Alberto Senante, 27/07/2022
Los estatutos de autonomía, la crisis de valores, la falta de civismo, o el modelo productivo. Estas son algunos de los temas que según la última encuesta del CIS preocupan a los españoles más que la violencia de género. Solo el 0,1% de los encuestados en el barómetro de julio señalaron la violencia contra las mujeres como la 1ª de sus preocupaciones, por lo que ésta ocuparía el puesto 40 en la lista de 1ª inquietudes de la población. Como 2º problema lo menciona ese mismo porcentaje, y como 3º asciende tan solo al 0,3%.
La suma de esos 3 datos en septiembre de 2019 era del 6,6%, 13 veces más que las cifras actuales.
Los asesinatos machistas son la muestra más brutal de la violencia de género. En lo que va de año se han producido 25, por lo que de seguir este macabro ritmo, volveríamos a terminar el 2022 cerca de los años anteriores, con más de 40 víctimas mortales. Se trata de cifras similares, o incluso superiores, a las de las muertes causadas por el terrorismo de ETA en la década de los 80. Entonces, alrededor de 1 de cada 3 españoles señalaba el terrorismo como uno de los principales problemas del país.
Pero como en el caso del terrorismo, la violencia de género es mucho más que los asesinatos. Son amenazas, es miedo a decir lo que piensas, es que te secuestren tu día a día, tus ideas, tu forma de ser. De acuerdo a la macroencuesta del Ministerio de Igualdad de 2019, más de la mitad de las mujeres mayores de 16 años habían sufrido algún tipo de violencia por ser mujeres. El 40% señaló haber sufrido acoso sexual, el 21% violencia física. Según la estimación del estudio, más de 450.000 mujeres residentes en España habían sido violadas alguna vez en su vida.
A pesar de estos datos, y de que desde 2003 las víctimas mortales por violencia machista suman 1.152, “seguimos sin ver la violencia de género como una cuestión de Estado, sino como un fenómeno individual”, lamenta Carmen Ruiz, profesora de Sociología en la Universidad de Jaén quien explica los datos del CIS desde varios ángulos. Por una parte, el protagonismo en los medios de comunicación de otros temas como la guerra en Ucrania o los problemas económicos.
Los asesinatos machistas son la muestra más brutal de la violencia de género. En lo que va de año se han producido 25, por lo que de seguir este macabro ritmo, volveríamos a terminar el 2022 cerca de los años anteriores, con más de 40 víctimas mortales. Se trata de cifras similares, o incluso superiores, a las de las muertes causadas por el terrorismo de ETA en la década de los 80. Entonces, alrededor de 1 de cada 3 españoles señalaba el terrorismo como uno de los principales problemas del país.
Pero como en el caso del terrorismo, la violencia de género es mucho más que los asesinatos. Son amenazas, es miedo a decir lo que piensas, es que te secuestren tu día a día, tus ideas, tu forma de ser. De acuerdo a la macroencuesta del Ministerio de Igualdad de 2019, más de la mitad de las mujeres mayores de 16 años habían sufrido algún tipo de violencia por ser mujeres. El 40% señaló haber sufrido acoso sexual, el 21% violencia física. Según la estimación del estudio, más de 450.000 mujeres residentes en España habían sido violadas alguna vez en su vida.
A pesar de estos datos, y de que desde 2003 las víctimas mortales por violencia machista suman 1.152, “seguimos sin ver la violencia de género como una cuestión de Estado, sino como un fenómeno individual”, lamenta Carmen Ruiz, profesora de Sociología en la Universidad de Jaén quien explica los datos del CIS desde varios ángulos. Por una parte, el protagonismo en los medios de comunicación de otros temas como la guerra en Ucrania o los problemas económicos.
En 2º lugar, porque el objeto de debate dentro del movimiento feminista se ha trasladado en los últimos meses a otros temas como la Ley Trans.
Pero lo que más preocupa a Ruiz es “la reacción patriarcal” al auge feminista de los últimos años y cómo determinados bulos y discursos de la extrema derecha están calando, sobre todo en los jóvenes.
Pero lo que más preocupa a Ruiz es “la reacción patriarcal” al auge feminista de los últimos años y cómo determinados bulos y discursos de la extrema derecha están calando, sobre todo en los jóvenes.
“Vas a dar charla a un grado y dicen que la mayoría de las denuncias son falsas, o que si una mujer dice que la ha violado, solo con eso el chico irá 40 años a la cárcel. Pero si les enseñas las cifras reales te dicen que son mentira. Su verdad se construye en twitter o en forocoches”.
Una preocupación que confirma el estudio de la Fundación FAD Juventud de 2021 que señalaba que 1 de cada 5 chicos jóvenes negaba directamente la existencia de la violencia de género y un porcentaje similar defendía comportamientos controladores como mirar el móvil de tu pareja. Mientras que 7 de cada 10 de las jóvenes encuestadas sí señalaban la violencia de género como “un problema social muy grave”. “Creemos que las cosas están conseguidas porque tenemos leyes, pero no estamos trabajando la parte de la prevención”, subraya la socióloga, que reconoce que los índices de preocupación por este tema en el CIS “nunca han llegado a ser muy altos”, y señala que el descenso muestra que, pese a los avances, “las ideas feministas no se han asentado” en nuestro país.
Una violencia “normalizada”
Cuando el CIS matiza la pregunta y plantea cuáles son los 3 problemas que “a ud personalmente le afectan más”, los índices sobre violencia o desigualdad de género tampoco son mucho más elevados.
Una preocupación que confirma el estudio de la Fundación FAD Juventud de 2021 que señalaba que 1 de cada 5 chicos jóvenes negaba directamente la existencia de la violencia de género y un porcentaje similar defendía comportamientos controladores como mirar el móvil de tu pareja. Mientras que 7 de cada 10 de las jóvenes encuestadas sí señalaban la violencia de género como “un problema social muy grave”. “Creemos que las cosas están conseguidas porque tenemos leyes, pero no estamos trabajando la parte de la prevención”, subraya la socióloga, que reconoce que los índices de preocupación por este tema en el CIS “nunca han llegado a ser muy altos”, y señala que el descenso muestra que, pese a los avances, “las ideas feministas no se han asentado” en nuestro país.
Una violencia “normalizada”
Cuando el CIS matiza la pregunta y plantea cuáles son los 3 problemas que “a ud personalmente le afectan más”, los índices sobre violencia o desigualdad de género tampoco son mucho más elevados.
A María Olivella, coordinadora de la Unidad de Igualdad de la Universitat Oberta de Catalunya, no se le sorprenden estos datos, y también los achaca sobre todo a que las respuestas están muy vinculadas a una actualidad informativa copada por la guerra y los problemas económicos.
“Cualquier mujer sabe que a veces tiene miedo, pero es una violencia que hemos normalizado”, apunta Olivella, que pone como ejemplo otro de los principales problemas comunes, el acceso a la vivienda que afecta a una gran parte de población, pero que nos hemos acostumbrado a vivir como una cuestión individual, sin que se produzca una alarma social, y sobre todo mediática, similar a la que se produce con los robos en la calle.
En su trabajo en la UOC, esta doctora en Antropología, dice encontrarse “cotidianamente” casos de acoso de hombres que quieren demostrar así su poder. Según ella, a pesar de los importantes avances legislativos, los roles de género siguen estando muy presentes en toda la sociedad, también en los más jóvenes. Y aunque haya un pequeño grupo que se rebele contra ellos, una mayoría reacciona a ese movimiento aferrándose aún más a esos roles que discriminan a las mujeres.
Para Olivella, que la violencia de género deje ser considerada un problema personal y pase a ser visto como una cuestión de estado, una lacra que nos afecta a todos, ha sido uno de los ejes del trabajo del feminismo durante años. “¿Cómo puede ser que ciudadanos adaptados maten a sus parejas? No es normal que pase eso, no es inevitable, es la punta del iceberg de una discriminación. Pero si hablamos de la punta también tenemos que hablar de todo el iceberg, de lo que pasa en las empresas, en las familias, lo que hacen los amigos, las parejas…”.
“Cualquier mujer sabe que a veces tiene miedo, pero es una violencia que hemos normalizado”, apunta Olivella, que pone como ejemplo otro de los principales problemas comunes, el acceso a la vivienda que afecta a una gran parte de población, pero que nos hemos acostumbrado a vivir como una cuestión individual, sin que se produzca una alarma social, y sobre todo mediática, similar a la que se produce con los robos en la calle.
En su trabajo en la UOC, esta doctora en Antropología, dice encontrarse “cotidianamente” casos de acoso de hombres que quieren demostrar así su poder. Según ella, a pesar de los importantes avances legislativos, los roles de género siguen estando muy presentes en toda la sociedad, también en los más jóvenes. Y aunque haya un pequeño grupo que se rebele contra ellos, una mayoría reacciona a ese movimiento aferrándose aún más a esos roles que discriminan a las mujeres.
Para Olivella, que la violencia de género deje ser considerada un problema personal y pase a ser visto como una cuestión de estado, una lacra que nos afecta a todos, ha sido uno de los ejes del trabajo del feminismo durante años. “¿Cómo puede ser que ciudadanos adaptados maten a sus parejas? No es normal que pase eso, no es inevitable, es la punta del iceberg de una discriminación. Pero si hablamos de la punta también tenemos que hablar de todo el iceberg, de lo que pasa en las empresas, en las familias, lo que hacen los amigos, las parejas…”.
Y para terminar deja en el aire una pregunta que escocerá responder: “¿están los hombres dispuestos a hablar de todo eso?”
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