...... Infidelidad, estrés o “salir del armario”.
AEAFA analiza cuáles son las causas más habituales por las que las parejas deciden divorciarse. ¿Quieres conocer cuáles son y cómo abordarlas?
AEAFA analiza cuáles son las causas más habituales por las que las parejas deciden divorciarse. ¿Quieres conocer cuáles son y cómo abordarlas?
E. SORIANO, 20-01-2022
El desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo, son algunas de las causas más aducidas por los españoles a la hora de justificar el divorcio de sus parejas. Así consta en el último informe del Observatorio del Derecho de Familia de Abogados de Familia (Aeafa), una encuesta remitida el pasado mes de diciembre a sus 3.000 letrados asociados y cuyos resultados se han publicado este jueves.
Como 1º motivo, los abogados citan el estrés generado al intentar conciliar el trabajo y el cuidado de los hijos. En opinión del vocal de la AEAFA, Álvaro Iraizoz Reclusa, “este estrés puede provocar múltiples discusiones, algunas por motivos intrascendentes, desembocando en el peor de los casos en el abandono, el desprecio o la indiferencia absoluta hacia el otro miembro de la pareja” . “La excesiva dedicación al trabajo, la complicada conciliación laboral y familiar o la frecuente sobrecarga de uno de los miembros de la pareja en las labores de la crianza y las propias del mantenimiento del hogar, entre otros aspectos, propician la ruptura”, añade el especialista en derecho familiar.
Según numerosas estadísticas, el grupo de edad que concentra más divorcios comprende edades entre los 40 y 50 años. Es decir, aquellos que a menudo se encuentran inmersos en plena crianza. “Se trata de una etapa crítica”, abunda Iraizoz. Los abogados que cada día afrontan crisis familiares atribuyen el 2º motivo de separación al “desenamoramiento”, que en ocasiones coinciden con el inicio de una relación con una 3ª persona.
Las 12 razones de divorcio más comunes según Aeafa
1- El desgaste, alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo.
2- Desenamoramiento. A veces, acompañado del inicio de una relación con una 3ª persona.
3- Infidelidades.
4- Dificultades económicas. “Hacen cierto el dicho de que cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana”, afirma Iraizoz.
5- Discrepancias que surgen a raíz de la crianza y de la educación de los hijos. Se pone en evidencia estilos de vida y valores completamente distintos.
6- La excesiva presencia de las respectivas familias políticas que generalmente ayudan, pero que a veces también ahogan. Sobre todo, cuando uno de los miembros de la pareja mantiene vínculos de excesiva dependencia con su familia de origen.
7- Irritabilidad o mal carácter. En casa, con nuestros más íntimos, se nos caen las caretas. Aprovechamos la confianza de aquellos que más nos quieren y que nos necesitan para sacar la peor de nuestras versiones. ¿Nuestro verdadero yo?
8- Elección de una pareja con un carácter incompatible e irreconciliable con el nuestro.
9- Adicciones.
10- Violencia de género, doméstica, trato inadecuado entre los miembros de la pareja.
11- Dificultad para gestionar las emociones que genera el surgimiento de enfermedades, físicas o mentales, o agravamiento de las ya existentes en algún miembro de la familia.
12- Cuando uno de los miembros de la pareja “sale del armario”, aceptando su verdadera orientación sexual.
“La mayoría de las personas que malvive en pareja se identificarán con más de una de estas causas. Quizás, identificarse uno mismo en alguna de estas situaciones sea el 1º paso para cambiar el rumbo que nos conduce directos a la separación (si todavía estamos a tiempo de corregirlo). Pero si la ruptura es irreversible, hay que recordar que, tal y como sostenemos desde las Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), el verdadero drama no es separarse, sino separarse mal”, insiste Iraizaoz. Por ello, la Aeafa ofrece estos 10 consejos a la hora de abordar un divorcio.
El desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo, son algunas de las causas más aducidas por los españoles a la hora de justificar el divorcio de sus parejas. Así consta en el último informe del Observatorio del Derecho de Familia de Abogados de Familia (Aeafa), una encuesta remitida el pasado mes de diciembre a sus 3.000 letrados asociados y cuyos resultados se han publicado este jueves.
Como 1º motivo, los abogados citan el estrés generado al intentar conciliar el trabajo y el cuidado de los hijos. En opinión del vocal de la AEAFA, Álvaro Iraizoz Reclusa, “este estrés puede provocar múltiples discusiones, algunas por motivos intrascendentes, desembocando en el peor de los casos en el abandono, el desprecio o la indiferencia absoluta hacia el otro miembro de la pareja” . “La excesiva dedicación al trabajo, la complicada conciliación laboral y familiar o la frecuente sobrecarga de uno de los miembros de la pareja en las labores de la crianza y las propias del mantenimiento del hogar, entre otros aspectos, propician la ruptura”, añade el especialista en derecho familiar.
Según numerosas estadísticas, el grupo de edad que concentra más divorcios comprende edades entre los 40 y 50 años. Es decir, aquellos que a menudo se encuentran inmersos en plena crianza. “Se trata de una etapa crítica”, abunda Iraizoz. Los abogados que cada día afrontan crisis familiares atribuyen el 2º motivo de separación al “desenamoramiento”, que en ocasiones coinciden con el inicio de una relación con una 3ª persona.
Las 12 razones de divorcio más comunes según Aeafa
1- El desgaste, alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo.
2- Desenamoramiento. A veces, acompañado del inicio de una relación con una 3ª persona.
3- Infidelidades.
4- Dificultades económicas. “Hacen cierto el dicho de que cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana”, afirma Iraizoz.
5- Discrepancias que surgen a raíz de la crianza y de la educación de los hijos. Se pone en evidencia estilos de vida y valores completamente distintos.
6- La excesiva presencia de las respectivas familias políticas que generalmente ayudan, pero que a veces también ahogan. Sobre todo, cuando uno de los miembros de la pareja mantiene vínculos de excesiva dependencia con su familia de origen.
7- Irritabilidad o mal carácter. En casa, con nuestros más íntimos, se nos caen las caretas. Aprovechamos la confianza de aquellos que más nos quieren y que nos necesitan para sacar la peor de nuestras versiones. ¿Nuestro verdadero yo?
8- Elección de una pareja con un carácter incompatible e irreconciliable con el nuestro.
9- Adicciones.
10- Violencia de género, doméstica, trato inadecuado entre los miembros de la pareja.
11- Dificultad para gestionar las emociones que genera el surgimiento de enfermedades, físicas o mentales, o agravamiento de las ya existentes en algún miembro de la familia.
12- Cuando uno de los miembros de la pareja “sale del armario”, aceptando su verdadera orientación sexual.
“La mayoría de las personas que malvive en pareja se identificarán con más de una de estas causas. Quizás, identificarse uno mismo en alguna de estas situaciones sea el 1º paso para cambiar el rumbo que nos conduce directos a la separación (si todavía estamos a tiempo de corregirlo). Pero si la ruptura es irreversible, hay que recordar que, tal y como sostenemos desde las Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), el verdadero drama no es separarse, sino separarse mal”, insiste Iraizaoz. Por ello, la Aeafa ofrece estos 10 consejos a la hora de abordar un divorcio.
10 claves para un buen divorcio
1- Mantenga al margen del divorcio a los hijos.
1- Mantenga al margen del divorcio a los hijos.
Nunca utilice a los hijos como arma arrojadiza contra el otro progenitor.
El impacto psicológico de la ruptura es menor si los padres cooperan.
2- No delegue en los niños, niñas y adolescentes la toma de decisiones esenciales.
3- Intente racionalizar la situación. Evite dejarse llevar por los sentimientos.
4- Intente alcanzar un divorcio de mutuo acuerdo. Es más económico que un procedimiento contencioso y le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 78,9% de los divorcios en España son de mutuo acuerdo.
5- Evite tratar con su cónyuge aquellas cuestiones sobre las que no se ponen de acuerdo porque acabarán discutiendo. Déjelo para su abogado. Hable únicamente de aquellas cosas sobre las que no hay discusión.
6- Trate de agilizar el trámite. Ralentizar las discusiones sobre los efectos del divorcio no suele conllevar ninguna ventaja. Cuanto más se alargue una situación complicada, peor.
7- Evite comparaciones con otros divorcios de parientes o conocidos. Recuerde que cada familia es un mundo, que todos los divorcios son diferentes y que, la mayoría de veces, no son comparables. Recuerde que el objetivo de un buen abogado de familia es confeccionar un traje a medida para su familia huyendo de clichés o fórmulas estereotipadas.
8- Un buen convenio regulador perdura en el tiempo y merma el conflicto. Un convenio regulador es el documento en el que los cónyuges acuerdan las consecuencias personales y patrimoniales de una separación o divorcio. Su contenido se pacta de mutuo acuerdo y es de obligado cumplimiento después de la ruptura matrimonial.
9- Si hay patrimonio, como la vivienda, repártalo. No es bueno mantener bienes en común una vez divorciados. Es foco de conflicto.
10- Recurra a un buen abogado especializado en Derecho de Familia con habilidades multidisciplinares. Le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. A la larga será más económico.
2- No delegue en los niños, niñas y adolescentes la toma de decisiones esenciales.
3- Intente racionalizar la situación. Evite dejarse llevar por los sentimientos.
4- Intente alcanzar un divorcio de mutuo acuerdo. Es más económico que un procedimiento contencioso y le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 78,9% de los divorcios en España son de mutuo acuerdo.
5- Evite tratar con su cónyuge aquellas cuestiones sobre las que no se ponen de acuerdo porque acabarán discutiendo. Déjelo para su abogado. Hable únicamente de aquellas cosas sobre las que no hay discusión.
6- Trate de agilizar el trámite. Ralentizar las discusiones sobre los efectos del divorcio no suele conllevar ninguna ventaja. Cuanto más se alargue una situación complicada, peor.
7- Evite comparaciones con otros divorcios de parientes o conocidos. Recuerde que cada familia es un mundo, que todos los divorcios son diferentes y que, la mayoría de veces, no son comparables. Recuerde que el objetivo de un buen abogado de familia es confeccionar un traje a medida para su familia huyendo de clichés o fórmulas estereotipadas.
8- Un buen convenio regulador perdura en el tiempo y merma el conflicto. Un convenio regulador es el documento en el que los cónyuges acuerdan las consecuencias personales y patrimoniales de una separación o divorcio. Su contenido se pacta de mutuo acuerdo y es de obligado cumplimiento después de la ruptura matrimonial.
9- Si hay patrimonio, como la vivienda, repártalo. No es bueno mantener bienes en común una vez divorciados. Es foco de conflicto.
10- Recurra a un buen abogado especializado en Derecho de Familia con habilidades multidisciplinares. Le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. A la larga será más económico.
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