El divorcio cumple 40 años en España: esta y otras leyes que cambiaron el país para siempre.
...... los valencianos se divorcian un 55% más que los aragoneses.
JORGE MILLÁN, 03.10.2021
En 2020 se rompieron 80.0015 enlaces, la cifra más baja desde que se aprobó la reforma de la ley de divorcio en 2005.
Valencianos, baleares y riojanos fueron quienes más se divorciaron; aragoneses, extremeños y gallegos, los que menos.
Pocas cosas hay en la vida que no tengan un final, y el matrimonio, aunque en su vertiente religiosa une a 2 almas para siempre, no es una excepción. Y como en tantos otros aspectos de la experiencia vital cotidiana, la pandemia también ha causado una disrupción en las uniones civiles y religiosas por excelencia.
El pasado junio se supo que el número de enlaces celebrados en 2020 se redujo hasta su nivel más bajo en más de 40 años debido a los efectos de la pandemia, y esta semana, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó los datos de disoluciones matrimoniales durante el 1º año pandémico, que reflejan una realidad similar. Según las cifras del INE, en 2020 se disolvieron 80.015 matrimonios, un 16,1% menos que el año anterior y un dato inferior a cualquier fecha posterior a 2005, cuando se aprobó una reforma de la ley del divorcio que agilizó los trámites, aunque las diferencias entre territorios son notables.
Una parte importante de esta bajada se puede atribuir al cierre de los juzgados durante los meses de confinamiento. Así, las rupturas matrimoniales se redujeron un 17,4% en el 1º trimestre de 2020 respecto al año anterior y se desplomaron hasta el 63,5% en el 2º.
En 2020 se rompieron 80.0015 enlaces, la cifra más baja desde que se aprobó la reforma de la ley de divorcio en 2005.
Valencianos, baleares y riojanos fueron quienes más se divorciaron; aragoneses, extremeños y gallegos, los que menos.
Pocas cosas hay en la vida que no tengan un final, y el matrimonio, aunque en su vertiente religiosa une a 2 almas para siempre, no es una excepción. Y como en tantos otros aspectos de la experiencia vital cotidiana, la pandemia también ha causado una disrupción en las uniones civiles y religiosas por excelencia.
El pasado junio se supo que el número de enlaces celebrados en 2020 se redujo hasta su nivel más bajo en más de 40 años debido a los efectos de la pandemia, y esta semana, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó los datos de disoluciones matrimoniales durante el 1º año pandémico, que reflejan una realidad similar. Según las cifras del INE, en 2020 se disolvieron 80.015 matrimonios, un 16,1% menos que el año anterior y un dato inferior a cualquier fecha posterior a 2005, cuando se aprobó una reforma de la ley del divorcio que agilizó los trámites, aunque las diferencias entre territorios son notables.
Una parte importante de esta bajada se puede atribuir al cierre de los juzgados durante los meses de confinamiento. Así, las rupturas matrimoniales se redujeron un 17,4% en el 1º trimestre de 2020 respecto al año anterior y se desplomaron hasta el 63,5% en el 2º.
Después repuntarían aunque un 21,6% en el 3º y otro 11,3% en el 4º, pero sin llegar a compensar las caídas del 1º semestre.
Aunque las cifras de rupturas se han reducido prácticamente en toda España, no lo han hecho por igual en todos las autonomías.
Aunque las cifras de rupturas se han reducido prácticamente en toda España, no lo han hecho por igual en todos las autonomías.
A excepción de La Rioja -donde se incrementaron un 2,5%-, Aragón (-21,6%), País Vasco (-20%) y Madrid (-19,8%) fueron las comunidades donde más cayeron las disoluciones matrimoniales respecto a 2019.
Por contra, en Murcia (-7,1%), Navarra (-9,5%) y Baleares (-10,9%), el freno en las rupturas fue menos acusado.
Valencianos, baleares y riojanos, quienes más se divorcian.
Por territorios, Andalucía, con 13.992 divorcios, Cataluña (13.543), Madrid (10.061) y la Comunidad Valenciana (9.381) fueron las comunidades que informaron de más divorcios. Sin embargo, si se ponderan estas cifras con la población de cada autonomía, el escenario cambia de forma notable.
Haciendo este cálculo, se puede observar cómo la Comunidad Valenciana, con 1,94 divorcios por cada 1.000 habitantes en 2020, volvió a ser la autonomía con la tasa más elevada, un lugar que ha ocupado los 3 últimos años que se han publicado datos.
Valencianos, baleares y riojanos, quienes más se divorcian.
Por territorios, Andalucía, con 13.992 divorcios, Cataluña (13.543), Madrid (10.061) y la Comunidad Valenciana (9.381) fueron las comunidades que informaron de más divorcios. Sin embargo, si se ponderan estas cifras con la población de cada autonomía, el escenario cambia de forma notable.
Haciendo este cálculo, se puede observar cómo la Comunidad Valenciana, con 1,94 divorcios por cada 1.000 habitantes en 2020, volvió a ser la autonomía con la tasa más elevada, un lugar que ha ocupado los 3 últimos años que se han publicado datos.
Tras los valencianos aparecen los habitantes de Baleares, con 1,85 divorcios por cada 1.000 hab. y los riojanos, con una tasa de 1,83.
En la otra cara del espectro se encuentran los aragoneses, cuya tasa de divorcios ascendió el año pasado a 1,25 por cada 1.000 hab, un 55% menos que la registrada en la Comunidad Valenciana, y los extremeños, que con una tasa de 1,45 divorcios por millar de población ocupan el 2º puesto.
Dado que las tasas de divorcio muestran cierta variabilidad anual entre CC AA, un cálculo más preciso para conocer qué comunidades son más proclives a las rupturas matrimoniales puede ser el promedio de divorcios por habitante den los últimos 16 años (desde que se aprobó la reforma legal en 2005).
Según esta estimación, Canarias, con 2,62 divorcios por cada 1.000 hab. de promedio en ese periodo, ha sido la comunidad que tradicional-mente ha tenido una mayor tasa de divorcio del país. Tras ellas aparecen Cataluña (2,5) y la Comunidad Valenciana (2,43), mientras que Madrid o Andalucía (2,17 cada una), quedan algo más rezagadas. Por contra, los matrimonios con más aguante se encontrarían en Castilla y León (con una tasa de 1,65), Extremadura (1,66) y Castilla-La Mancha (1,78).
La crisis de los 40
El retrato robot del matrimonio que se rompe en España es el de una pareja que se divorcia -el 96,5% de las rupturas se producen mediante esta modalidad, solo el 3,5% son separaciones y las nulidades apenas alcanzan el 0,1%- y que lo hace de mutuo acuerdo (solo el 18,7% de los divorcios acabaron dirimiéndose ante un juez).
El rango de edad más habitual para poner fin a un matrimonio osciló entre los 40 y 49 años. En el caso de las mujeres, la edad promedio a la hora de formalizar el divorcio era de 45,8 años, mientras que la de los hombres era de 48,2. Además, la duración media de un matrimonio hasta su finalización se situó en 16,6 años en 2020. Entre las relaciones que fracasaron, prácticamente 1/3 de los divorcios se produjeron en matrimonios de más de 20 años de recorrido y el 65% afectan a matrimonios con más de 10 años de vigencia.
De igual manera, el 42% de quienes se divorciaron o se separaron el año pasado no tenían hijos y otro 46% solo tenía vástagos menores de edad. Cuando tuvo que dirimirse la custodia de los descendientes, la mayoría de las veces (54,5%) se concedió a la madre, el 41,4% se aplicó custodia compartida (una cifra que se ha duplicado respecto a hace 8 años) y solo en el 3,9% de los casos se le atribuyó al padre.
En la otra cara del espectro se encuentran los aragoneses, cuya tasa de divorcios ascendió el año pasado a 1,25 por cada 1.000 hab, un 55% menos que la registrada en la Comunidad Valenciana, y los extremeños, que con una tasa de 1,45 divorcios por millar de población ocupan el 2º puesto.
Dado que las tasas de divorcio muestran cierta variabilidad anual entre CC AA, un cálculo más preciso para conocer qué comunidades son más proclives a las rupturas matrimoniales puede ser el promedio de divorcios por habitante den los últimos 16 años (desde que se aprobó la reforma legal en 2005).
Según esta estimación, Canarias, con 2,62 divorcios por cada 1.000 hab. de promedio en ese periodo, ha sido la comunidad que tradicional-mente ha tenido una mayor tasa de divorcio del país. Tras ellas aparecen Cataluña (2,5) y la Comunidad Valenciana (2,43), mientras que Madrid o Andalucía (2,17 cada una), quedan algo más rezagadas. Por contra, los matrimonios con más aguante se encontrarían en Castilla y León (con una tasa de 1,65), Extremadura (1,66) y Castilla-La Mancha (1,78).
La crisis de los 40
El retrato robot del matrimonio que se rompe en España es el de una pareja que se divorcia -el 96,5% de las rupturas se producen mediante esta modalidad, solo el 3,5% son separaciones y las nulidades apenas alcanzan el 0,1%- y que lo hace de mutuo acuerdo (solo el 18,7% de los divorcios acabaron dirimiéndose ante un juez).
El rango de edad más habitual para poner fin a un matrimonio osciló entre los 40 y 49 años. En el caso de las mujeres, la edad promedio a la hora de formalizar el divorcio era de 45,8 años, mientras que la de los hombres era de 48,2. Además, la duración media de un matrimonio hasta su finalización se situó en 16,6 años en 2020. Entre las relaciones que fracasaron, prácticamente 1/3 de los divorcios se produjeron en matrimonios de más de 20 años de recorrido y el 65% afectan a matrimonios con más de 10 años de vigencia.
De igual manera, el 42% de quienes se divorciaron o se separaron el año pasado no tenían hijos y otro 46% solo tenía vástagos menores de edad. Cuando tuvo que dirimirse la custodia de los descendientes, la mayoría de las veces (54,5%) se concedió a la madre, el 41,4% se aplicó custodia compartida (una cifra que se ha duplicado respecto a hace 8 años) y solo en el 3,9% de los casos se le atribuyó al padre.
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