Nani F. Cores, 22.01.2020
Buscar el momento adecuado, ser honestos y tratar al otro con la dignidad que se merece son claves.
Cuando en 1977 el genial Woody Allen se adentró en los entresijos del auge y la caída de las parejas en Annie Hall, el protagonista de su película, Alvy Singer, resumía en un soberbio monólogo final el sinsentido de las relaciones: "Pensé en aquel viejo chiste. Un tipo va al psiquiatra y dice: - Doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina. Y el doctor dice: - Intérnelo. El tipo responde: - Lo haría pero necesito los huevos… Bueno, supongo que eso es lo que pienso sobre las relaciones, son completamente irracionales, locas y absurdas… pero insistimos con ellas porque la mayoría necesitamos los huevos".
Bajo aquel alter ego, Allen y su compañera, la actriz Diane Keaton, mostraron al mundo que era posible acabar una relación sin traumas. Sin embargo, más allá de lo meramente cinematográfico, tomar la decisión de dejar a una pareja es uno de los momentos más delicados para cualquier ser humano. Un trance difícil, que dolerá a ambas partes (aunque de forma distinta) y que nos dejará anímicamente mal durante una temporada más o menos larga, de la que habrá que aprender a recuperarse.
Antes de dar este decisivo paso (que generalmente no va a tener vuelta atrás) conviene, según los expertos, plantearse una serie de preguntas fundamentales: ¿Estoy realmente enamorado o convivo en pareja para no estar solo? ¿Me siento correspondido? ¿Me he cansado de poner de mi parte? ¿Lo que tengo es realmente lo que quiero? ¿Le doy lo que necesita a mi pareja? ¿Se ha apagado la llama del amor? ¿Me he enamorado de otra persona? Si una o más respuestas confirman que no merece la pena seguir adelante con esa relación, entonces ha llegado el momento de decir se fini.
Ahora bien, ¿es posible romper sin hacerle daño a la que hasta ahora era nuestra pareja? El dolor es inevitable -salvo que la otra persona haya pensado lo mismo y nos hayamos adelantado en dejarla- pero en mayor o menor grado surgirá. Al fin y al cabo es con esa pareja con quien hemos compartido enamoramiento, amor, vida en común, tiempo, experiencias… y romper con todo ello será triste y desgarrador. Sin embargo, según los especialistas, sí tenemos en nuestra mano varias herramientas para hacer que el proceso de ruptura sea más llevadero, sobre todo, si la otra mitad tenía una perspectiva diferente de hacia dónde iba la relación sentimental.
Preparar el terreno
Uno de los errores más comunes en las rupturas es el de fingir que todo va bien hasta el final provocando, en consecuencia, una total confusión de la pareja cuando llega la despedida. Es conveniente enviarle señales al otro y dejarle entrever con hechos lo que pasa.
Buscar el momento adecuado, ser honestos y tratar al otro con la dignidad que se merece son claves.
Cuando en 1977 el genial Woody Allen se adentró en los entresijos del auge y la caída de las parejas en Annie Hall, el protagonista de su película, Alvy Singer, resumía en un soberbio monólogo final el sinsentido de las relaciones: "Pensé en aquel viejo chiste. Un tipo va al psiquiatra y dice: - Doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina. Y el doctor dice: - Intérnelo. El tipo responde: - Lo haría pero necesito los huevos… Bueno, supongo que eso es lo que pienso sobre las relaciones, son completamente irracionales, locas y absurdas… pero insistimos con ellas porque la mayoría necesitamos los huevos".
Bajo aquel alter ego, Allen y su compañera, la actriz Diane Keaton, mostraron al mundo que era posible acabar una relación sin traumas. Sin embargo, más allá de lo meramente cinematográfico, tomar la decisión de dejar a una pareja es uno de los momentos más delicados para cualquier ser humano. Un trance difícil, que dolerá a ambas partes (aunque de forma distinta) y que nos dejará anímicamente mal durante una temporada más o menos larga, de la que habrá que aprender a recuperarse.
Antes de dar este decisivo paso (que generalmente no va a tener vuelta atrás) conviene, según los expertos, plantearse una serie de preguntas fundamentales: ¿Estoy realmente enamorado o convivo en pareja para no estar solo? ¿Me siento correspondido? ¿Me he cansado de poner de mi parte? ¿Lo que tengo es realmente lo que quiero? ¿Le doy lo que necesita a mi pareja? ¿Se ha apagado la llama del amor? ¿Me he enamorado de otra persona? Si una o más respuestas confirman que no merece la pena seguir adelante con esa relación, entonces ha llegado el momento de decir se fini.
Ahora bien, ¿es posible romper sin hacerle daño a la que hasta ahora era nuestra pareja? El dolor es inevitable -salvo que la otra persona haya pensado lo mismo y nos hayamos adelantado en dejarla- pero en mayor o menor grado surgirá. Al fin y al cabo es con esa pareja con quien hemos compartido enamoramiento, amor, vida en común, tiempo, experiencias… y romper con todo ello será triste y desgarrador. Sin embargo, según los especialistas, sí tenemos en nuestra mano varias herramientas para hacer que el proceso de ruptura sea más llevadero, sobre todo, si la otra mitad tenía una perspectiva diferente de hacia dónde iba la relación sentimental.
Preparar el terreno
Uno de los errores más comunes en las rupturas es el de fingir que todo va bien hasta el final provocando, en consecuencia, una total confusión de la pareja cuando llega la despedida. Es conveniente enviarle señales al otro y dejarle entrever con hechos lo que pasa.
Las sospechas le ayudarán a prepararse para la realidad.
No destruir la relación
En todo caso, si se tiene claro que hay que poner fin a una relación debe hacerse cuanto antes. De nada sirve minarla progresivamente con discusiones constantes y malos rollos que solo provocarán mayor hostilidad entre las personas que acabarán separándose.
Sentirse seguro
Tampoco se debe tomar la decisión de dejar una relación a la ligera para acabar retomándola poco después. Las rupturas continuas son una fuente inagotable de malestar y los constantes ‘hemos vuelto’ suelen estar predestinados al fracaso total de la pareja antes o después.
No destruir la relación
En todo caso, si se tiene claro que hay que poner fin a una relación debe hacerse cuanto antes. De nada sirve minarla progresivamente con discusiones constantes y malos rollos que solo provocarán mayor hostilidad entre las personas que acabarán separándose.
Sentirse seguro
Tampoco se debe tomar la decisión de dejar una relación a la ligera para acabar retomándola poco después. Las rupturas continuas son una fuente inagotable de malestar y los constantes ‘hemos vuelto’ suelen estar predestinados al fracaso total de la pareja antes o después.
Es importante estar muy convencido del paso que se va a dar.
Buscar el momento adecuado
Si se quiere terminar con una relación debe hacerse en un momento de calma, donde ambas partes puedan hablar con tranquilidad. Aprovechar una discusión u otro momento de tensión para dejar a la pareja puede hacer que nos dejemos llevar por la emoción y que acabemos arrepintiéndonos de la acción y de las maneras.
Tratarle con la dignidad que se merece
No está de más insistir en que una llamada telefónica, un SMS o un whatsapp no es, ni mucho menos, la manera más digna de poner fin a una historia de pareja (a la reciente separación de María Teresa Campos y Edmundo Arrocet podemos remitirnos).
Tampoco se deber utilizar una ruptura para sacar a relucir todos los trapos sucios o lo que no nos gustaba de una pareja. Se trata de dejar una relación, no de minar la autoestima del otro ni de culpar a nadie.
Buscar el momento adecuado
Si se quiere terminar con una relación debe hacerse en un momento de calma, donde ambas partes puedan hablar con tranquilidad. Aprovechar una discusión u otro momento de tensión para dejar a la pareja puede hacer que nos dejemos llevar por la emoción y que acabemos arrepintiéndonos de la acción y de las maneras.
Tratarle con la dignidad que se merece
No está de más insistir en que una llamada telefónica, un SMS o un whatsapp no es, ni mucho menos, la manera más digna de poner fin a una historia de pareja (a la reciente separación de María Teresa Campos y Edmundo Arrocet podemos remitirnos).
Tampoco se deber utilizar una ruptura para sacar a relucir todos los trapos sucios o lo que no nos gustaba de una pareja. Se trata de dejar una relación, no de minar la autoestima del otro ni de culpar a nadie.
La pareja siempre es asunto de 2. Las separaciones sentimentales son momentos especialmente desagradables dónde es fácil que surjan reproches, pero debería evitarse en la medida de lo posible que esto ocurra.
Expresar los sentimientos y ser honestos
No basta con decir que se quiere dejar una relación sino que es necesario ser francos y valientes para confesar, a la que pronto se convertirá en nuestra expareja, qué nos ha llevado a tomar esa decisión. Dejar a esa persona sin explicarle los motivos puede ser todavía más doloroso para ella. A las personas les cuesta más aceptar estas situaciones cuando no encuentran una argumentación a lo que ha ocurrido.
Que cada uno se tome su tiempo
Hay que intentar no marear al otro y ser coherente. Por mucho que la otra persona haya sido importante en nuestras vidas es fundamental que cada uno viva su personal proceso de duelo y poner tierra de por medio. De nada sirve decirle a un ex que puede contar contigo (hay que huir del tópico ‘seamos amigos’ como del demonio) o terminar una relación y seguir viéndose, hablando por teléfono o intercambiando mensajes. Cada cual necesita su tiempo y el primer paso para que el otro pueda superarlo es que vea la realidad tal y como es.
Expresar los sentimientos y ser honestos
No basta con decir que se quiere dejar una relación sino que es necesario ser francos y valientes para confesar, a la que pronto se convertirá en nuestra expareja, qué nos ha llevado a tomar esa decisión. Dejar a esa persona sin explicarle los motivos puede ser todavía más doloroso para ella. A las personas les cuesta más aceptar estas situaciones cuando no encuentran una argumentación a lo que ha ocurrido.
Que cada uno se tome su tiempo
Hay que intentar no marear al otro y ser coherente. Por mucho que la otra persona haya sido importante en nuestras vidas es fundamental que cada uno viva su personal proceso de duelo y poner tierra de por medio. De nada sirve decirle a un ex que puede contar contigo (hay que huir del tópico ‘seamos amigos’ como del demonio) o terminar una relación y seguir viéndose, hablando por teléfono o intercambiando mensajes. Cada cual necesita su tiempo y el primer paso para que el otro pueda superarlo es que vea la realidad tal y como es.
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