Un estudio andaluz halla alevosía en el 91% de las muertes.
ADOLFO S. RUIZ, SEVILLA, 23-09-2017
La cifra de víctimas mortales por violencia de género hasta fines de agosto era de 36. En el 2016, 44, entre ellas Cristina Gálvez, a quien mató su expareja, mosso d’esquadra.
Mientras la mujer está de espaldas al hombre, acostada en su cama o sentada en el sofá, siempre relajada, con los mecanismos de defensa desactivados, en la rutina de la vida diaria. Un estudio sobre violencia de género llevado a cabo en Andalucía define así los momentos elegidos por una inmensa mayoría de asesinos de género para asestar el golpe mortal a sus víctimas.
El patrón de conducta más habitual en los crímenes machistas también constata la existencia de amenazas de muerte previas (denunciadas o no), y también un hecho o una situación muy concreta que se consideran como el detonante de la decisión de matar. Sin embargo, el homicida no lleva a cabo su idea de manera inmediata, porque en ese momento la víctima puede defenderse, sino que deja pasar un tiempo, que pueden ser horas, días e incluso semanas o meses, para que baje la guardia, siga conviviendo con él y encontrarla totalmente desprevenida cuando lleva a cabo el ataque.
El 78% de las agresiones mortales ocurrieron en casa y el 49%, en el dormitorio.
El estudio de los casos de víctimas mortales por violencia de género en Andalucía (2005-2015), un trabajo coordinado por la abogada cordobesa Aurora Genovés, especialista en violencia de género, se basa en el análisis de las sentencias judiciales en las 150 muertes producidas en la comunidad durante once años, pero sus líneas de actuación son extrapolables al resto del país. Según Luis Jiménez, profesor de Psicología Evolutiva en Sevilla, “las pautas de conducta de los homicidas se repiten sea cual sea la comunidad donde se produzcan, porque el ser humano es semejante en todas partes”.
El estudio de las 81 sentencias judiciales que se han dictado en Andalucía en estos años recoge como dato significativo que “la alevosía concurre en el 91% de los casos analizados”, según Genovés. El uso de la violencia para someter a la mujer, la elección del momento en el que ella se encuentra más desprevenida y la confesión del crimen para justificar un acto del que no se lamentan son las pautas de carácter universal que se repiten en la mayoría de las situaciones analizadas.
El informe se basa en el análisis de 81 sentencias judiciales entre el 2005 y el 2015
No existe un perfil socioeconómico concreto en este tipo de violencia. “Hay de todo tipo, de profesiones diversas, no se pueden establecer conclusiones por clase social, por familias desestructuradas o no, por personas con trabajo o en el desempleo. Están en todas las capas sociales, de la más alta a la más baja”, detalla la coordinadora del estudio.
Si bien las formas de actuar de los agresores son extrapolables a cualquier lugar, los datos estadísticos que se extraen del informe podrían variar, aunque de manera mínima en opinión de Jiménez, a falta de estudios similares en el resto de España. En el caso de la violencia en Andalucía, el 78% de las agresiones mortales se cometieron en el domicilio común de víctima y agresor, y el 49% tuvo lugar en el dormitorio, un dato que, a juicio de la consejera de Interior, Rosa Aguilar, demuestra que “cuando hay situación de maltrato, la convivencia se convierte en un factor de riesgo que debe ser analizado con mucho cuidado”.
La abogada Aurora Genovés señala que las condenas analizadas ponen de relieve que los jueces van adquiriendo un mayor grado de sensibilización. Entre 1999 y 2004, las sentencias se repartían a un 50% entre la consideración de homicidio o asesinato, mientras que en el periodo analizado, las condenas por asesinato se han elevado hasta el 79%.
Nota: Como los estudios utilicen muestras como en este caso, vamos apañados...seguimos siendo reinos de Taifas, eso si, supongo que el estudio ha sido subvencionado, faltaría más.
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