Un estudio relaciona el nivel de satisfacción personal con el estado civil y los hombres salen mejor parados
Olvídate de comprar bombones para San Valentín, vivir en pareja no hace la felicidad. Un estudio científico realizado en Alemania afirma que existe una relación entre el bienestar y el divorcio.
Aunque esta fórmula no representa a todos los individuos sí que existe una tendencia que sitúa el matrimonio como un punto de inflexión a partir del cual el nivel de satisfacción personal empieza a descender. En cambio, según el estudio, optar por el divorcio puede mejorar la calidad de vida.
El estudio se ha llevado a cabo con una muestra de 65.658
personas entre los 16 y los 59 años, dentro de las 20 oleadas de
recogida de datos del GSOEP (German Socio-Economic Panel) en la Alemania occidental, desde 1984 hasta 2003.
Pocos estudios miden, como este, la satisfacción vital antes, durante y después de un evento (la mayoría se limita a tener en cuenta la satisfacción subjetiva en un momento determinado). Y todo ello comparado con la satisfacción base: un valor estandarizado y que se establece en función de las circunstancias vitales y origen del entrevistado.
Las conclusiones nos han dejado pensando: 3 años antes del matrimonio, las mujeres eran infelices: su nivel de satisfacción se encontraba por debajo de la base. Incrementaba, sin embargo, a medida que se acercaban al año de su boda para después recuperar una situación de estabilidad durante el 2º,3º y 4º año de su matrimonio. Monotonía, lo llamarían algunos. Hasta que el 5º año la infelicidad se apoderaba de ellas.
Según los resultados, los hombres son en general seres más satisfechos;
una felicidad que solo se ve reducida después de casarse. No recoge el
estudio cuáles son los alicientes vitales que los mantienen por encima
de la línea de la satisfacción base hasta que al 5º año después de su boda caen en el desánimo.
El divorcio, en cambio, levanta los corazones. 5 años después de una ruptura, las mujeres encuentran estabilidad 4 puntos por encima de la satisfacción base, mientras los hombres siguen elevándose en una satisfacción eufórica. ¿Continuará?
Aunque esta fórmula no representa a todos los individuos sí que existe una tendencia que sitúa el matrimonio como un punto de inflexión a partir del cual el nivel de satisfacción personal empieza a descender. En cambio, según el estudio, optar por el divorcio puede mejorar la calidad de vida.
Pocos estudios miden, como este, la satisfacción vital antes, durante y después de un evento (la mayoría se limita a tener en cuenta la satisfacción subjetiva en un momento determinado). Y todo ello comparado con la satisfacción base: un valor estandarizado y que se establece en función de las circunstancias vitales y origen del entrevistado.
Las conclusiones nos han dejado pensando: 3 años antes del matrimonio, las mujeres eran infelices: su nivel de satisfacción se encontraba por debajo de la base. Incrementaba, sin embargo, a medida que se acercaban al año de su boda para después recuperar una situación de estabilidad durante el 2º,3º y 4º año de su matrimonio. Monotonía, lo llamarían algunos. Hasta que el 5º año la infelicidad se apoderaba de ellas.
Los hombres están más satisfechos con su vida que las mujeres, tanto en el matrimonio como en el divorcio
El divorcio, en cambio, levanta los corazones. 5 años después de una ruptura, las mujeres encuentran estabilidad 4 puntos por encima de la satisfacción base, mientras los hombres siguen elevándose en una satisfacción eufórica. ¿Continuará?
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