Lograr un intercambio de información fluido es clave para mantener la conexión emocional y una relación satisfactoria.
"Pensar que la pareja, por el hecho de amarnos, debe saber lo que queremos sin tener que decirlo dificulta la comunicación y la relación".
ROCÍO NAVARRO MACÍAS, 28/10/2019
Que el intercambio de información no fluya desencadena una serie de desafortunadas desdichas en una pareja. “La comunicación es el recurso fundamental para mantener una relación de pareja satisfactoria”, comenta Nando Quesada Pérez, psicólogo experto en terapia de parejas del Centro de Psicología Bertrand Russell de Madrid.
Sin embargo, es común que surjan problemas a medida que la relación avanza. Uno de los motivos que ocasionan estas dificultades está en un aspecto inherente a la condición humana: los cambios que se producen en las personas a lo largo del tiempo. “No olvidemos que una pareja se compone de 2 individuos que están en continua evolución. Sería algo realmente excepcional que las necesidades, los intereses o las preferencias de cada uno de ellos fueran siempre a la par”, añade.
"Los intereses y preferencias de los miembros de una pareja evolucionan con el tiempo y no siempre lo hacen a la par".
Las consecuencias de no actualizar todos esos aspectos se asocian a situaciones de estrés, peleas y frustración. A ello se une la sensación de estar junto a alguien que, realmente, ya no se conoce. Esta situación, además provoca una desconexión emocional que incide en la dificultad para llegar a acuerdos o decisiones más complejas. La buena noticia es que se puede trabajar en establecer una buena comunicación y con ella mejorar muchos obstáculos que empañan la relación.
Los escollos: Mitos románticos, expectativas poco reales
Nadie recibe un manual de instrucciones para saber manejarse en la pareja. Tampoco se suele pensar en ello hasta que comienzan a surgir los 1ºs problemas. La cuestión es que, a menos que se sea un experto en la materia, comunicarse en las relaciones afectivas no es algo sencillo. Además, existen muchos mitos románticos que crean expectativas poco reales y comienzan a poner trabas en el intercambio de información.
“Un ejemplo de esto es ‘el mito de la adivinación’, que consiste en creer que la pareja debería saber lo que quiero o cómo me siento por el simple hecho de amarme. Esto hace que nos callemos cosas porque ‘no deberíamos tener que decirlas”, comparte Quesada.
A ello se suman otros escollos, como la capacidad para expresarse de forma correcta con el compañero. “Esto puede inhibir la comunicación y sumar problemas pendientes de resolver”, explica.
La actitud: Cuanto más tiempo juntos, mayor necesidad de comunicaciónCuando se inicia una relación romántica, ambos integrantes suelen coincidir en intereses y metas en la vida. Sin embargo, a medida que el tiempo avanza, es difícil que el desarrollo de ambos vaya en un mismo sentido. “Puede tratarse de una excesiva especialización dentro la familia. Por ejemplo, tú te encargas de los niños, la casa, el contacto con la familia, y yo de la economía, la relación con Hacienda y el negocio. Esto al cabo de muchos años puede dar lugar a 2 mundos mentales muy distintos”, analiza el psicólogo clínico Esteban Cañamares.
El especialista recuerda que existen 4 actitudes que provocan deterioro en la pareja. “La indiferencia o evitación, como por ejemplo, mirar el móvil cuando el otro está tratando de comunicar algo, o posponer constantemente el momento de hablar. Otra es la crítica global, con catalogaciones innecesarias como ‘eres un desconsiderado’. También está la ironía o el desprecio, con la que se invalidan los deseos del otro; y, por último, el contraataque”.
Nadie recibe un manual de instrucciones para saber manejarse en la pareja. Tampoco se suele pensar en ello hasta que comienzan a surgir los 1ºs problemas. La cuestión es que, a menos que se sea un experto en la materia, comunicarse en las relaciones afectivas no es algo sencillo. Además, existen muchos mitos románticos que crean expectativas poco reales y comienzan a poner trabas en el intercambio de información.
“Un ejemplo de esto es ‘el mito de la adivinación’, que consiste en creer que la pareja debería saber lo que quiero o cómo me siento por el simple hecho de amarme. Esto hace que nos callemos cosas porque ‘no deberíamos tener que decirlas”, comparte Quesada.
A ello se suman otros escollos, como la capacidad para expresarse de forma correcta con el compañero. “Esto puede inhibir la comunicación y sumar problemas pendientes de resolver”, explica.
La actitud: Cuanto más tiempo juntos, mayor necesidad de comunicaciónCuando se inicia una relación romántica, ambos integrantes suelen coincidir en intereses y metas en la vida. Sin embargo, a medida que el tiempo avanza, es difícil que el desarrollo de ambos vaya en un mismo sentido. “Puede tratarse de una excesiva especialización dentro la familia. Por ejemplo, tú te encargas de los niños, la casa, el contacto con la familia, y yo de la economía, la relación con Hacienda y el negocio. Esto al cabo de muchos años puede dar lugar a 2 mundos mentales muy distintos”, analiza el psicólogo clínico Esteban Cañamares.
"Si la comunicación no funciona, el desconocimiento progresivo del otro suele derivar hacia una desconexión emocional".
El desconocimiento progresivo del otro suele derivar también en una desconexión emocional. “El comienzo de las relaciones es mucho más sencillo porque generalmente no hay decisiones relevantes que tomar, más allá de cenar en un sitio determinado o tener un encuentro ‘en tu casa o en la mía”, revela Quesada. Se trata de una etapa en la que la comunicación es más fácil y sensorial. “Además estamos en condiciones bioquímicas específicas. A medida que pasa el tiempo, volvemos a estabilizarnos químicamente y empiezan a llegar decisiones más complejas de resolver. Es entonces cuando se requiere una comunicación más sofisticada. Aquí empiezan las dificultades generalmente”, comparte Cañamares.El especialista recuerda que existen 4 actitudes que provocan deterioro en la pareja. “La indiferencia o evitación, como por ejemplo, mirar el móvil cuando el otro está tratando de comunicar algo, o posponer constantemente el momento de hablar. Otra es la crítica global, con catalogaciones innecesarias como ‘eres un desconsiderado’. También está la ironía o el desprecio, con la que se invalidan los deseos del otro; y, por último, el contraataque”.
Interferencias: A veces el mensaje que queremos transmitir no es el que comunicamos
Comunicarse con asertividad no siempre es fácil. Depende del carácter, el estado emocional al que nos enfrentemos y la habilidad para mantener una postura firme y ser claro al expresarla. Pero además de esta capacidad, existen otros aspectos que pueden dificultar en cierta medida que el mensaje que queremos dar sea el que finalmente se recibe.
“Puede que se esté usando una fórmula inadecuada (como responsabilizar al otro de mi malestar), un canal desafortunado (whatsapp a veces no es la mejor opción para según qué cosas), un momento inoportuno (en un pico de estrés laboral)… Además, debemos tener en cuenta que el receptor del mensaje puede tener dificultades y sesgos en su interpretación a la hora de recibirlo”, expone Quesada.
Herramientas para mejorar la comunicación
El tono, el entorno, el estado emocional... Todo cuenta.
Mejorar la comunicación es una tarea no solo necesaria para quien expone, también para quien escucha. Pero existen herramientas aplicables en ambos casos que pueden facilitar el proceso. “Estas pautas pueden ser complejas si previamente no hay un ejercicio individual e interno para ajustar expectativas o revaluar creencias que pueden estar interfiriendo en la manera de actuar”, advierte Quesada.
Un trabajo sencillo que puede marcar la diferencia para quien escucha es evitar términos absolutos como siempre, nunca, todo, nada…
“Puede que se esté usando una fórmula inadecuada (como responsabilizar al otro de mi malestar), un canal desafortunado (whatsapp a veces no es la mejor opción para según qué cosas), un momento inoportuno (en un pico de estrés laboral)… Además, debemos tener en cuenta que el receptor del mensaje puede tener dificultades y sesgos en su interpretación a la hora de recibirlo”, expone Quesada.
La indiferencia, la ironía, la crítica global y el contraataque son actitudes que provocan deterioro en la pareja.
Las interferencias entre lo que queremos transmitir y lo que realmente comunicamos pueden venir también de los propios conflictos internos. “La causa puede estar en que nuestros verdaderos intereses se impongan a la hora de comunicar”, añade Cañamares. Por ello, es fundamental hacer una autoevaluación de la situación antes de lanzar el mensaje.Herramientas para mejorar la comunicación
El tono, el entorno, el estado emocional... Todo cuenta.
Mejorar la comunicación es una tarea no solo necesaria para quien expone, también para quien escucha. Pero existen herramientas aplicables en ambos casos que pueden facilitar el proceso. “Estas pautas pueden ser complejas si previamente no hay un ejercicio individual e interno para ajustar expectativas o revaluar creencias que pueden estar interfiriendo en la manera de actuar”, advierte Quesada.
Un trabajo sencillo que puede marcar la diferencia para quien escucha es evitar términos absolutos como siempre, nunca, todo, nada…
De esta forma se refleja una actitud más flexible, lo que dará lugar a una atmósfera más conciliadora.
Otros aspectos a valorar están relacionados con la empatía. “El puente entre 2 personas es mucho más corto si tratamos de entender al otro y no al revés.
El lenguaje no verbal también hay que tenerlo en cuenta, porque decimos más con el tono, el gesto y la postura que con las palabras”, comparte el experto en terapia de pareja.
Asimismo, recuerda que es importante evitar culpabilizar a la pareja del malestar propio, pues generaría una postura de resistencia en el otro.
Si estamos en un entorno de estrés, mejor posponer la conversación para hablar desde la serenidad.
También es importante encontrar el momento oportuno para hablar. Tanto el entorno como el estado emocional influyen de forma evidente en la comunicación. Resulta obvio pensar que una situación de estrés no es el mejor momento para comenzar a hablar, pero cuando se necesita soltar algo de forma inminente se pasan por alto muchos de estos condicionantes.
“La fluidez en la comunicación puede dificultarse cuando estamos emocionalmente muy reactivos o vulnerables; es preferible, hablar desde la serenidad”, recomienda Quesada. Por ello, es mejor posponer la conversación si se está especialmente cansado, hay algún bebé llorando o cualquier otra situación que altere el estado de ánimo.
“También a veces es interesante elegir el lugar. Puede ser aconsejable salir de la zona habitual de conflictos, asociada a las discusiones y hablar en otro lugar, tomando algo, dando un paseo…”, concluye.
"Para mejorar la comunicación de pareja hay que evitar culpabilizar al otro de nuestro propio malestar".
Asimismo es importante tratar en cada conversación un único tema, para no correr el riesgo de que se acabe hablando de algo diferente a lo que propusimos.Otros aspectos a valorar están relacionados con la empatía. “El puente entre 2 personas es mucho más corto si tratamos de entender al otro y no al revés.
El lenguaje no verbal también hay que tenerlo en cuenta, porque decimos más con el tono, el gesto y la postura que con las palabras”, comparte el experto en terapia de pareja.
Asimismo, recuerda que es importante evitar culpabilizar a la pareja del malestar propio, pues generaría una postura de resistencia en el otro.
Si estamos en un entorno de estrés, mejor posponer la conversación para hablar desde la serenidad.
También es importante encontrar el momento oportuno para hablar. Tanto el entorno como el estado emocional influyen de forma evidente en la comunicación. Resulta obvio pensar que una situación de estrés no es el mejor momento para comenzar a hablar, pero cuando se necesita soltar algo de forma inminente se pasan por alto muchos de estos condicionantes.
“La fluidez en la comunicación puede dificultarse cuando estamos emocionalmente muy reactivos o vulnerables; es preferible, hablar desde la serenidad”, recomienda Quesada. Por ello, es mejor posponer la conversación si se está especialmente cansado, hay algún bebé llorando o cualquier otra situación que altere el estado de ánimo.
“También a veces es interesante elegir el lugar. Puede ser aconsejable salir de la zona habitual de conflictos, asociada a las discusiones y hablar en otro lugar, tomando algo, dando un paseo…”, concluye.
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