José La Cave, 29/12/2016
El pasado miércoles 30 de
noviembre, el Ministro de Justicia, Javier Catalá en sesión de control al
Gobierno contestaba a pregunta de la diputada de Ciudadanos sobre la Custodia
Compartida, comprometiéndose a presentar un anteproyecto de ley modificación del
Código Civil, para recoger la Doctrina del TS.
Pero después de décadas esperando
una Ley nacional de Custodia Compartida, donde países considerados menos
desarrollados que España nos han tomado la delantera, ahora al endémico retraso
español no podemos añadirle otra de nuestras señas de identidad, como es la
improvisación.
El compromiso del Partido Popular
en relación con la custodia compartida, y los adquiridos mediante el Pacto de
Investidura con Ciudadanos, conlleva la búsqueda de un amplio acuerdo en esta
materia. Algo realmente complicado, por cuanto los partidos de izquierda, PSOE,
IU y Podemos, se oponen radicalmente a la una custodia compartida, que supone
asunción por parte de hombres y mujeres, de un papel igualitario, donde tanto
unos como otras contribuyen de la misma forma al sostenimiento de las cargas
económicas y al cuidado diario de los hijos.
Y sin embargo, esta izquierda que
históricamente ha pretendido monopolizar la idea de igualdad, en todos los
órdenes, ahora de manera incomprensible, incoherente y demagógica, defiende la
custodia en exclusiva que perpetúa y condena a la mujer a la dependencia
económica del varón y al ancestral rol de cuidadora de la prole.
Únicamente
Ciudadanos, el Partido Popular, posiblemente el PNV, y de forma marginal,
anecdótica y extraparlamentaria, UPYD y VOX, defienden la custodia compartida.
Pareciera el mundo al revés donde, donde la igualdad es defendida por partidos
de centro-izquierda y la derecha, y condenada por la práctica totalidad de los
partidos de izquierda.
La posibilidad una futura Ley de
Custodia Compartida, además podría ser un arma con efectos colaterales
positivos para luchar contra uno de los problemas sociales más preocupantes y
graves, como es la Violencia Doméstica. Igual o más efectiva que la Ley Integral
de Violencia de Género, por cuanto la mayoría de los casos de violencia entre
la pareja, se producen cuando se vive un proceso de divorcio. La incertidumbre,
es sin duda el mayor factor de generación de estrés, adicional al ya estresante
proceso de divorcio, que supone la asunción de un fracaso de proyecto personal
y colectivo, una de las experiencias vitales más dolorosas, sólo comparable con
el duelo por fallecimiento de familiar cercano.
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