Ramon Tamborero/ Abogado de familia/15 de junio de 2015
La tasa
de divorcio ha crecimiento significativamente en los últimos años. ¿Le hemos perdido el miedo a divorciarnos?
-Seguro. No sólo
se ha perdido el miedo al divorcio sino que está instalado en la cultura de
este país. Cuando se aprobó la ley del divorcio en 1981, al divorciado se le
señalaba en la sociedad. Actualmente, es algo totalmente aceptado.
-Pero además
España se sitúa a la cabeza de los países con más separaciones y divorcios, con
una tasa del 61%. ¿A qué se debe?
-Hay varios
factores: el cambio de la sociedad en cuanto a que la mujer ya hace años entró
en el mundo laboral y dejó de depender del marido como ocurría antes. Antes
muchas mujeres no se atrevían a divorciarse por el miedo al futuro. Otro factor
es lo que decía antes, que culturalmente está aceptado y no vemos nada malo en
ello. Es un tema inminentemente cultural y creo que la gente que se casa ya
tiene asumido que podría darse la ruptura.
-Entremos ya en el
momento de la ruptura. ¿Qué papel juegan los abogados?
-Son los propios
abogados, particularmente los abogados de familia, que conocemos la dificultad
de garantizar nada en un juzgado, quienes propugnan el intentar llegar a un
acuerdo. Eso va en contra de la imagen que se tiene en la calle, la imagen del
abogado que lo quiere es pleitos. El buen abogado es el que potencia el pacto
por la frase esa tan conocida de que «más vale un mal pacto que una buena
sentencia», porque el mal pacto, en general, los 2 se esfuerzan en cumplirlo;
la sentencia que ha gustado uno y al otro no, al que no le ha gustado, en
cuanto puede, intenta saltársela. De hecho, ha habido una inversión y ahora hay
más procesos de divorcio de mutuo acuerdo que contenciosos
-También se
potencian estos pactos desde los juzgados
-Sin duda. En
muchas comunidades autónomas se está potenciando la figura de la mediación, a
pesar de que en el plano del derecho de familia no creo que esté dando buenos
resultados. Incluso los propios jueces son los 1ºs que, cuando llega el
día de la vista oral del juicio en un proceso contencioso, insisten a los
letrados para intentar llegar a un acuerdo antes de celebrar el juicio, aunque
yo creo que los pactos a las puertas de una sala de juicios no suelen ser
excesivamente buenos ni objetivos porque hay una gran presión psicológica en la
pareja en aquel momento.
-¿Los juzgados dan
abasto o se están resintiendo?
-Se resienten y
por varios motivos. Durante los años de la crisis, desde el 2007, es cierto que
no siguió en aumento el nº de divorcios, pero por contra entraron muchas
demandas de modificación de sentencias que ya se habían dictado porque han
cambiado las circunstancias de las personas debido a la crisis. También el
cambio de ley en algunos aspectos, como el que se refiere a la guarda
compartida, ha propiciado la revisión de sentencias. Todo eso provocó un gran volumen
de asuntos. En 2º lugar, esa falta de miedo a divorciarse hace que la
gente de el paso, pero por contra la administración pública no está creando
suficientes juzgados, con lo cual están absolutamente colapsados.
-¿Y eso provoca
retrasos?
- Existe un
agravio comparativo entre aquellas personas que por vivir en grandes ciudades
tienen juzgados especializados, frente a aquellas que por vivir en pequeñas
poblaciones no tienen un juzgado de familia y les toca un juzgado en el que
entran todo tipo de temas y además está colapsado. Hay juzgados en los que
desde que presentas la demanda hasta el primer acto judicial pueden pasar 10
meses. Y eso no pasa en ciudades donde hay juzgados de familia.
-¿El divorcio
exprés es un buen método para aliviar a los juzgados?
-Sí. La ley quitó
la obligación de que para divorciarte tenías que pasar previamente por la
separación . Eso ha aliviado la carga de los juzgados y creo que en un futuro
cercano, dependiendo de cuestiones políticas, si se aprueban las leyes que en este
momento están pendientes de ser aprobadas, va a haber otro elemento que va a
ayudar a descargar a los juzgados como es la posibilidad de divorciarte ante un
notario sin tener que acudir a los tribunales, siempre
y cuando sea por mutuo acuerdo y no haya hijos. La línea va por ahí ,
como en Dinamarca, que puedes divorciarte por internet.
-¿En algunas
comunidades autónomas, como en Cataluña, se ha apostado
por la custodia compartida. ¿Cómo lo valora?
Cuando las 2
partes lo deciden, me parece bien, sin embargo creo que
ha habido una ola, una moda, de dar guardas compartidas a todo el mundo
sin valorar si los 2 progenitores, hasta el momento
de la ruptura, realmente habían repartido las funciones como padres. Esto ha provocado que se haya creído mucho en propuestas de
futuro por parte de quien la pide y no se había ocupado de los hijos, las
cuales luego no se ven reflejadas en la realidad. Es buena si el padre y
la madre han compartido los espacios de los niños, tanto educacionales como
lúdicos. Y para mí también tiene mucha importancia
la edad de los niños, puesto que hay una edad que necesitan más a la figura
materna. Algunos jueces me han comentado que últimamente se ha dado con
excesiva ligereza.
-¿Hay algo que
mejorar en el sistema judicial español en materia de derecho de familia?
Creo que
tiene una base que es buena, pero le faltan medios y sobre todo, debería haber una
especialización como la hay por ejemplo en el derecho mercantil o
laboral. Sin embargo, ninguno de los gobiernos por el momento ha estado por la
labor. En Inglaterra para ser juez de familia hay que hacer una especialización
en derecho de familia, haber estado 6 u 8 años al lado de otro juez de familia
para aprender y sólo entonces pasas a ser titular de un juzgado de familia.
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