Otro Sí/ 26 Sep, 2016.-
El importe de las cuotas de amortización del préstamo
hipotecario y del préstamo personal concertado para la financiación del
vehículo no pueden ser consideradas «cargas del matrimonio» en el sentido que a
esta expresión se reconoce en el art. 90 CC, sin que ello determine que
esta Sala deba pronunciarse sobre la solicitud de pensión compensatoria
formulada en la demanda.
Sentencia del Tribunal Supremo de 21 de
julio de 2016. Recurso nº 1459/2014. Ponente: Excmo. Sr. D. Eduardo Baena Ruiz.
TERCERO .- Decisión de la Sala. Estimación del recurso.
1.- La
demandante recurrida fundamenta la causa de inadmisibilidad del recurso en el
carácter genérico de las normas sustantivas - art. 90 d ), 91, 1.437 y
1.438 del C.Civil - que lo sustentan. El óbice de admisibilidad debe ser rechazado.
Constituye
doctrina reiterada de esta Sala (SSTS de 14/04/2011, RC n.º 1404/2007 y
20/09/2011, RCIP n.º 1550/2007, entre muchas) que el art. 477.1 LEC impone
identificar en forma debida la infracción normativa, y que esta exigencia, que
obliga a que el escrito de interposición de un recurso de casación presente una
estructura ordenada, con tratamiento separado de cada cuestión
jurídico-sustantiva mediante el motivo correspondiente, se traduce tanto en la
necesidad de que su estructura sea muy diferente a la de un mero escrito de
alegaciones, como en el rechazo de los motivos fundados en preceptos genéricos
o excesivamente amplios (SSTS de 4 de enero de 2010, RC n.º 1984/2005, 11 de
enero de 2010, RC n.º 1269/2005 y 16 de julio de 2012, RC n.º 373/2010),
debiendo considerarse como preceptos genéricos aquellos que generan la
existencia de ambigüedad o indefinición sobre la concreta infracción alegada y
la cuestión jurídica suscitada (art. 483.2.2.º LEC, en relación con
art. 481.1 LEC).
La proyección al presente caso de la referida doctrina
determina la desestimación de la causa de inadmisión articulada, pues no es de
apreciar ambigüedad ni indeterminación en las infracciones alegadas sobre cuya
interpretación este Tribunal se ha pronunciado ya en reiteradas ocasiones, ni
sobre la cuestión jurídica suscitada.
2.- Esta Sala
ya se ha pronunciado sobre la cuestión jurídica que plantea el recurso relativa
a si el pago del préstamo hipotecario que grava la vivienda familiar, y por
extensión de otros préstamos de análoga naturaleza, puede englobarse dentro del
concepto «cargas del matrimonio».
En la sentencia invocada de 31 de mayo de 2006, Rc.
4112/1999, este Tribunal declaró que «La cuestión cardinal que queda así
planteada, que es sobre la que en realidad versa el recurso y en concreto sus
2 primeros motivos, radica en la determinación de si el concepto de cargas
del matrimonio, a que se refiere el art. 1.438 del C. Civil para
establecer la forma de su sostenimiento cuando rige el régimen de separación de
bienes, comprende los conceptos que se discuten en este proceso referidos a
gastos producidos por bienes de carácter común a efectos de que pueda resultar
obligado uno de los cónyuges a una mayor contribución al contar personalmente
con mayores recursos económicos. la noción de cargas del matrimonio debe
identificarse con la de sostenimiento de la familia, debiendo ser atendidas
tales cargas por ambos cónyuges en cuanto abarcan todas las obligaciones y
gastos que exija la conservación y adecuado sostenimiento de los bienes del
matrimonio y los contraídos en beneficio de la unidad familiar, considerándose
también como contribución el trabajo dedicado por uno de los cónyuges para la
atención de los hijos comunes (art. 103.3.ª CC).
Pero no cabe considerar
como cargas del matrimonio los gastos generados por ciertos bienes que, aun
siendo de carácter común, no son bienes del matrimonio, pues en el año 2004
otorgaron los esposos la correspondiente escritura de capitulaciones
matrimoniales y se acogieron al régimen de separación de bienes y la vivienda
familiar que está gravada con la hipoteca la adquirieron por compra en el año
2006. En consecuencia, la normativa aplicable a tal bien era la propia del
régimen general de la copropiedad y, en concreto, el art. 393 CC, que
establece que el concurso de los partícipes en las cargas será proporcional a
sus respectivas cuotas, que se presumen iguales."
En la sentencia de 28 de marzo de 2011, Rc. 2177/2007,
esta Sala formuló la siguiente doctrina: «el pago de las cuotas
correspondientes a la hipoteca contratada por ambos cónyuges para la
adquisición de la propiedad del inmueble destinado a vivienda familiar constituye
una deuda de la sociedad de gananciales y como tal, queda incluida en el art.
1362, 2º CC y no constituye carga del matrimonio a los efectos de lo dispuesto
en los arts. 90 y 91 CC».
Igualmente en la sentencia de 26-11-2012, rec. 1525 de
2011, que: «La noción de cargas del matrimonio, dice la sentencia de 31 de mayo
de 2006, debe identificarse con la de sostenimiento de la familia, debiendo ser
atendidas tales cargas por ambos cónyuges en cuanto abarcan todas las
obligaciones y gastos que exija la conservación y adecuado sostenimiento de los
bienes del matrimonio y los contraídos en beneficio de la unidad familiar,
considerándose también como contribución el trabajo dedicado por uno de los
cónyuges para la atención de los hijos comunes (art. 103-3ª del C.Civil).
Pero no cabe considerar como cargas del matrimonio los gastos generados
por ciertos bienes que, aun siendo de carácter común, no son bienes del
matrimonio, pues precisamente el régimen económico vigente durante la
convivencia matrimonial ha sido el de separación de bienes que excluye
cualquier idea de patrimonio común familiar. En consecuencia... la normativa
aplicable a tales bienes era la propia del régimen general de la copropiedad, y
en concreto el art. 393 del C.Civil, que establece que el concurso de
los partícipes en las cargas será proporcional a sus respectivas cuotas, que se
presumen iguales».
En el mismo sentido la STS de 20 de marzo de 2013, Rc.
1548/2010: «Resulta aplicable en el supuesto que nos ocupa la jurisprudencia de
esta Sala, SSTS de 31 de mayo 2006, 5 de noviembre de 2008, 28 de marzo 2011,
29 de abril de 2011 y 26 de noviembre de 2012, según las cuales, la hipoteca no
puede ser considerada como carga del matrimonio, en el sentido que a esta
expresión se reconoce en el art. 90 CC, porque se trata de una deuda
contraída para la adquisición del inmueble que debe satisfacerse por quienes
ostentan título de dominio sobre el mismo de acuerdo con lo estipulado con la
entidad bancaria, en este caso por ambos cónyuges, con independencia de si su
disfrute es otorgado a un concreto copropietario y, por tanto, el pago de la
hipoteca cuando ambos cónyuges son deudores y el bien les pertenece, no puede
ser impuesta a uno solo de ellos, sino que debe ser relacionado y resuelto de
acuerdo con el régimen de bienes correspondiente a cada matrimonio, que en el
caso es el de separación de bienes».
Y en la más reciente STS de 17 de febrero de 2014, Rc.
313/2012, del siguiente tenor:
« La descripción más ajustada de lo que puede
considerarse cargas del matrimonio la encontramos en el art. 1362, 1ª del C.
Civil, mencionando los gastos relativos al sostenimiento de la familia,
alimentación y educación de hijos comunes y las atenciones de previsión
acomodadas a los usos y circunstancias de la familia, que se limita a los
esposos y sus hijos.
En la sentencia recurrida se respeta el acervo
jurisprudencial antes expuesto, en cuanto no perturba el concepto de cargas del
matrimonio, dado que se limita a constatar que la vivienda familiar es
privativa de la esposa y que se concertó el pago del préstamo hipotecario por
ambos cónyuges y a ello se obligaron frente al banco, por lo que se limita a
reflejar el ámbito obligacional concertado voluntariamente por los litigantes,
sin mencionar que ello constituya una carga del matrimonio, como reconoce la
parte recurrida, razón por la que procede desestimar el recurso, dado que no se
aprecia el interés casacional alegado, pues la resolución recurrida se ajusta a
la doctrina jurisprudencial expuesta, sin apartarse de la misma».
De aplicar la anterior doctrina al motivo único resulta
su estimación, pues el importe de las cuotas de amortización del préstamo
hipotecario y del préstamo personal concertado para la financiación del
vehículo no pueden ser consideradas «cargas del matrimonio» en el sentido que a
esta expresión se reconoce en el art. 90 CC, sin que ello determine que
esta Sala deba pronunciarse sobre la solicitud de pensión compensatoria
formulada en la demanda. Sobre esta cuestión sostiene el Ministerio Fiscal que
la sentencia de 2ª instancia, al considerar cargas del matrimonio lo que
como pensión compensatoria se calificó en la 1ª instancia, se ha dejado
sin pensión compensatoria a la demandante pues en la sentencia dictada por la
Sección 24ª de la AP Madrid nada se estipula al respecto. Y añade que «al ser
un suplico de la demanda de divorcio que ha quedado en nebulosa y sin resolver
por la sentencia de la AP, entendemos que la Excma. Sala, si considerase que se
dan los presupuestos tenidos en cuenta por el juzgador de instancia en su
Fundamento de Derecho 7º para establecer la pensión compensatoria, deberá
fijar la cuantía de esta y el plazo de duración del pago de la misma, ya que la
sentencia de la AP nada establece al respecto».
Pues bien, esta Sala discrepa de la precedente
consideración porque de la sentencia de apelación se deduce que su adopción fue
denegada al reconocer que «habría sido más clarificador que se hubiese
establecido claramente que no había lugar a la pensión compensatoria y que
estas cantidades las consideraba y se imponían como contribución a las cargas
de matrimonio» y porque frente a dicha sentencia la demandante no interpuso
recurso alguno. Incluso solicitada por el demandado recurrente la aclaración de
la sentencia en el particular relativo al pronunciamiento sobre pensión
compensatoria, que fue denegada, la demandante alegó que «la sentencia es clara
y no necesita mayores precisiones. La Sala, en uso de su autoridad revisoría,
ha calificado de distinta manera una de las prestaciones económicas que el
esposo debe atender; igualmente, también ha variado su alcance temporal».
Dicho esto, la estimación del motivo determina la
casación y anulación de la sentencia dejando sin efecto la obligación del recurrente
de hacer frente al pago de los 2 préstamos en concepto de cargas del
matrimonio.
3.- La
sentencia recurrida, con la legítima intención, en favor de los menores, de que
el padre contribuya a facilitar vivienda a los mismos, le impone la obligación
de pagar las cuotas de amortización del préstamo contraído para la adquisición
de la vivienda conyugal, que es bien privativo de la demandante.
Pero obvia que el préstamo le fue concedido a ambos
cónyuges con carácter solidario por escritura de préstamo con garantía
hipotecaria otorgada por el Banco Popular Español S.A., el 23 de diciembre de
2004, según consta documentalmente y reconoce el propio recurrente en su
contestación a la demanda (folio 243 y 246).
Consecuencia de lo anterior, al ser el padre prestatario,
es que se encuentra cubierta la contribución de ambas partes para facilitar
vivienda a los menores. Afirma el recurrente que «[d]esde el inicio y en la
actualidad, y previsiblemente en el futuro, el que está soportando de forma
exclusiva este gasto es el Sr. J. M.», lo que por otra parte reconoce la
actora en su demanda, y añadía aquél que aunque ese pago no se puede computar
como una carga del matrimonio, esta cantidad «habrá de tenerse en cuenta en la
fijación de la pensión de alimentos».
En atención a lo expuesto el interés de los menores, que
la sentencia recurrida quiere salvaguardar, se encuentra cubierto. Si
circunstancias de futuro modificasen la situación fáctica existente, siempre
cabrá instar la oportuna modificación de medidas, pero lo que es indudable es
que la obligación de pagar el préstamo no constituye una carga del matrimonio.”
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