Barcelona, 26 oct 2016 (EFE).-
La pérdida de relevancia de los
discursos religiosos, la mayor esperanza de vida y la creciente
tendencia social a no hacer de la familia el único ámbito de apoyo
social han provocado que en los últimos 10 años el divorcio de parejas
de más de 60 años haya crecido un 126 % en España.
Al menos, esta es la explicación que da la antropóloga de la
Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Begoña Enguix, a las cifras
oficiales del INE, que indican que en 2005 hubo en España 3.636 rupturas
matrimoniales en las que alguno de los cónyuges tenía de más de 60
años, mientras que en 2014 fueron 8.205, más del doble.
Las cifras del INE también muestran cómo en relaciones en
las que ambos miembros tenían 60 años o más ha habido un aumento de
disoluciones matrimoniales, que han pasado de 1.908 en 2005 a 4.458 en
2014.
Según Enguix, "las relaciones han cambiado mucho en los
últimos 40 años porque las personas que hoy en día tienen 60 años
seguramente están casadas desde hace 35, y es posible que ahora quieran
desligarse de la relación no sólo porque sufren el desgaste del tiempo
sino también porque quieren liberarse de las presiones bajo las que se
casaron y los modelos de género tradicionales".
Algunas mujeres mayores se cuestionan los patrones de
subordinación femenina de hace 30 o 40 años, explica la experta, y
buscan nuevos modelos de relación y realización propia.
En el caso de los hombres, según el sociólogo de la UOC
Francisco Núñez, las motivaciones suelen diferir porque "ellos, cuando
llegan a esa edad, están más satisfechos con su vida, pero creen que aún
pueden encontrar una mejor después del divorcio".
En los casos de parejas que no han mostrado grandes
desavenencias previas, a menudo los hijos viven el divorcio desde la
perplejidad. "Siempre han visto juntos a los padres y han olvidado que
son 2 personas que tienen una relación que puede o no avanzar
satisfactoriamente", señala la profesora de Psicología de la UOC
Montserrat Lacalle.
Ha apuntado que muchos de estos hijos viven las separaciones
de sus coetáneos con normalidad, pero, sin darse cuenta, no consideran
la esfera sentimental de los padres de la misma manera porque "piensan
que los padres no están legitimados para cambiar y en los casos de
parejas que han vivido desavenencias o conflictos, se puede vivir como
la culminación de un hecho sorprendente".
En cualquier caso, según Lacalle, las consecuencias estarán en función de cómo lo viva cada miembro de la pareja.
"Si la persona cuenta con el apoyo de otros miembros de la
familia o tiene una red social con quien relacionarse, no tiene por que
aumentar el aislamiento; pero si estos vínculos familiares y sociales no
han existido o no se fomentan en el momento de la separación, el riesgo
de aislamiento se incrementa", según Lacalle.
Los matrimonios en que al menos uno de los cónyuges tenía 60
años o más también se han incrementado durante esta década: 1.013
mujeres y 3.175 hombres en 2005, y 2.025 mujeres y 5.850 hombres en
2014.
"Hay muchas relaciones que no acaban funcionando y cuando
una persona acaba harta de su manera de vivir es más fácil redescubrir
el amor en otra persona", ha afirmado Enguix.
Según la antropóloga, el aumento de la esperanza de vida
hace que se miren las edades con nuevos ojos, a pesar de que haya muchos
estereotipos sociales sobre las edades "convenientes" y un fuerte tabú
sociocultural sobre este tipo de relaciones en edades avanzadas.
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