Dicen que tiene mucho futuro pero poco presente y así lleva 10 años. La mediación no termina de despegar en nuestro país a pesar de todas las bondades que se le otorgan: puede solucionar en meses lo que en los tribunales tarda de 6 a 10 años, es mucho más barata, menos estresante y sobre todo: eficaz.
Toñi Fernández, Cadena SER, Madrid, 02/11/2022 -
Rocío Sampere y Pilar Azorín son procuradoras y mediadoras convencidas, expertas en saber qué es lo que está fallando "los motivos económicos son clarísimos. Rocío y yo hemos mediado en una mediación de unos terrenos en Tarancón que era una mediación millonaria. Como procuradoras habríamos cobrado 10, 15 y hasta 20 veces más siendo procuradoras de esta división de herencia. Hemos cobrado muchísimo menos pero estamos muy satisfechas". Y el caso se ha resuelto en meses en lugar de años; y los tribunales tienen un expediente menos en su colapso habitual. Hay que seguir la pista del dinero para buscar las razones por las que la mediación -a pesar de sus muchas virtudes- no termina de despegar en este país. "Los intereses privados intentan que no funcione" apunta Rocío Sampere. La frase la continúa Rocío Azorín: "esos intereses privados con muy grandes, empezando por los despachos de abogados al que le interesa hacer números. Cuando tú tienes un bien que has heredado de tu madre y yo soy tu abogado, te voy a abocar a una división de herencia. Ese piso va a pagar mis honorarios, no tengo ningún problema que estés pleiteando con tus hermanos durante 10 años".
Incluso la lentitud de la justicia sirve como excusa o como estrategia:
"En una demanda siempre hay alguien al que le interesa que corra. Cuanto más tarde pierda mejor" subraya Sampere. En ese instante Azorín pone un ejemplo: "los bancos".
Por 8 euros
Luego está el detalle del desconocimiento: muchos despachos de abogados ignoran el atajo de la mediación a la hora de solucionar conflictos. Además, temen dejar de ser el epicentro del caso, ceder el control, a pesar de que cualquier proceso de mediación debe contar con la supervisión de un letrado y de un juez. Y ahí descansa otro escollo, porque los jueces tienen un plus por sentencias puestas y en ese ratio no computa la mediación, "qué juez nos va a ayudar si esto sigue así".
Se queja Pilar Azorín que en seguida añade otro motivo que juega en contra de la cultura del acuerdo "la sociedad española es muy pleiteadora, muy querulante -palabra, que reconoce, le fascina-". Estas procuradoras han sido testigos de cómo el engranaje judicial se ponía en marcha por ¡8 €!; y eso atasca la justicia de todos. "Me dan ganas de ponerlos yo", rematan.
La futura ley de Eficiencia Procesal intentará evitar este tipo de casos al castigar "el abuso del servicio público de justicia" y obligar a pagar las costas, aunque se gane el procedimiento si antes no se ha intentado llegar a un acuerdo con la otra parte.
La futura ley de Eficiencia Procesal intentará evitar este tipo de casos al castigar "el abuso del servicio público de justicia" y obligar a pagar las costas, aunque se gane el procedimiento si antes no se ha intentado llegar a un acuerdo con la otra parte.
La gran mayoría de las sentencias de contenido económico no se ejecutan
Rocío Sampere y Pilar Azorín subrayan una y otra vez que la mediación es más rápida, barata y sobre todo eficaz porque sus acuerdos se cumplen en el 100 % de los casos. Sin embargo: en los tribunales 3 de cada 4 sentencias de trascendencia económica NO se llegan a ejecutar jamás, según una encuesta de Sigma 2 que recoge el Colegio de Procuradores.
Rocío Sampere y Pilar Azorín subrayan una y otra vez que la mediación es más rápida, barata y sobre todo eficaz porque sus acuerdos se cumplen en el 100 % de los casos. Sin embargo: en los tribunales 3 de cada 4 sentencias de trascendencia económica NO se llegan a ejecutar jamás, según una encuesta de Sigma 2 que recoge el Colegio de Procuradores.
"De qué sirve que te dé la razón el juez si no vas a obtener nunca lo que pone en la sentencia. O bien porque el pollo en cuestión que te debe dinero se esfuma o hace sociedades una encima de otra y no puedes ejecutar. Si tú solucionas ese problema con una mediación a lo mejor en vez de 100 cobras 75 o en lugar de cobrar de una tacada lo haces de 4 o te pagan en servicios si es una mediación empresarial" explica Azorín.
En mitad de una sesión
En torno a la mesa ovalada que ocupamos se sientan 4 hermanos. Comienza la sesión. Tras las gracias oportunas y un guión en la mano Rocío confirma lo escrito "vuestra solicitud de mediación es sobre una liquidación de bienes que adquiristeis en herencia de vuestros padres; es así?", los hermanos responden afirmativamente y Pilar recuerda que las mediadoras son imparciales y que todos tendrán el mismo tiempo en cada turno de palabra. Además, se pueden levantar cuando quieran.
Aquí el conflicto se mira a los ojos. En los tribunales o no se hace, o no hace falta; pero en este espacio reducido, -más pequeño e íntimo que muchos de sus comedores-, no se puede pasar mucho tiempo sin observar al otro, sin escucharlo, sin intentar responder. El contacto fluye, las líneas rojas palidecen, el acuerdo empieza a gestarse entre estos hermanos que reconocen los avances y hablan sin nombres porque todo el proceso está guardado por una férrea confidencialidad: "estás en un mundo previo a la mediación que estás en una bola y esa bola se va disolviendo". Reconoce una de las hermanas. Otra habla de un muro frente al que asuntos que se antojan importantes dejan de serlo. "Este proceso te ayuda a caminar". Un 3º insiste en el diálogo y en posturas que se acercan.
En la mediación NO se habla de sentimientos personales. Hoy, sin buscarlo, algunas emociones se han deslizado junto a los desacuerdos, los fríos números y las herencias por repartir. Las mediadoras, sonríen.
En torno a la mesa ovalada que ocupamos se sientan 4 hermanos. Comienza la sesión. Tras las gracias oportunas y un guión en la mano Rocío confirma lo escrito "vuestra solicitud de mediación es sobre una liquidación de bienes que adquiristeis en herencia de vuestros padres; es así?", los hermanos responden afirmativamente y Pilar recuerda que las mediadoras son imparciales y que todos tendrán el mismo tiempo en cada turno de palabra. Además, se pueden levantar cuando quieran.
Aquí el conflicto se mira a los ojos. En los tribunales o no se hace, o no hace falta; pero en este espacio reducido, -más pequeño e íntimo que muchos de sus comedores-, no se puede pasar mucho tiempo sin observar al otro, sin escucharlo, sin intentar responder. El contacto fluye, las líneas rojas palidecen, el acuerdo empieza a gestarse entre estos hermanos que reconocen los avances y hablan sin nombres porque todo el proceso está guardado por una férrea confidencialidad: "estás en un mundo previo a la mediación que estás en una bola y esa bola se va disolviendo". Reconoce una de las hermanas. Otra habla de un muro frente al que asuntos que se antojan importantes dejan de serlo. "Este proceso te ayuda a caminar". Un 3º insiste en el diálogo y en posturas que se acercan.
En la mediación NO se habla de sentimientos personales. Hoy, sin buscarlo, algunas emociones se han deslizado junto a los desacuerdos, los fríos números y las herencias por repartir. Las mediadoras, sonríen.
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