Laia Santamaria, de Togue’s Legal Services, Feb 2018
La custodia compartida, es un sistema que permite que ambos progenitores tengan una cantidad igual, o al menos prácticamente idéntica, del tiempo de educación de sus hijos. Los padres comparten en igualdad de condiciones las responsabilidades propias de la crianza de los menores. La inmensa mayoría de los estudios realizados demuestran que es la mejor forma de afrontar la educación de los hijos menores tras el divorcio como explican en Togue's Legal Services.
No obstante, se están creando muchos mitos falsos en torno a la custodia compartida, y es que conforme avanza la exigencia social de su establecimiento por defecto en las leyes de los países occidentales, aparecen leyendas urbanas que tratan de desvirtuar dicho sistema.
En este artículo, Laia Santamaria, de Togue’s Legal Services, se ha propuesto desgranar algunos de estos tópicos:
1º: Los niños necesitan la estabilidad de una sola casa
Es completamente cierto que los niños, al igual que los adultos, necesitan estabilidad en sus vidas, pero ello no tiene por qué implicar vivir en exclusiva en una casa o un entorno familiar.
Los estudios concluyen que para un niño menor perder el contacto diario con un padre que anteriormente había sido una parte importante de su vida, o que, estando ahí, es marginado, es mucho más desestabilizador que vivir en dos hogares. La custodia compartida permite la relación entre padres e hijos permanezcan intactas y evitan la sensación de desamparo paternal que puede surgir tras al divorcio.
2º: Es más importante la calidad que la cantidad de tiempo que se pasa con los niños
El padre que sólo puede estar con sus hijos 1 o 2 tardes a la semana y los fines de semana alternos, a menudo se convierte en el padre que “todo lo permite” o el padre que “nunca corrige ni educa sólo premia” a sus hijos porque no tiene tiempo suficiente para intervenir en igualdad de condiciones en la vida diaria de su hijo.
El tiempo de calidad con los hijos incluye participar activamente en la vida escolar del hijo, ayudarle con los deberes, enseñarle a vestirse, comer con su hijo, leerle un cuento antes de acostarse… En definitiva convivir con ellos y educarles.
Concluyendo, los estudios y la realidad social nos indica cada vez con mayor claridad que la custodia compartida tiene muchos más elementos favorables para los niños que cualquier otra medida.
3º: La custodia compartida sólo funciona si ambos padres tienen buena relación
Esto es cierto a medias. El principal conflicto entre los padres que se están divorciando suele ser el desequilibrio familiar y personal que se produce durante el proceso de divorcio.
Los estudios nos indican que sólo en casos en los que se pueda demostrar que existe un riesgo cierto e irrefutable de que un niño puede estar en peligro si permanece con uno de los progenitores puede existir dicho conflicto, pero si no lo hay, este conflicto desaparece, porque es un imperativo legal.
El hecho que exista un cierto conflicto puntual, que surja en el proceso de divorcio derivado de discrepancias entre las partes, por ejemplo, uno quiere quedarse con la casa y el otro no, uno quiere mayor pensión y otro no quiere abonarla, son conflictos que no deben influir en la premisa de otorgar la custodia compartida, porque ésta la más beneficiosa para los menores y debería abstraerse la lucha por los niños de este conflicto surgido entre los progenitores.
Resulta obvio y comprensible que los hijos son más felices si comparten su tiempo de forma igualitaria con ambos padres, de este modo no sentirán que alguno de los 2 le ha abandonado, y tendrán la oportunidad de crecer con ambos por igual.
4º: Cada caso es un mundo y se debe adaptar a la situación concreta.
Lo cierto es que no podemos tener una custodia compartida única para todos los casos, lo idóneo es, a partir de modelos estandarizados de custodia, realizar variables para adaptarlas a las necesidades de los hijos.
Hasta los 3 años: recomiendan los estudios realizados alternar 1 día con cada progenitor y, en vacaciones escolares del menor prolongar este periodo, pero no a más de una semana.
A partir de los 3 años, se recomienda por semanas alternas con cada progenitor y las vacaciones por mitades, no obstante estas premisas habrá que adaptarlas a cada realidad familiar.
5º: Los padres piden la custodia compartida para no abonar pensión de alimentos
Esta afirmación es discutible, ya que la custodia compartida implica estar la mitad del tiempo con el niño, durante este periodo el niño come, se ducha, consume luz, se viste… y lo hace en ambas casas. Por ello, es necesario que ambos progenitores tengan ingresos para sostener a su hijo en su hogar.
Con este sistema ambos padres deberán tener un hogar para el niño, una habitación preparada para el niño, y deberán correr con todos los gastos que implique tener un hijo.
6º: Los 'niños maleta'.
Tras un divorcio, sea cual sea el sistema de custodia que se establezca el niño deberá ir de un hogar a otro para poder estar con sus progenitores que ahora ya no conviven juntos.
Con el sistema de custodia exclusivo a favor de un progenitor, habitualmente la madre, el niño debe ir a casa de su padre los fines de semana alternos para que este lo visite durante el “régimen de visitas”, en este sistema resulta obvio que el menor también irá con la maleta para arriba y para abajo cada 15 días.
Con el sistema de custodia compartida un menor crece en dos hogares de forma equilibrada y previsible, y de este modo producimos en los niños más seguridad y estabilidad, porque ya sabe que tiene la casa de papá y la casa de mamá. O, de sus 2s papás ó 2s mamás, y que cada semana, durante esos 7 días estará con uno ó con otro.
5º: Los padres piden la custodia compartida para no abonar pensión de alimentos
Esta afirmación es discutible, ya que la custodia compartida implica estar la mitad del tiempo con el niño, durante este periodo el niño come, se ducha, consume luz, se viste… y lo hace en ambas casas. Por ello, es necesario que ambos progenitores tengan ingresos para sostener a su hijo en su hogar.
Con este sistema ambos padres deberán tener un hogar para el niño, una habitación preparada para el niño, y deberán correr con todos los gastos que implique tener un hijo.
6º: Los 'niños maleta'.
Tras un divorcio, sea cual sea el sistema de custodia que se establezca el niño deberá ir de un hogar a otro para poder estar con sus progenitores que ahora ya no conviven juntos.
Con el sistema de custodia exclusivo a favor de un progenitor, habitualmente la madre, el niño debe ir a casa de su padre los fines de semana alternos para que este lo visite durante el “régimen de visitas”, en este sistema resulta obvio que el menor también irá con la maleta para arriba y para abajo cada 15 días.
Con el sistema de custodia compartida un menor crece en dos hogares de forma equilibrada y previsible, y de este modo producimos en los niños más seguridad y estabilidad, porque ya sabe que tiene la casa de papá y la casa de mamá. O, de sus 2s papás ó 2s mamás, y que cada semana, durante esos 7 días estará con uno ó con otro.
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