El alarmante aumento de jubilaciones en la carrera judicial. "La tormenta perfecta llega a los tribunales".
La tormenta perfecta llega a los tribunales: todos los datos apuntan a que se avecina una década de jubilaciones masivas de jueces, lo que afectará de lleno a la protección de los derechos de los ciudadanos… si nadie lo remedia.
La carrera judicial está experimentando un fenómeno alarmante en los últimos años: un aumento más que significativo en el número de jubilaciones.
Y esto no ha hecho más que empezar.
Causas del aumento de jubilaciones en la carrera judicial.
Varias razones contribuyen al aumento de las jubilaciones en la carrera judicial. En 1º lugar, se encuentra el envejecimiento de la población en general, lo que también afecta a los propios jueces. Muchos han llegado a la edad en la que pueden retirarse, lo que naturalmente lleva a un aumento en las jubilaciones. Además, en una aparente tormenta perfecta, se ha de tener en cuenta que en el próximo decenio tendrán lugar las jubilaciones de los nacidos durante el periodo denominado del “baby boom”.
A ello debemos sumar 2 causas fundamentales que, entrelazadas y retroalimentadas, constituyen un auténtico problema para los integrantes de la carrera judicial: el aumento, aparentemente imparable, de la carga de trabajo y la falta de incentivos que verdaderamente estimule la continuación en el desarrollo de la labor judicial ante la ausencia de una carrera profesional definida.
Así, por un lado, el aumento constante de la carga de trabajo en el sistema judicial genera una situación de estrés insostenible para muchos jueces.
Posibles soluciones y medidas a tomar
Para abordar el alarmante aumento de jubilaciones en la carrera judicial, es necesario considerar diversas medidas. En 1º lugar, es prioritario el aumento de la plantilla de jueces. Actualmente hay 11,26 jueces por cada 100.000 habitantes, cuando la media europea es de 17,6. El Gobierno debe diseñar un plan estratégico para los próximos años con una oferta pública nunca vista para los opositores a jueces, que permita, al menos de forma parcial, atemperar las dramáticas consecuencias de las jubilaciones masivas de la carrera judicial.
En 2º lugar, se necesita avanzar en la modernización de la Justicia, optimizando recursos que permitan mejorar la eficiencia y disminuir la carga de trabajo de los jueces, reduciendo la litigiosidad.
Y, en 3º lugar, es urgente la implementación de una carrera profesional en la judicatura. Esto supondría el reconocimiento de la experiencia y el desempeño, fomentando la especialización en áreas específicas del derecho, lo que mejora la eficiencia y la calidad de las decisiones judiciales y ofrece un incentivo intrínseco para que los jueces permanezcan en la profesión a largo plazo y sigan contribuyendo con su experiencia al mantenimiento de elevados estándares de calidad.
Antes de 2032, como no se tomen medidas a tiempo, se jubilará más del 33% de la actual carrera judicial.
Nos enfrentamos a un reto mayúsculo que puede asestar el golpe definitivo a una carrera judicial ya abandonada a su suerte desde hace décadas. Pero esto no es un problema solo de jueces. Las consecuencias se proyectarán y dejarán sentir sobre la columna vertebral del Estado de Derecho, dejando desprotegidos los derechos fundamentales de la ciudadanía sin garantía de una justicia imparcial e independiente.
Evolución de las jubilaciones en la carrera judicial.
Consultando el escalafón de la carrera judicial, se observa que entre 2022 y 2031, un total de 1.243 jueces cumplirían 70 años. Es un número extraordinariamente elevado (un 23% de la carrera actual).
Sin embargo, si analizamos en profundidad las jubilaciones de los jueces (publicadas diariamente en el Boletín Oficial del Estado) observamos como al número de jubilaciones forzosas (por cumplir 70 años) se le suman las jubilaciones voluntarias y anticipadas. El lector podrá suponer, como es lógico, que resulta imposible predecir el número de jubilaciones voluntarias y anticipadas que se producirán durante los próximos años, pero usando la estadística podemos aproximarnos a esa cifra.
Entre los años 2018 y 2022 se jubilaron un total de 430 jueces, de los que 230 lo hicieron por llegar a la edad legal de jubilación. Esto significa que, en ese periodo de 5 años, se jubilaron de forma voluntaria y anticipada 200 jueces, lo que supone un 46,5% del total.
De seguir con esta dinámica en los años que quedan hasta 2031, y siempre en términos aproximados, dada cuenta de lo volátil del dato (principalmente porque las jubilaciones voluntarias distorsionan el número de jubilaciones forzosas previstas) puede afirmarse, siendo realistas, que la cifra de jubilaciones totales superará las 1.700.
Nos enfrentamos a un reto mayúsculo que puede asestar el golpe definitivo a una carrera judicial ya abandonada a su suerte desde hace décadas. Pero esto no es un problema solo de jueces. Las consecuencias se proyectarán y dejarán sentir sobre la columna vertebral del Estado de Derecho, dejando desprotegidos los derechos fundamentales de la ciudadanía sin garantía de una justicia imparcial e independiente.
Evolución de las jubilaciones en la carrera judicial.
Consultando el escalafón de la carrera judicial, se observa que entre 2022 y 2031, un total de 1.243 jueces cumplirían 70 años. Es un número extraordinariamente elevado (un 23% de la carrera actual).
Sin embargo, si analizamos en profundidad las jubilaciones de los jueces (publicadas diariamente en el Boletín Oficial del Estado) observamos como al número de jubilaciones forzosas (por cumplir 70 años) se le suman las jubilaciones voluntarias y anticipadas. El lector podrá suponer, como es lógico, que resulta imposible predecir el número de jubilaciones voluntarias y anticipadas que se producirán durante los próximos años, pero usando la estadística podemos aproximarnos a esa cifra.
Entre los años 2018 y 2022 se jubilaron un total de 430 jueces, de los que 230 lo hicieron por llegar a la edad legal de jubilación. Esto significa que, en ese periodo de 5 años, se jubilaron de forma voluntaria y anticipada 200 jueces, lo que supone un 46,5% del total.
De seguir con esta dinámica en los años que quedan hasta 2031, y siempre en términos aproximados, dada cuenta de lo volátil del dato (principalmente porque las jubilaciones voluntarias distorsionan el número de jubilaciones forzosas previstas) puede afirmarse, siendo realistas, que la cifra de jubilaciones totales superará las 1.700.
Eso representa el 33% de la carrera judicial actual.
Este desolador panorama aún podría empeorar.
Este desolador panorama aún podría empeorar.
Hasta el 3º trimestre de este año 2023, se habían jubilado 74 jueces: 33 de forma forzosa y 41 de forma voluntaria y anticipada. Es decir, más del 55% de las jubilaciones de este año no son por llegar a la edad legal.
Aún es pronto para afirmar que, en términos estadísticos, estemos en el inicio de una tendencia, pero el horizonte es preocupante.
Causas del aumento de jubilaciones en la carrera judicial.
Varias razones contribuyen al aumento de las jubilaciones en la carrera judicial. En 1º lugar, se encuentra el envejecimiento de la población en general, lo que también afecta a los propios jueces. Muchos han llegado a la edad en la que pueden retirarse, lo que naturalmente lleva a un aumento en las jubilaciones. Además, en una aparente tormenta perfecta, se ha de tener en cuenta que en el próximo decenio tendrán lugar las jubilaciones de los nacidos durante el periodo denominado del “baby boom”.
A ello debemos sumar 2 causas fundamentales que, entrelazadas y retroalimentadas, constituyen un auténtico problema para los integrantes de la carrera judicial: el aumento, aparentemente imparable, de la carga de trabajo y la falta de incentivos que verdaderamente estimule la continuación en el desarrollo de la labor judicial ante la ausencia de una carrera profesional definida.
Así, por un lado, el aumento constante de la carga de trabajo en el sistema judicial genera una situación de estrés insostenible para muchos jueces.
La creciente litigiosidad en la sociedad ha llevado a un incremento significativo en el número de casos que llegan a los tribunales.
Esta sobrecarga de trabajo no solo afecta la calidad de la administración de justicia, sino que también tiene un impacto directo en la salud de los jueces, lo que precipita sus jubilaciones voluntarias y anticipadas.
Por otro lado, la falta de un sistema de incentivos claro y una carrera profesional en la judicatura pervierte el horizonte laboral y personal del Juez. Cuando los jueces no tienen un camino claro de desarrollo profesional que reconozca su experiencia y competencia, es más que probable que busquen otras oportunidades profesionales o consideren la jubilación anticipada como una opción atractiva.
Esto no solo pone en peligro la calidad de la justicia actual en un país democrático, sino que también pone en riesgo la garantía de la estabilidad y la integridad de la judicatura en el medio y largo plazo.
Por otro lado, la falta de un sistema de incentivos claro y una carrera profesional en la judicatura pervierte el horizonte laboral y personal del Juez. Cuando los jueces no tienen un camino claro de desarrollo profesional que reconozca su experiencia y competencia, es más que probable que busquen otras oportunidades profesionales o consideren la jubilación anticipada como una opción atractiva.
Esto no solo pone en peligro la calidad de la justicia actual en un país democrático, sino que también pone en riesgo la garantía de la estabilidad y la integridad de la judicatura en el medio y largo plazo.
Posibles soluciones y medidas a tomar
Para abordar el alarmante aumento de jubilaciones en la carrera judicial, es necesario considerar diversas medidas. En 1º lugar, es prioritario el aumento de la plantilla de jueces. Actualmente hay 11,26 jueces por cada 100.000 habitantes, cuando la media europea es de 17,6. El Gobierno debe diseñar un plan estratégico para los próximos años con una oferta pública nunca vista para los opositores a jueces, que permita, al menos de forma parcial, atemperar las dramáticas consecuencias de las jubilaciones masivas de la carrera judicial.
En 2º lugar, se necesita avanzar en la modernización de la Justicia, optimizando recursos que permitan mejorar la eficiencia y disminuir la carga de trabajo de los jueces, reduciendo la litigiosidad.
Y, en 3º lugar, es urgente la implementación de una carrera profesional en la judicatura. Esto supondría el reconocimiento de la experiencia y el desempeño, fomentando la especialización en áreas específicas del derecho, lo que mejora la eficiencia y la calidad de las decisiones judiciales y ofrece un incentivo intrínseco para que los jueces permanezcan en la profesión a largo plazo y sigan contribuyendo con su experiencia al mantenimiento de elevados estándares de calidad.
Una carrera profesional bien estructurada permite retener el talento judicial.
Las jubilaciones masivas que experimentará la carrera judicial la próxima década marcarán de forma definitoria lo qué somos como Estado de Derecho y a qué aspiramos en un futuro no ya tan lejano.
Las jubilaciones masivas que experimentará la carrera judicial la próxima década marcarán de forma definitoria lo qué somos como Estado de Derecho y a qué aspiramos en un futuro no ya tan lejano.
No en vano, las medidas que se tomen en respuesta a este desafío determinarán la integridad de nuestro sistema judicial.
Y en este devenir es fundamental que esas soluciones vengan innegociablemente acompañadas de un compromiso inquebrantable con la imparcialidad, la transparencia y la independencia judicial.
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