la zona del cerebro que procesa el dolor físico también se encarga de procesar el emocional y que ambos pueden llegar a ser crónicos.
Muchas personas podrán decir que ya lo sabían por experiencia propia pero ahora la ciencia también lo corrobora.
Gracias a nuevas tecnologías, y como publica la británica BBC, un equipo de científicos confirma que el sufrimiento emocional realmente puede doler físicamente.
La razón se encuentra en la investigación cerebral que han realizado recientemente y que revela que la parte del cerebro que procesa el dolor físico también se encarga de procesar el dolor emocional.
Y esto explica, según afirman los expertos, que igual que una lesión física puede llegar a provocar un dolor crónico, mucha gente nunca se recupera de una herida emocional.
El sufrimiento emocional, como apunta la BBC, puede venir dado por muy diversas situaciones que van desde la finalización de una relación sentimental a la exclusión social, pasando por la forma más extrema de todas ellas que es la pérdida de un ser querido.
Los que han experimentado este tipo de dolor a menudo hablan de "un dolor en el pecho", "un vacío debajo del esternón" o de pensar que se están volviendo locos por tanto dolor. Y es que, como afirma en declaraciones a la BBC el profesor David Alexander, director del Centro de Investigación de Trauma en Aberdeen (Escocia), "la gente que ha sufrido daños emocionales a menudo traduce ese dolor en algo físico".
Investigar sobre el dolor emocional.
Sin embargo, las investigaciones médicas tienden a dejar de lado este sufrimiento para concentrarse en el dolor físico. Un equipo de neurocientíficos de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) se ha propuesto cambiar esa tendencia centrando sus estudios en el dolor emocional. Gracias a la nueva tecnología dicen que es posible analizar lo que pasa en el cerebro y en el corazón.
La doctora Naomi Eisenberger, según la BBC, ha logrado demostrar qué zonas del cerebro se activan cuando sentimos dolor emocional. Para ello, ha desarrollado un juego de ordenador en el que se hace lo posible por que los participantes se sientan excluidos.
Los escáneres cerebrales que se toman mientras se juega han revelado que el cerebro procesa de la misma forma el dolor que la persona siente al ser rechazada socialmente que el que siente con el dolor físico y lo hace en una zona cerebral llamada corteza cingular anterior.
La investigadora cree que el dolor físico y el dolor emocional están relacionados porque las relaciones sociales son cruciales para nuestra supervivencia como especie.
Enfrentado a una situación de peligro, un hombre solo tiene menos posibilidades de sobrevivir que un grupo de humanos.
"El sistema de uniones sociales está muy vinculado al sistema de dolor físico para asegurar que el ser humano permanece conectado a los otros", afirma Naomi Eisenberger, en declaraciones a la BBC.
Un dolor crónico.
El dolor físico es una advertencia de nuestro organismo para no hacer algo que nos hace daño, como, por ejemplo, caminar con un tobillo o una pierna fracturada.
El dolor emocional, según los expertos, también puede ser una advertencia para no volvernos a ver involucrados en una situación que nos puede herir emocionalmente.
Y si el dolor físico puede volverse crónico, lo mismo ocurre con el dolor emocional.
Mary Frances O'Connor, otra investigadora de la UCLA, lo llama "pena compleja" y asegura que se da aproximadamente en el 10% de las personas que pierden un ser querido y que no consiguen adaptarse al dolor que sienten.
Los científicos sospechan que estas personas experimentan también los mayores niveles de dolor físico. Por ello, los expertos afirman que sí es posible morir por un revés emocional.
Según Martin Cowie, profesor de cardiología del Hospital Brompton de Londres, una persona que ha perdido a un ser querido corre el riesgo de morir durante los seis meses siguientes.
Esto se debe a que en el estrés que genera la pérdida están involucradas unas hormonas que aumentan las posibilidades de se produzca un infarto o una embolia, como explica el experto.
Por eso, agrega, es muy importante identificar y tratar a las personas cuyo dolor emocional podría convertirse en dolor crónico y provocar una importante depresión o incluso la muerte.
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