Mikel Gil Sojo.| Lunes, 10 de Agosto de 2015
Hasta las leyes tienen “vacaciones”. Después de 3 meses de vacatio legis,
la Ley de Corresponsabilidad Parental aprobada el pasado 30 de junio
entrará en vigor, como está escrito en ella, el 1 de octubre. La ley,
aprobada con votos de PNV, PP y UPyD, fija la custodia compartida de
menores por parte de ambos padres tras la ruptura, haya acuerdo entre
ellos o no. De todas formas, el juez tomará esta decisión solamente
cuando “no sea perjudicial para el interés de los menores”, como reza la
ley. El texto publicado en el Boletín Oficial del País Vasco es
rotundo. Previamente, la guarda compartida era la excepción a la regla.
En un juicio contencioso -esto es, de uno contra otro- entre ambos
padres, la custodia de los menores iba para la madre casi con toda
seguridad. Pero en un proceso de mutuo acuerdo, los juzgados sí
concedían la guarda compartida a ambos progenitores, sobre todo desde
que el Tribunal Supremo adoptó tal criterio. Por este motivo, la nueva
ley vasca no es tan innovadora como lo sería hace 3 años, cuando la
Asociación de Padres y Madres Separados (Kidetza) lanzó la Iniciativa
Legislativa Popular que alcanzó 85.000 firmas.
Queda una intriga por resolver, si habrá una revolución en los tribunales que provoque custodias compartidas decretadas a diestro y siniestro. Hay expertos del sector que adelantan que no será así. Javier Monedero, abogado especialista en derecho familiar, admite que se minimizan las restricciones para el otorgamiento de la guarda compartida, pero prevé que habrá elementos cruciales que no favorezcan su concesión. “El juez tiene la capacidad decisoria, pero siempre solicitará el dictamen de los especialistas”. Éste es un informe elaborado por psicólogos y trabajadores sociales que asisten a los juzgados. Monedero apunta que “el 80% de las resoluciones judiciales se basan en los dictámenes psicosociales. Y, evidentemente, los hijos mayores de 12 años serán escuchados y transmitirán su opinión”. Es por ello que el letrado cree que “el juez va a curarse en salud, a ver si concede una compartida y al día siguiente hay problemas”. El letrado opina que hay padres y madres que están insatisfechos con esta nueva ley, porque no garantiza en absoluto sus deseos. “Demandan una concesión automática de la guarda compartida, sin dictamen psicosocial ni historias”.
No obstante, en la Federación Vasca de Padres y Madres Separados (Kidetza) sí que se dan por satisfechos con “esta ley que recoge nuestras reivindicaciones y valora absolutamente el interés superior del menor”, según afirma Marta Blanco, su secretaria de prensa. Ha supuesto para ellos años de aventura parlamentaria hasta acordar con la mayoría de los diputados el texto legal definitivo. En el lado discrepante, Bildu “que votó en contra, y PSE, “que se abstuvo en parte”. Blanco explica la posición de ambos partidos, que “defendían que esta ley era mala, porque en el divorcio hay que hacer un traje a medida en cada caso”. Esta abogada considera que dicho argumento “es el mayor engañabobos del mundo. Cada divorcio se estudia por separado porque cada matrimonio es un mundo, y esta ley no va a imponer la custodia compartida si no conviene al menor. Por ejemplo, en casos de violencia doméstica”. Pero no hay que irse a casos tan extremos para vaticinar cuándo no se va a entregar la custodia compartida. Tanto Blanco como Monedero ponen el ejemplo del cónyuge transportista. Si uno de los padres tiene condiciones laborales muy exigentes y se ve obligado a descuidar la crianza, es difícil que le concedan la guarda de los hijos.
Monedero también considera fundamental que los progenitores guarden una buena relación, aún con la nueva ley. Sobre todo, en los casos en los que se quiera actualizar el convenio de divorcio de acuerdo a la nueva situación legal. “Siempre se tendrá en cuenta que hayan tenido una buena relación anterior, que no hayan tenido problemas de ejecución de pensiones o de derechos de visitas”. Marta Blanco, en cambio, se atiene a lo que dicta la ley. La custodia compartida se puede otorgar aunque los padres guarden mala relación. La abogada de Kidetza opina que “en condiciones normales, el menor siempre estará mejor con ambos padres, haya la relación que haya entre ellos, mientras tengan las mismas pautas educativas para sus hijos”. Por tanto, asevera que es “casi imposible” que un juez, en una situación donde la custodia compartida sea viable, no la dé.
Cuestión de género. El principal argumento de los partidos posicionados en contra de la ley -EH Bildu y PSE- en el Parlamento Vasco era el feminista. La ponente socialista, Miren Gallastegui, manifestó su incomprensión ante la aprobación de una ley vasca a la que el Instituto Vasco de la Mujer, Emakunde, no diese su visto bueno. Su directora, Izaskun Landaida, se muestra tibia ante la nueva legislación. Por un lado, agradece que la versión final no recoja el carácter “preferente” de la custodia compartida, sino circunstancial en cuanto a los factores recogidos en el art. 9.3 de la ley. Estos son 10 condicionantes en total. Por ejemplo, la opinión de los menores, el respeto entre progenitores y sus hijos o las posibilidades de conciliación de vida laboral y familiar de los padres. Pero Landaida mantiene que la custodia compartida no es la mejor para los hijos. “Si aumenta la corresponsabilidad de los padres habrá más solicitudes de la guarda compartida. Pero la corresponsabilidad no se inicia tras el divorcio, sino desde el mismo nacimiento de la criatura”. Es ahí donde Emakunde ve la desigualdad entre las labores de crianza de madres y padres.
Hay quien dice que los hombres divorciados desapegados de sus hijos querrán buscar la custodia compartida para librarse así de la pensión alimenticia o gastos hipotecarios. Es algo que Marta Blanco escucha a menudo y cree que se dice con mucha impunidad. “Si yo lo dijese a la inversa, es decir, que hay muchas madres que quieren la custodia para ellas para quedarse con la casa y un dinerito extra, sería un escándalo”. La abogada de Kidetza cree, además, que lo discriminatorio para la mujer es “relegarla a la crianza de sus hijos mientras el exmarido puede disfrutar de una carrera profesional exitosa”.
Queda una intriga por resolver, si habrá una revolución en los tribunales que provoque custodias compartidas decretadas a diestro y siniestro. Hay expertos del sector que adelantan que no será así. Javier Monedero, abogado especialista en derecho familiar, admite que se minimizan las restricciones para el otorgamiento de la guarda compartida, pero prevé que habrá elementos cruciales que no favorezcan su concesión. “El juez tiene la capacidad decisoria, pero siempre solicitará el dictamen de los especialistas”. Éste es un informe elaborado por psicólogos y trabajadores sociales que asisten a los juzgados. Monedero apunta que “el 80% de las resoluciones judiciales se basan en los dictámenes psicosociales. Y, evidentemente, los hijos mayores de 12 años serán escuchados y transmitirán su opinión”. Es por ello que el letrado cree que “el juez va a curarse en salud, a ver si concede una compartida y al día siguiente hay problemas”. El letrado opina que hay padres y madres que están insatisfechos con esta nueva ley, porque no garantiza en absoluto sus deseos. “Demandan una concesión automática de la guarda compartida, sin dictamen psicosocial ni historias”.
No obstante, en la Federación Vasca de Padres y Madres Separados (Kidetza) sí que se dan por satisfechos con “esta ley que recoge nuestras reivindicaciones y valora absolutamente el interés superior del menor”, según afirma Marta Blanco, su secretaria de prensa. Ha supuesto para ellos años de aventura parlamentaria hasta acordar con la mayoría de los diputados el texto legal definitivo. En el lado discrepante, Bildu “que votó en contra, y PSE, “que se abstuvo en parte”. Blanco explica la posición de ambos partidos, que “defendían que esta ley era mala, porque en el divorcio hay que hacer un traje a medida en cada caso”. Esta abogada considera que dicho argumento “es el mayor engañabobos del mundo. Cada divorcio se estudia por separado porque cada matrimonio es un mundo, y esta ley no va a imponer la custodia compartida si no conviene al menor. Por ejemplo, en casos de violencia doméstica”. Pero no hay que irse a casos tan extremos para vaticinar cuándo no se va a entregar la custodia compartida. Tanto Blanco como Monedero ponen el ejemplo del cónyuge transportista. Si uno de los padres tiene condiciones laborales muy exigentes y se ve obligado a descuidar la crianza, es difícil que le concedan la guarda de los hijos.
Monedero también considera fundamental que los progenitores guarden una buena relación, aún con la nueva ley. Sobre todo, en los casos en los que se quiera actualizar el convenio de divorcio de acuerdo a la nueva situación legal. “Siempre se tendrá en cuenta que hayan tenido una buena relación anterior, que no hayan tenido problemas de ejecución de pensiones o de derechos de visitas”. Marta Blanco, en cambio, se atiene a lo que dicta la ley. La custodia compartida se puede otorgar aunque los padres guarden mala relación. La abogada de Kidetza opina que “en condiciones normales, el menor siempre estará mejor con ambos padres, haya la relación que haya entre ellos, mientras tengan las mismas pautas educativas para sus hijos”. Por tanto, asevera que es “casi imposible” que un juez, en una situación donde la custodia compartida sea viable, no la dé.
Cuestión de género. El principal argumento de los partidos posicionados en contra de la ley -EH Bildu y PSE- en el Parlamento Vasco era el feminista. La ponente socialista, Miren Gallastegui, manifestó su incomprensión ante la aprobación de una ley vasca a la que el Instituto Vasco de la Mujer, Emakunde, no diese su visto bueno. Su directora, Izaskun Landaida, se muestra tibia ante la nueva legislación. Por un lado, agradece que la versión final no recoja el carácter “preferente” de la custodia compartida, sino circunstancial en cuanto a los factores recogidos en el art. 9.3 de la ley. Estos son 10 condicionantes en total. Por ejemplo, la opinión de los menores, el respeto entre progenitores y sus hijos o las posibilidades de conciliación de vida laboral y familiar de los padres. Pero Landaida mantiene que la custodia compartida no es la mejor para los hijos. “Si aumenta la corresponsabilidad de los padres habrá más solicitudes de la guarda compartida. Pero la corresponsabilidad no se inicia tras el divorcio, sino desde el mismo nacimiento de la criatura”. Es ahí donde Emakunde ve la desigualdad entre las labores de crianza de madres y padres.
Hay quien dice que los hombres divorciados desapegados de sus hijos querrán buscar la custodia compartida para librarse así de la pensión alimenticia o gastos hipotecarios. Es algo que Marta Blanco escucha a menudo y cree que se dice con mucha impunidad. “Si yo lo dijese a la inversa, es decir, que hay muchas madres que quieren la custodia para ellas para quedarse con la casa y un dinerito extra, sería un escándalo”. La abogada de Kidetza cree, además, que lo discriminatorio para la mujer es “relegarla a la crianza de sus hijos mientras el exmarido puede disfrutar de una carrera profesional exitosa”.
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