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CIENCIA
10/5/2008
Un estudio científico avala las relaciones entre guapas y feos
• Un psicólogo prueba que la pareja funciona mejor si ella es más agraciada que él
• Los hombres menos atractivos son los que brindan un respaldo mayor a sus mujeres
MARCELO BERNÁRDEZ
BARCELONA
La pregunta asalta a muchos y en muchas circunstancias:
Cuando van paseando por la calle, por ejemplo, y la ven a ella, que está hecha para robar miradas, y luego lo ven a él, y piensan: ¿será posible?
O cuando están frente al televisor y aparece de golpe la diva despampanante besando a un divo que, por algún motivo misterioso, no es despampanante.
La pregunta es de cultura popular, uno de esos enigmas que a fin de cuentas no tienen importancia y que lo último que espera alguien es que la ciencia se tome la molestia de resolver. La pregunta, simplemente, es por qué.
Quien se ha tomado la molestia de resolverla, y proporcionar cierta dosis de alivio a los que no solo no entendían, sino que se indignaban por no entender, es un investigador de la Universidad de Tennessee (EEUU), James McNulty.
¿Por qué las mujeres guapas tienen tendencia a casarse con hombres no tan guapos? Básicamente, porque así las parejas funcionan mejor.
McNulty, psicólogo especialista en relaciones maritales, decidió dar un paso adelante con respecto a los estudios que demuestran que los rasgos físicos son determinantes en la etapa de seducción y estudiar el papel de la belleza en las relaciones consolidadas.
82 PAREJAS.
Para ello reclutó a 82 parejas que habían contraído matrimonio en los últimos 6 meses, y que antes de eso habían estado juntas al menos 3 años.
A las mujeres las clasificó según la belleza de sus rostros en una escala del 1 al 10; la mujer 10, por supuesto, era la mujer perfecta.
Consciente de que la belleza es un valor subjetivo, McNulty se basó en estudios previos que establecen pautas universales: ojos grandes, rasgos infantiles, una cierta simetría facial.
Un 1/3 de las parejas respondían al modelo de mujer más guapa; otro 1/3, al de hombre más guapo. El 1/3 restante era puro equilibrio.
A partir de ahí, la consigna que recibieron fue: discutan.
Fueron peleas de 10 minutos grabadas en vídeo sobre temas personales, que McNulty analizó luego para comprobar hasta qué punto los maridos respaldaban a sus esposas.
"Un esposo negativo dice: 'Arréglatelas tú sola, es tu problema' --explica el científico--.
Pero otros dicen: 'Estoy aquí para ti. ¿Qué quieres que haga?'".
En términos generales, los esposos que se portaban bien tenían a las mujeres físicamente más sobresalientes.
Pero esa no fue la única conclusión:
McNulty descubrió que en las parejas de hombres más guapos ninguno obtenía del otro el respaldo que esperaba.
El científico esboza la siguiente teoría: "El hombre físicamente menos atractivo que su esposa tiene la sensación de estar disfrutando de algo más de lo que podría esperar. Está obteniendo algo mejor de lo que él mismo puede proporcionar a ese nivel, así que trabaja duro para mantener la relación". En otras palabras, se esfuerza por compensar.
Que la mujer no da demasiada importancia al físico de su pareja es algo que más o menos se sabía. Respaldo, quiere respaldo.
El primitivo hombre funciona de otra manera, y --dice McNulty-- cuando se casa con una mujer que no está a su altura siempre está pensando en que podría haber conseguido algo mejor.
Siempre vivirá pues instalado en una especie de eterna insatisfacción, puede que mirando por la calle a las mujeres que pasean del brazo de los feos y preguntándose por qué que el mundo es tan injusto.
Y de esos hombres, conclusión, no se puede esperar respaldo ni compromiso.
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