MÓNICA HERAS, 26 febrero 2024
Existen tantos tipos de divorcios como personas, aunque de esto también existen tendencias. Algunas hablan del divorcio silencioso, como el de Meryl Streep y Don Gummer, o de aquella separación consciente entre Gwyneth Paltrow y Chris Martin que tantos titulares ofreció. Sea como sea la forma en que se dé por terminada una relación, resulta casi imposible que no provoque un efecto dominó en el que empiecen a verse afectadas otras áreas de la vida de los interesados, especialmente en las finanzas.
Si ponemos atención en la manera en la que se construyen las relaciones y a lo aceptados que están ciertos comportamientos tóxicos, no es de extrañar que al quitar una pieza, todo se derrumbe. Lo 1º, afirma la psicóloga Mª Esclapez y autora de Mujeres que arden, “tendríamos que mentalizarnos con la idea de que una persona nos deja, y por ende, esa relación se termina, hay que asumir y respetar esa decisión”, y habla de la importancia de vivir y dejar vivir el duelo.
Cualquier ruptura puede llegar a ser devastadora, algo que como coach especializada en divorcio y relaciones, Andrea López Bruno conoce a fondo, por lo que recomienda 3 herramientas imprescindibles para superarlo.
Lo 1º, el contacto cero con la expareja de al menos 3 semanas. “Cuanto antes comiences, antes sanarás. Aunque nunca es tarde para hacerlo”.
Por otro lado, dedicarse tiempo a uno mismo y hacer cosas que nos motiven;
y por último, buscar apoyo en la gente que nos quiere.
UN DIVORCIO AMISTOSO: LA MEJOR DE LAS VÍAS
Si a lo duro que resulta gestionar emocionalmente una ruptura, le sumamos la parte económica, entendemos por qué los divorcios a menudo terminan en una batalla en la que ambas partes ven resentida su economía.
LOS DISTINTOS REGÍMENES MATRIMONIALES
Existen distintos regímenes matrimoniales, que repercutirán en la economía de cada individuo de forma distinta a la hora de divorciarse.
UN DIVORCIO AMISTOSO: LA MEJOR DE LAS VÍAS
Si a lo duro que resulta gestionar emocionalmente una ruptura, le sumamos la parte económica, entendemos por qué los divorcios a menudo terminan en una batalla en la que ambas partes ven resentida su economía.
Adriana Auset, abogada especialista en derecho de familia, nos recuerda que es un auténtico reto personal y financiero. “Puesto que levantarse es obligatorio, y con el objetivo de no caer en la ruina económica y laboral, recomiendo seguir las siguientes pautas de cara a conseguir un acuerdo amistoso de divorcio”:
Voluntad y actitud positiva. “Somos adultos, hay que apartar los resentimientos o de lo contrario se puede perder un tiempo la concentración laboral y resultar menos productivo con todas las consecuencias negativas profesionales que puede conllevar”. Auset invita a concentrarse en la superación profesional y a trabajar con más fuerza para mejorar los ingresos, en lugar de centrarse en los pensamientos negativos de la ruptura.
Priorizar los gastos de los hijos. “Son los que sufren realmente las consecuencias de la ruptura de los progenitores”, por lo que, en la medida de lo posible, no debería ver alteradas sus rutinas y actividades.
Predisposición y compromiso. Según la abogada, el más capacitado económicamente debería estar dispuesto a asumir mayor carga en los gastos comunes tras el divorcio, aunque siempre con el compromiso de una mejora de la situación laboral y económica, de la otra parte.
Préstamos personales. Lo ideal sería cancelarlos, pero de no ser posible, “habrá que ser transparente y reconocer cuál de los miembros de la pareja está utilizando el bien adquirido con el préstamo, y descargar a la otra parte del mismo si fue suscrito por ambos con la entidad bancaria”.
La vivienda. “Es el momento de diseñar el destino de la vivienda que ha sido familiar en el caso de que ambos miembros de la pareja la hubieran adquirido al 50% asumiendo una carga hipotecaria”. Toca decidir si se vende a un 3º, se cancela o si 1 de los 2 pretende seguir residiendo en ella. “Si tiene capacidad económica, se adjudica la mitad indivisa del otro mediante un procedimiento de disposición de bienes comunes, compensándole mediante un precio”.
Voluntad y actitud positiva. “Somos adultos, hay que apartar los resentimientos o de lo contrario se puede perder un tiempo la concentración laboral y resultar menos productivo con todas las consecuencias negativas profesionales que puede conllevar”. Auset invita a concentrarse en la superación profesional y a trabajar con más fuerza para mejorar los ingresos, en lugar de centrarse en los pensamientos negativos de la ruptura.
Priorizar los gastos de los hijos. “Son los que sufren realmente las consecuencias de la ruptura de los progenitores”, por lo que, en la medida de lo posible, no debería ver alteradas sus rutinas y actividades.
Predisposición y compromiso. Según la abogada, el más capacitado económicamente debería estar dispuesto a asumir mayor carga en los gastos comunes tras el divorcio, aunque siempre con el compromiso de una mejora de la situación laboral y económica, de la otra parte.
Préstamos personales. Lo ideal sería cancelarlos, pero de no ser posible, “habrá que ser transparente y reconocer cuál de los miembros de la pareja está utilizando el bien adquirido con el préstamo, y descargar a la otra parte del mismo si fue suscrito por ambos con la entidad bancaria”.
La vivienda. “Es el momento de diseñar el destino de la vivienda que ha sido familiar en el caso de que ambos miembros de la pareja la hubieran adquirido al 50% asumiendo una carga hipotecaria”. Toca decidir si se vende a un 3º, se cancela o si 1 de los 2 pretende seguir residiendo en ella. “Si tiene capacidad económica, se adjudica la mitad indivisa del otro mediante un procedimiento de disposición de bienes comunes, compensándole mediante un precio”.
LOS DISTINTOS REGÍMENES MATRIMONIALES
Existen distintos regímenes matrimoniales, que repercutirán en la economía de cada individuo de forma distinta a la hora de divorciarse.
Afortunadamente, cada día es más común que las parejas se informen al respecto antes de empezar a convivir, llegando incluso a firmar acuerdos prematrimoniales de cara a evitar futuros conflictos.
Adriana Auset, explica las diferencias que existen entre cada uno de estos contratos:
Régimen de matrimoniales. Los bienes y los sueldos adquiridos por cada uno de los miembros de la pareja durante el matrimonio son administrados por cada titular a su conveniencia, y cuando se liquida el matrimonio, ambos mantendrán la titularidad privativa de dichos bienes.
Régimen de gananciales. Los bienes y los sueldos adquiridos durante el matrimonio se hacen comunes, excepto aquellos que provengan de una herencia y, por lo tanto, en el momento de liquidar el matrimonio, los bienes, sueldos y deudas se liquidarán al 50% entre los cónyuges.
Régimen de participación: Los cónyuges ostentan la titularidad de los bienes privativos de cada uno, si bien cada uno tiene derecho a participar en las ganancias del otro.
La abogada añade que con independencia del régimen económico matrimonial que se tenga, las pensiones de los hijos se acuerdan en proporción a los gastos de los hijos y a los ingresos de los padres: “quien tiene mayores ingresos asumirá mayor proporción en el pago de los gastos de sus hijos, tanto en los gastos ordinarios como extraordinarios”.
Del mismo modo, recuerda, que la pensión compensatoria se puede otorgar al miembro de la pareja que se haya dedicado al trabajo para el hogar y al cuidado de los hijos y, por lo tanto, a la hora del divorcio, queda en situación de desequilibrio económico.
PREVENCIÓN PARA UN DIVORCIO FELIZ
Auset señala que los pagos de las cargas es uno de los motivos de tensión más frecuente en la pareja, y esto es, sobre todo, por la desigualdad salarial que existe. No hay una fórmula mágica, aunque su experiencia le dice que lo mejor es mantener cuentas separadas que otorguen mayor libertad y autonomía financiera.
Adriana Auset, explica las diferencias que existen entre cada uno de estos contratos:
Régimen de matrimoniales. Los bienes y los sueldos adquiridos por cada uno de los miembros de la pareja durante el matrimonio son administrados por cada titular a su conveniencia, y cuando se liquida el matrimonio, ambos mantendrán la titularidad privativa de dichos bienes.
Régimen de gananciales. Los bienes y los sueldos adquiridos durante el matrimonio se hacen comunes, excepto aquellos que provengan de una herencia y, por lo tanto, en el momento de liquidar el matrimonio, los bienes, sueldos y deudas se liquidarán al 50% entre los cónyuges.
Régimen de participación: Los cónyuges ostentan la titularidad de los bienes privativos de cada uno, si bien cada uno tiene derecho a participar en las ganancias del otro.
La abogada añade que con independencia del régimen económico matrimonial que se tenga, las pensiones de los hijos se acuerdan en proporción a los gastos de los hijos y a los ingresos de los padres: “quien tiene mayores ingresos asumirá mayor proporción en el pago de los gastos de sus hijos, tanto en los gastos ordinarios como extraordinarios”.
Del mismo modo, recuerda, que la pensión compensatoria se puede otorgar al miembro de la pareja que se haya dedicado al trabajo para el hogar y al cuidado de los hijos y, por lo tanto, a la hora del divorcio, queda en situación de desequilibrio económico.
PREVENCIÓN PARA UN DIVORCIO FELIZ
Auset señala que los pagos de las cargas es uno de los motivos de tensión más frecuente en la pareja, y esto es, sobre todo, por la desigualdad salarial que existe. No hay una fórmula mágica, aunque su experiencia le dice que lo mejor es mantener cuentas separadas que otorguen mayor libertad y autonomía financiera.
Eso sí, también toca aprender a ser justos en el reparto proporcional del sueldo a la hora de ingresar en la cuenta bancaria común para gastos.
“Todo esto no será posible sin un verdadero aprendizaje en la pareja a la hora de tomar decisiones económicas juntos. Hay que forzar una labor didáctica para entender qué aporta cada uno, quizás uno en cantidad económica y otro en la organización familiar y con los hijos.
“Todo esto no será posible sin un verdadero aprendizaje en la pareja a la hora de tomar decisiones económicas juntos. Hay que forzar una labor didáctica para entender qué aporta cada uno, quizás uno en cantidad económica y otro en la organización familiar y con los hijos.
De lograrse el objetivo de la comprensión completa de la pareja en dicho aspecto, y si además se consiguen generar ahorros para imprevistos, se pueden evitar situaciones de crisis que desemboquen en una ruptura”.
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