La decisión más difícil: cómo saber si ha llegado la hora de divorciaros.
Si quieres ser un hombre más feliz, échale un vistazo a nuestra guía GQ de salud mental masculina.Por Victor M. González, 14 de noviembre de 2019
El divorcio suele ser una palabra maldita, así que resolvemos tus dudas al respecto. ¿A qué edad es más común?
Una realidad muy presente hacia la que todos sentimos cierto miedo:
¿a qué edad se divorcian las parejas y cuáles son las razones más habituales? El divorcio es en ocasiones una palabra maldita, en otras una situación efectiva, y aunque existe ciertas formas de evitarlo o enfrentarlo, también hay ciertas edades y circunstancias vitales más susceptibles. Nuestros 2 expertas de cabecera, Amparo Calandín, la mejor psicóloga de España según los Doctoralia Awards, y Elena Requena, sexóloga y asesora de parejas, nos enseñan a reconocer estas señales y a anticiparnos al problema.
Comenzamos con un dato curioso. Según cifras recientes que recoge la prestigiosa revista 'TIME', en los años 70 y 80, el índice de divorcio en EE.UU. llegaba hasta el 50% de los matrimonios, y en la actualidad ronda el 40%. Ahora nos divorciamos menos, lo que tiene sentido por muchos motivos. "Siempre tenemos la sensación o nos encontramos mensajes que nos transmiten que la gente se divorcia o se separa más ahora que antes, y no es cierto. Las dinámicas relacionases han cambiado y, en líneas generales, estamos con quien decidimos estar cuando decidimos estar", explica Elena Requena.
La edad más común para divorciarse
"Antes los mandatos sociales nos empujaban irremediablemente a casarnos y formar una familia, para encajar, seguir lo que socialmente estaba bien visto y valorado", continúa. "En la actualidad no vemos como algo raro o poco valioso que las personas no tengan pareja o decidan no formar una familia".
Comenzamos con un dato curioso. Según cifras recientes que recoge la prestigiosa revista 'TIME', en los años 70 y 80, el índice de divorcio en EE.UU. llegaba hasta el 50% de los matrimonios, y en la actualidad ronda el 40%. Ahora nos divorciamos menos, lo que tiene sentido por muchos motivos. "Siempre tenemos la sensación o nos encontramos mensajes que nos transmiten que la gente se divorcia o se separa más ahora que antes, y no es cierto. Las dinámicas relacionases han cambiado y, en líneas generales, estamos con quien decidimos estar cuando decidimos estar", explica Elena Requena.
La edad más común para divorciarse
"Antes los mandatos sociales nos empujaban irremediablemente a casarnos y formar una familia, para encajar, seguir lo que socialmente estaba bien visto y valorado", continúa. "En la actualidad no vemos como algo raro o poco valioso que las personas no tengan pareja o decidan no formar una familia".
Amparo Calandín es de una opinión similar: "El porcentaje de los 70 y 80 pudo deberse a que el divorcio era más novedoso, y antes no existía esa facilidad para separarse, para salir de tu casa y no conformarte con una vida con la que no eres feliz. Ahora sentimos menos presión, somos más libres, y eso nos ayuda a poder elegir".
Eso también puede explicar que las parejas que más se divorcian actualmente sean las más maduras. ¿Cuándo sucede? "La edad en la que se producen más divorcios en España es entre los 40 y los 50 años, seguida de la franja de los 50 a los 60. Esto está relacionado con los cambios en las dinámicas que se producen en la pareja cuando se tienen hijos, la relación avanza y hay situaciones más complejas, donde intervienen no solo factores convivenciales, sino económicos, familiares…". afirma Requena. Calandín apunta una cifra similar: "El rango más habitual va de los 38 hasta los 50 ó 55".
La posterior a los 50, también la más propensa a separase en otros países como Estados Unidos, "es una generación que ya está bastante avanzada con el tema del divorcio, y coincide con un replanteamiento de vida en que ya has pasado el ecuador, y en ocasiones hay una pequeña crisis", desarrolla Amparo. "Haces balance, valoras lo que has hecho hasta ese momento, y si el saldo es negativo, tomas la decisión de que eres joven para vivir otras experiencias, conocer a otras personas, y ser más feliz de lo que eres en la actualidad. Nunca es demasiado tarde".
La demora en los proyectos de vida
Otro factor que considerar cuando hablamos de la edad a la que se producen más divorcios es que nuestros proyectos de vida se han demorado. "Todo se ha postergado, las relaciones estables, la emancipación, los matrimonios, la adquisición de vivienda, y por supuesto, los hijos. Esto hace que vivencias que nuestros padres tenían con unos 30 años, nosotros los vivamos rondando o pasados los 40", recuerda Elena. "El ritmo de vida actual, la forma económica y productiva de la sociedad actual, hace que no nos sintamos seguros y que no tomemos estas decisiones hasta estas edades. Esto provoca que todo los demás se retrase, con los problemas asociados".
Amparo Calandín aporta una visión interesante al respecto. "Además de los factores negativos, como la inestabilidad laboral, también los hay positivos. Ahora tenemos más oportunidades de vivir experiencias, viajar, conocer a muchas personas, y eso hace que disfrutemos la vida de forma más intensa, que haya otros intereses u objetivos más allá de formar una familia, algo que dejamos para más adelante". Estas palabras de la psicóloga nos hacen pensar en otro elemento clave: la economía. El reportaje de 'TIME' apunta 2 perspectivas un tanto preocupantes.
Eso también puede explicar que las parejas que más se divorcian actualmente sean las más maduras. ¿Cuándo sucede? "La edad en la que se producen más divorcios en España es entre los 40 y los 50 años, seguida de la franja de los 50 a los 60. Esto está relacionado con los cambios en las dinámicas que se producen en la pareja cuando se tienen hijos, la relación avanza y hay situaciones más complejas, donde intervienen no solo factores convivenciales, sino económicos, familiares…". afirma Requena. Calandín apunta una cifra similar: "El rango más habitual va de los 38 hasta los 50 ó 55".
La posterior a los 50, también la más propensa a separase en otros países como Estados Unidos, "es una generación que ya está bastante avanzada con el tema del divorcio, y coincide con un replanteamiento de vida en que ya has pasado el ecuador, y en ocasiones hay una pequeña crisis", desarrolla Amparo. "Haces balance, valoras lo que has hecho hasta ese momento, y si el saldo es negativo, tomas la decisión de que eres joven para vivir otras experiencias, conocer a otras personas, y ser más feliz de lo que eres en la actualidad. Nunca es demasiado tarde".
La demora en los proyectos de vida
Otro factor que considerar cuando hablamos de la edad a la que se producen más divorcios es que nuestros proyectos de vida se han demorado. "Todo se ha postergado, las relaciones estables, la emancipación, los matrimonios, la adquisición de vivienda, y por supuesto, los hijos. Esto hace que vivencias que nuestros padres tenían con unos 30 años, nosotros los vivamos rondando o pasados los 40", recuerda Elena. "El ritmo de vida actual, la forma económica y productiva de la sociedad actual, hace que no nos sintamos seguros y que no tomemos estas decisiones hasta estas edades. Esto provoca que todo los demás se retrase, con los problemas asociados".
Amparo Calandín aporta una visión interesante al respecto. "Además de los factores negativos, como la inestabilidad laboral, también los hay positivos. Ahora tenemos más oportunidades de vivir experiencias, viajar, conocer a muchas personas, y eso hace que disfrutemos la vida de forma más intensa, que haya otros intereses u objetivos más allá de formar una familia, algo que dejamos para más adelante". Estas palabras de la psicóloga nos hacen pensar en otro elemento clave: la economía. El reportaje de 'TIME' apunta 2 perspectivas un tanto preocupantes.
La precariedad económica puede llevara a muchos matrimonios a estar juntos por necesidad, pero también impedir que parejas felices encuentren la estabilidad para casarse.
"Aunque creo que cuando una pareja quiere separarse finalmente encuentra la manera de llegar a acuerdos económicos o logísticos, la convivencia en estas situaciones puede ser insoportable, más aún que pagar una hipoteca solo o volver a casa de tus padres".
"Aunque creo que cuando una pareja quiere separarse finalmente encuentra la manera de llegar a acuerdos económicos o logísticos, la convivencia en estas situaciones puede ser insoportable, más aún que pagar una hipoteca solo o volver a casa de tus padres".
Elena se muestra de acuerdo con lo anterior: "Una buena situación económica actúa como paliativo de muchos problemas. Si una pareja tiene posibilidad de pagar ayuda en casa, un buen colegio, disfrutar de unas buenas vacaciones, y solucionar el tema de la vivienda, todo será más fácil. También es cierto que si la relación entre los miembros no funciona, no hay dinero que lo arregle".
Señales de alarma y consejos útiles
Esto nos lleva a 1 de 2 conclusiones finales: que las parejas más acomodadas, con estudios superiores y un alto nivel de vida, son las que registran menos divorcios. La otra, más inspiradora, que los millennials son menos propensos a la separación y superan los diez primeros años de matrimonio con más facilidad que otras generaciones. "Por un lado, tengo la sensación de que ahora somos más conscientes y reflexivos a la hora de elegir pareja. Por otro, tenemos una mejor inteligencia emocional. Cada vez nos cuesta menos poner sobre la mesa a hombres y mujeres cómo nos sentimos, hablar de emociones y negociar situaciones injustas o conflictivas", asegura Elena.
Con el fin de no llegar a ese punto de no retorno, ¿qué señales de alarma pueden convencernos de que estamos ante una crisis? ¿Qué podemos hacer para evitar la separación? "Cuando no te apetece compartir actividades ni tiempo cuando el futuro no te ilusiona, cuando no hay un compromiso de querer seguir viviendo etapas juntos, cuando tu estado de ánimo baja cuando estás con el otro… Estos son indicadores", advierte Amparo. "Lo más importante para que una relación se pueda volver a reconducir es reconocer estos síntomas cuanto antes, y acudir a terapia de pareja para aprender las herramientas necesarias. Normalmente, cuando los matrimonios acuden a consulta, la relación está tan sumamente deteriorada que es imposible salvarla".
Las razones más habituales
1. Problemas financieros
Elena Requena: Los problemas económicos en la pareja son un motivo frecuente de conflicto. Vivimos en una sociedad donde el dinero es importante, tanto que es el motor, junto con el trabajo, de nuestras vidas. Si la situación económica de la pareja es buena, tendrán una mejor calidad de vida y con ello una mejor relación entre ellos. Cuando hay dificultades surgen las discusiones.
Amparo Calandín: Generan estrés, ansiedad y miedos, lo que hace que decaiga el estado de ánimo de uno o de ambos. Eso va minando. Si tenemos problemas económicos, no podemos salir, no podemos viajar, no podemos divertirnos o adquirir comodidades que nos ayudan a ser felices.
2. Matrimonios apresurados
Elena: Esto lo veíamos en los matrimonios que se daban en otras épocas, cuando quizás la pareja no hacía un ejercicio de reflexión muy profundo acerca de si querían o no estar juntas. Por otro lado, las convicciones y la moral imperante en ese momento solo consentían las relaciones dentro del matrimonio, de forma que no había ensayos de convivencia previos. Eso aún pasa hoy en día, y cuando ocurre, puede ir en contra de una buena relación.
Amparo: En estos matrimonios el índice de divorcio es muy alto porque te casas o tienes un hijo con una persona a quien no conoces lo suficiente, con quien no hay una compatibilidad comprobada.
Señales de alarma y consejos útiles
Esto nos lleva a 1 de 2 conclusiones finales: que las parejas más acomodadas, con estudios superiores y un alto nivel de vida, son las que registran menos divorcios. La otra, más inspiradora, que los millennials son menos propensos a la separación y superan los diez primeros años de matrimonio con más facilidad que otras generaciones. "Por un lado, tengo la sensación de que ahora somos más conscientes y reflexivos a la hora de elegir pareja. Por otro, tenemos una mejor inteligencia emocional. Cada vez nos cuesta menos poner sobre la mesa a hombres y mujeres cómo nos sentimos, hablar de emociones y negociar situaciones injustas o conflictivas", asegura Elena.
Con el fin de no llegar a ese punto de no retorno, ¿qué señales de alarma pueden convencernos de que estamos ante una crisis? ¿Qué podemos hacer para evitar la separación? "Cuando no te apetece compartir actividades ni tiempo cuando el futuro no te ilusiona, cuando no hay un compromiso de querer seguir viviendo etapas juntos, cuando tu estado de ánimo baja cuando estás con el otro… Estos son indicadores", advierte Amparo. "Lo más importante para que una relación se pueda volver a reconducir es reconocer estos síntomas cuanto antes, y acudir a terapia de pareja para aprender las herramientas necesarias. Normalmente, cuando los matrimonios acuden a consulta, la relación está tan sumamente deteriorada que es imposible salvarla".
Las razones más habituales
1. Problemas financieros
Elena Requena: Los problemas económicos en la pareja son un motivo frecuente de conflicto. Vivimos en una sociedad donde el dinero es importante, tanto que es el motor, junto con el trabajo, de nuestras vidas. Si la situación económica de la pareja es buena, tendrán una mejor calidad de vida y con ello una mejor relación entre ellos. Cuando hay dificultades surgen las discusiones.
Amparo Calandín: Generan estrés, ansiedad y miedos, lo que hace que decaiga el estado de ánimo de uno o de ambos. Eso va minando. Si tenemos problemas económicos, no podemos salir, no podemos viajar, no podemos divertirnos o adquirir comodidades que nos ayudan a ser felices.
2. Matrimonios apresurados
Elena: Esto lo veíamos en los matrimonios que se daban en otras épocas, cuando quizás la pareja no hacía un ejercicio de reflexión muy profundo acerca de si querían o no estar juntas. Por otro lado, las convicciones y la moral imperante en ese momento solo consentían las relaciones dentro del matrimonio, de forma que no había ensayos de convivencia previos. Eso aún pasa hoy en día, y cuando ocurre, puede ir en contra de una buena relación.
Amparo: En estos matrimonios el índice de divorcio es muy alto porque te casas o tienes un hijo con una persona a quien no conoces lo suficiente, con quien no hay una compatibilidad comprobada.
La probabilidad de que salga mal es mayor que en parejas que las personas se han conocido antes, que han convivido...
3. Personalidades incompatibles
Elena: Tener proyectos comunes, formas de pensar similares, incluso estar de acuerdo en temas políticos o religiosos, es una gran baza para que una relación funcione. A veces, a la larga, parejas que empezaron muy bien, cuando se van conociendo, o a medida que pasan los años, se van distanciando porque toman caminos distintos.
Amparo: También pasa en parejas jóvenes. Nos conocemos en una etapa vital en la que parece que tenemos una conexión pero a medida que pasan los años y se definen nuestras vidas, tenemos objetivos, valores y fortalezas muy diferentes que separan nuestros caminos.
4. Falta de comunicación e inteligencia emocional
Elena: La comunicación es la base de una relación sólida. No solo la comunicación tal y como la entendemos, sino en aspectos de complicidad, deseo, conocimiento, intuición. Cuando todo esto no existe es mucho más difícil que esta relación funcione.
Amparo: Lo de la inteligencia emocional es muy habitual. Bien por defecto de no hablar las cosas o bien por exceso, de decirlo mal, de no tener la suficiente paciencia, de no saber ceder ni relativizar los conflictos....
5. Falta de intimidad y sexo
Elena: Cuando entendemos la comunicación como un abanico que abarca toda interacción en la pareja, incluidos sus momentos de intimidad y erótica, podemos poner sobre la mesa si una relación funciona o no.
Amparo: La falta de sexo es muy importante. Para que una relación sea duradera tiene que tener 3 pilares: intimidad, compromiso y pasión, a nivel deseo y atracción.
6. Infidelidades o relaciones extramatrimoniales
Elena: Las infidelidades son uno de los motivos de separación más frecuentes. Ahora bien, te diría que menos de lo que nos pueda parecer. Generalmente la infidelidad es un síntoma más de que una relación no funciona o algo no va bien. Hay parejas que superan situaciones de infidelidad y salen fortalecidas, siempre que haya una buena comunicación y ambas personas estén de acuerdo en arreglar la relación.
Amparo: En un 60% de nuestras terapias de pareja ha habido relaciones extramatrimoniales o deseo por una persona ajena, y eso sucede cuando hay una carencia que no se ha hablado ni solucionado.
3. Personalidades incompatibles
Elena: Tener proyectos comunes, formas de pensar similares, incluso estar de acuerdo en temas políticos o religiosos, es una gran baza para que una relación funcione. A veces, a la larga, parejas que empezaron muy bien, cuando se van conociendo, o a medida que pasan los años, se van distanciando porque toman caminos distintos.
Amparo: También pasa en parejas jóvenes. Nos conocemos en una etapa vital en la que parece que tenemos una conexión pero a medida que pasan los años y se definen nuestras vidas, tenemos objetivos, valores y fortalezas muy diferentes que separan nuestros caminos.
4. Falta de comunicación e inteligencia emocional
Elena: La comunicación es la base de una relación sólida. No solo la comunicación tal y como la entendemos, sino en aspectos de complicidad, deseo, conocimiento, intuición. Cuando todo esto no existe es mucho más difícil que esta relación funcione.
Amparo: Lo de la inteligencia emocional es muy habitual. Bien por defecto de no hablar las cosas o bien por exceso, de decirlo mal, de no tener la suficiente paciencia, de no saber ceder ni relativizar los conflictos....
5. Falta de intimidad y sexo
Elena: Cuando entendemos la comunicación como un abanico que abarca toda interacción en la pareja, incluidos sus momentos de intimidad y erótica, podemos poner sobre la mesa si una relación funciona o no.
Amparo: La falta de sexo es muy importante. Para que una relación sea duradera tiene que tener 3 pilares: intimidad, compromiso y pasión, a nivel deseo y atracción.
6. Infidelidades o relaciones extramatrimoniales
Elena: Las infidelidades son uno de los motivos de separación más frecuentes. Ahora bien, te diría que menos de lo que nos pueda parecer. Generalmente la infidelidad es un síntoma más de que una relación no funciona o algo no va bien. Hay parejas que superan situaciones de infidelidad y salen fortalecidas, siempre que haya una buena comunicación y ambas personas estén de acuerdo en arreglar la relación.
Amparo: En un 60% de nuestras terapias de pareja ha habido relaciones extramatrimoniales o deseo por una persona ajena, y eso sucede cuando hay una carencia que no se ha hablado ni solucionado.
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