Una oleada de divorcios ponen en alerta a las autoridades del país.
Este año se han registrado unas 30.000 rupturas matrimoniales
Los conservadores hablan de un contagio de la cultura occidental
ZAHIDA MEMBRADO/ Las autoridades iraníes asisten alarmadas a la oleada de divorcios que cada año se registran en las ciudades más pobladas de Irán. En una sociedad tan conservadora como la iraní, que
30.000 parejas, según datos oficiales, pongan fin a sus matrimonios en un solo año en Teherán es señal de que algo está cambiando en la
República Islámica. Y si del total de divorcios, el 90% se
ejecutan sin pasar por el juzgado, sino mediante una fórmula
administrativa que agiliza el proceso y evita la burocracia, entonces la
alarma es doble, porque no hay tiempo para intentar evitar la tragedia.En un país donde existe el matrimonio por horas, también hay cabida para el divorcio exprés. Sin embargo, mientras que con el matrimonio temporal -fórmula que permite mantener relaciones sexuales sin infringir la ley- las autoridades más conservadoras se muestran de acuerdo, la posibilidad de extinguir un matrimonio en un tiempo récord despierta muchos más recelos. Irán sufre un grave problema de envejecimiento de la población.
Las parejas cada vez tienen menos hijos, movidas por la dificultad para mantener a sus vástagos y, sobre todo, por la incorporación de las mujeres al mundo laboral.
El 60% de los universitarios de Irán son chicas que cuando terminan la universidad su 1º objetivo no es casarse y ser madres, sino encontrar un empleo cualificado. Independientes económicamente, cada vez son menos las mujeres que aceptan matrimonios conflictivos o violentos. También ellos solicitan el divorcio, pero este aumento sin precedentes de rupturas matrimoniales está indudablemente ligado a la emancipación de la mujer iraní.
Ante este escenario, las autoridades han puesto el grito en el cielo y tratan de buscar la manera de invertir la tendencia. Señal de la gravedad de la situación es el pronunciamiento al respecto del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, quien hace unos meses pidió a los funcionarios judiciales que se esmeraran para agilizar los matrimonios entre los jóvenes y trataran de frenar el nº de divorcios exprés.
La lentitud para lograr el divorcio por los cauces tradicionales -asistiendo al juzgado-, llegando a demorar la disolución matrimonial hasta 4 años, lleva a las parejas a optar por la vía rápida. 27.000 divorcios se firmaron a través de este sistema el pasado año en Teherán. Mientras una parte de la sociedad aplaude que exista esta fórmula, las voces más conservadoras consideran que es consecuencia del contagio de la cultura occidental y temen que el aumento de divorcio ponga en peligro la pervivencia de los valores de la República Islámica. Por ello, estudian medidas que eviten las rupturas.
Una de ellas la adelantó el responsable del Centro para la promoción y control de la natalidad, Majid Rezazadeh, quien, según cita el sitio web Roozonline, anunció días antes del pronunciamiento de Jamenei la creación de la figura del consejero conyugal. Su rol será el de intentar disuadir a las parejas de consumar la separación.
Desde la Univesidad de Teherán, el sociólogo Saeed Maidfar, se muestra en contra. "El divorcio exprés es un fenómeno de las grandes ciudades que permite evitar la violencia y los conflictos familiares. Las parejas asumen de manera racional que no pueden continuar viviendo juntas y deciden llevar adelante el divorcio para poner fin a los conflictos y a la infelicidad".
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