JESÚS ÁLVAREZ, SEVILLA17/12/2017
Antonio Moreno Andrade (Chiclana, 1945) se acaba de jubilar de la judicatura tras 42 años de ejercicio profesional en los que ha desempeñado los cargos de decano de los jueces de Sevilla y de representante del Consejo General del Poder Judicial en Andalucía, entre otros. Presidente de de la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, formará parte del Consejo Consultivo de Andalucía y del bufete Nertis, donde trabajan sus hijos.
¿Los casos de violencia de género son los peores?
Son casos de una gran complejidad que no se resuelven con manifestaciones. Para mí básicamente es un problema de educación y va a tardar varias generaciones en resolverse, si se resuelve.
¿Hay más casos ahora que antes o es que ahora se hacen más visibles?
Hay más casos. El caso es que agresor sabe lo que le va a ocurrir y aún así lo hace. Responden muchas veces a un problema de amor, celos, o falta de respeto y tolerancia. Eso pasa mucho en países latinos y cálidos.
En Suecia, que parece un país más civilizado, hay más casos que en España.
Puede ser que allí se les dé más publicidad.
La legislación española es objeto de polémica porque no trata igual a los hombres y a las mujeres.
Yo he visto en la puerta del Juzgado de Guardia no hace mucho a una mujer agredir al marido y el marido pedir a gritos testigos. Es un tema muy complejo. Cuando yo estaba en Marchena las discrepancias entre los matrimonios las resolvía a veces en el juzgado con una cerveza. Los dejaba solos y hablaban porque eran personas que llevaban mucho tiempo sin hablar. También veo que hay muchos extranjeros en casos de violencia de género.
Hay juristas que dicen que la ley de violencia de género no es constitucional.
Desde luego el principio de igualdad no lo respeta. Y no sólo eso: hay algunos preceptos de la ley que priman a las mujeres extranjeras sobre las españolas. Se les facilita el acceso a la Seguridad Social, etcétera, que no tienen las españolas.
¿Esto podría favorecer denuncias falsas?
Conozco algún caso llamativo. Un señor que vivía con su compañera en un piso del padre y que trabajaba en la joyería familiar que había en la planta baja. Ella lo denuncia por violencia de género y con la orden de alejamiento ella no puede ir ni a ver a sus padres ni al trabajo, porque está todo en el mismo edificio.
¿Y cómo se solucionó?
No lo recuerdo, pero en Chiclana uno me contaba que tenía una parcela con una novia, que la novia lo dejó y se quedó en la parcela con su nuevo novio y que él tenía que dormir en la furgoneta. Eso es una tragedia. En cada caso de violencia de género hay un trasfondo importante, una historia previa que no suele salir en la prensa (....).
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