Javier Mato es periodista y profesor del CESAG, Baleares, 4 AGO. 2018
HACE UNAS semanas, perdida en un rincón de un periódico, leí la noticia de que el Govern había propuesto en el proyecto de ley de Familias, que los niños huérfanos por violencia no machista quedaran excluidos de las ayudas públicas. En cambio, los que hubieran accedido a esta condición por culpa de un padre violento, sí dispondrían de una compensación económica. No me dio tiempo de alarmarme porque casi de inmediato leí que una comisión del Parlament había admitido una enmienda corrigiendo el despropósito, por lo que pensé que había sido un descuido, un desliz, que no respondía a una posición políticamente estudiada.
El proyecto de ley llegó finalmente al Pleno del Parlament el pasado 24 de julio. El asunto de la orfandad no era objeto de debate porque se había corregido en comisión, de forma que el eje de la discusión eran las enmiendas que quedaban pendientes, ajenas a este asunto.
Fina Santiago intervino, pero más o menos pasó de puntillas sobre el tema de la orfandad, sin convertir el contratiempo de la modificación en comisión en un asunto hiriente. Después intervino algún diputado de los que habían promovido la enmienda, que se congratuló por ello, y nada más.
Hasta que intervino Silvia Cano, la diputada del PSOE, quien dijo nada menos que equiparar a los niños huérfanos, tanto si el culpable de su situación es su padre como si es su madre, es «un misil en la lucha del movimiento feminista porque abre la puerta a la banalización del fenómeno de la violencia de género [...] y no hay nada más injusto que tratar de igual manera cosas que son completamente diferentes».
Hasta que intervino Silvia Cano, la diputada del PSOE, quien dijo nada menos que equiparar a los niños huérfanos, tanto si el culpable de su situación es su padre como si es su madre, es «un misil en la lucha del movimiento feminista porque abre la puerta a la banalización del fenómeno de la violencia de género [...] y no hay nada más injusto que tratar de igual manera cosas que son completamente diferentes».
Lo que Cano dijo es que la orfandad de un niño cuya madre ha matado al padre no se puede tratar en las políticas públicas igual que la orfandad de ese mismo niño si el padre ha sido quien ha matado a la madre. El huérfano de violencia machista entra en una categoría que puede recibir ayudas, si ocurre lo contrario, no.
Yo sabía que había feministas radicales que han perdido el sentido común, pero nunca las había escuchado así, directamente, en una tribuna oficial como es un Parlament; nunca las había visto ante un tema humanamente tan claro como el derecho de un inocente a tener una indemnización para poder tener alguna posibilidad de reconstruir su vida. Pensaba que su radicalismo era fruto de la excitación de su lucha, pero que llegados a un caso tan flagrante de inhumanidad, el sentido común se impondría. De hecho, parte de la izquierda balear, obviamente simpatizante con el feminismo, cedió ante la barbaridad que supondría esta discriminación.
Otros diputados que ocuparon la tribuna después de Cano no tuvieron más remedio que criticar la disparatada concepción feminista de la portavoz socialista -alguno la llamó totalitaria-, a lo que ella respondió en su 2º turno de palabra que la enmienda que equipara a los huérfanos «cuestiona toda la conceptualización y todo el trabajo de años de la lucha feminista [...] ¿Qué será lo siguiente que hagan? ¿Dar alas a la teoría de las denuncias falsas?»
Yo sabía que había feministas radicales que han perdido el sentido común, pero nunca las había escuchado así, directamente, en una tribuna oficial como es un Parlament; nunca las había visto ante un tema humanamente tan claro como el derecho de un inocente a tener una indemnización para poder tener alguna posibilidad de reconstruir su vida. Pensaba que su radicalismo era fruto de la excitación de su lucha, pero que llegados a un caso tan flagrante de inhumanidad, el sentido común se impondría. De hecho, parte de la izquierda balear, obviamente simpatizante con el feminismo, cedió ante la barbaridad que supondría esta discriminación.
Otros diputados que ocuparon la tribuna después de Cano no tuvieron más remedio que criticar la disparatada concepción feminista de la portavoz socialista -alguno la llamó totalitaria-, a lo que ella respondió en su 2º turno de palabra que la enmienda que equipara a los huérfanos «cuestiona toda la conceptualización y todo el trabajo de años de la lucha feminista [...] ¿Qué será lo siguiente que hagan? ¿Dar alas a la teoría de las denuncias falsas?»
Por supuesto, en su ira apareció Franco - «en este país el totalitarismo lo defiende el partido que no quiere desenterrar a Franco del Valle de los Caídos»- y todos los monstruos que pueblan su subconsciente.
Cualquiera que observe la historia de la humanidad, incluso de Europa, comprende la necesidad de corregir las diferencias en las oportunidades que tenemos los varones y las mujeres. Hoy y aquí, estas limitaciones ya no son jurídicas, pero persisten en otras formas. Es una obligación de la humanidad llegar a una equiparación lo más amplia posible que, por supuesto, nunca será perfecta porque el ser humano no lo es y la realidad es tan compleja que siempre desborda a la ideología.
Cualquiera que observe la historia de la humanidad, incluso de Europa, comprende la necesidad de corregir las diferencias en las oportunidades que tenemos los varones y las mujeres. Hoy y aquí, estas limitaciones ya no son jurídicas, pero persisten en otras formas. Es una obligación de la humanidad llegar a una equiparación lo más amplia posible que, por supuesto, nunca será perfecta porque el ser humano no lo es y la realidad es tan compleja que siempre desborda a la ideología.
Ahora bien, hay que estar muy fanatizado para no considerar tan deplorable la violencia muy frecuente que ejercen los hombres como la más inusual que ejerzan las mujeres. ¡Sólo faltaba!
Cano, en su intervención, afirmó que en los últimos 15 años en Baleares ha habido 25 huérfanos porque el padre mató a la madre y 1 debido a que la madre mató al padre, para añadir que no es justa la equiparación de estas víctimas. Para mí, simplemente estamos ante 26 víctimas de la locura del ser humano. Cierto que en los varones estas conductas repugnantes son más frecuentes y que por ello es necesario un especial cuidado, pero al final, cada individuo es responsable de su conducta y todos somos iguales ante la Ley y ante el juicio de los demás.
Observen que Cano trata a este niño o niña igual que lo haría el régimen de Corea del Norte: ha de pagar hechos ajenos a su responsabilidad, que son de sus antepasados.
Observen que Cano trata a este niño o niña igual que lo haría el régimen de Corea del Norte: ha de pagar hechos ajenos a su responsabilidad, que son de sus antepasados.
Si la conducta brutal es de una mujer, ese niño o niña se ha de quedar sin una ayuda pública para reconstruir su vida.
Si por el contrario es víctima de la igualmente inaceptable violencia masculina, podemos ayudarlo. ¿Qué tendrá que ver este inocente con todo este juego ideológico, con la historia de la lucha feminista?
Es horroroso ver hasta dónde puede llegar el ser humano víctima del enceguecimiento ideológico. Es cuando las buenas intenciones del feminismo son desfiguradas y, en aras de su lucha y su batalla, se convierten en una ideología ridícula. La humanidad tiene en su historia muchas ideologías que han conducido al absurdo, frecuentemente sangriento. En ese grupo vergonzoso es donde estas radicales colocan al feminismo.
Observen que Cano no hablaba a título personal, sino que lo hacía en nombre de los socialistas de Baleares, que no han censurado su postura e, incluso, la jalearon en su intervención. ¿Qué les pasa a los socialistas para llegar a estos niveles de radicalismo que les hace perder la humanidad? ¿Pero qué infancia y juventudes han tenido estas personas para llegar a estos niveles de fanatismo?
La diputada, imbuida de todos los excesos de la ideología de género, dedica también una buena parte de su intervención a defender que nunca por defecto pueda haber custodia compartida cuando una pareja se separa. En realidad, lo que hace la diputada es defender una postura machista. Su fanatismo la conduce a ello. Porque decir que por defecto la custodia en caso de separación debe caer en la madre es decir que ellas tienen un papel familiar diferente al del varón, lo cual es en buena medida lo que ha ocurrido durante buena parte de la historia, que ha colocado a la mujer en casa, cuidando de los niños. Muchos otros, en cambio, defienden que la igualdad consiste en que los 2, varón y mujer, se encarguen también de los hijos, también de la casa. Y, por lo tanto, la custodia ha de ser para los 2, excepto que el juez encuentre alguna causa inhabilitante.
En mi opinión, el feminismo se topa hoy en día con un enemigo fabuloso, el radicalismo de muchas de sus defensoras. La enorme mayoría de ciudadanos que creen que es necesario evolucionar hacia la igualdad, no puede sino sentirse horrorizado por el hecho de que la defensa de una causa noble deje a un niño huérfano sin una ayuda oficial.
Tardará, pero el tiempo pondrá las cosas en su sitio y estas barbaridades quedarán descalificadas por fanáticas, intolerantes, inhumanas.
Es horroroso ver hasta dónde puede llegar el ser humano víctima del enceguecimiento ideológico. Es cuando las buenas intenciones del feminismo son desfiguradas y, en aras de su lucha y su batalla, se convierten en una ideología ridícula. La humanidad tiene en su historia muchas ideologías que han conducido al absurdo, frecuentemente sangriento. En ese grupo vergonzoso es donde estas radicales colocan al feminismo.
Observen que Cano no hablaba a título personal, sino que lo hacía en nombre de los socialistas de Baleares, que no han censurado su postura e, incluso, la jalearon en su intervención. ¿Qué les pasa a los socialistas para llegar a estos niveles de radicalismo que les hace perder la humanidad? ¿Pero qué infancia y juventudes han tenido estas personas para llegar a estos niveles de fanatismo?
La diputada, imbuida de todos los excesos de la ideología de género, dedica también una buena parte de su intervención a defender que nunca por defecto pueda haber custodia compartida cuando una pareja se separa. En realidad, lo que hace la diputada es defender una postura machista. Su fanatismo la conduce a ello. Porque decir que por defecto la custodia en caso de separación debe caer en la madre es decir que ellas tienen un papel familiar diferente al del varón, lo cual es en buena medida lo que ha ocurrido durante buena parte de la historia, que ha colocado a la mujer en casa, cuidando de los niños. Muchos otros, en cambio, defienden que la igualdad consiste en que los 2, varón y mujer, se encarguen también de los hijos, también de la casa. Y, por lo tanto, la custodia ha de ser para los 2, excepto que el juez encuentre alguna causa inhabilitante.
En mi opinión, el feminismo se topa hoy en día con un enemigo fabuloso, el radicalismo de muchas de sus defensoras. La enorme mayoría de ciudadanos que creen que es necesario evolucionar hacia la igualdad, no puede sino sentirse horrorizado por el hecho de que la defensa de una causa noble deje a un niño huérfano sin una ayuda oficial.
Tardará, pero el tiempo pondrá las cosas en su sitio y estas barbaridades quedarán descalificadas por fanáticas, intolerantes, inhumanas.
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