En algunos procesos
de separación o divorcio, la lucha por la custodia puede llevar a uno de
los miembros de la expareja a que intente hacer creer a los hijos que
el otro tiene toda la culpa.
Por MONTSE ARBOIX/16 de marzo de 2015
Un miembro de la hasta entonces pareja incita a su hijo para que rechace
a su excónyuge. Para ello no duda en infundirle temor y utilizar
insultos y hasta denuncias falsas de abusos sexuales. Este
comportamiento es denominado por los defensores de su existencia como síndrome de alienación parental (SAP).
Sin embargo, las más importantes sociedades científicas en salud mental
lo rechazan como entidad clínica. La razón 1ª no está en que una pareja quiera finalizar su vida en común, sino porque hacen cómplices a sus vástagos de los conflictos que genera la propia separación: uno de los miembros se siente víctima e intenta hacer creer a los hijos que el otro tiene toda la culpa. Esto podría enmarcarse dentro de una forma grave de maltrato psicológico y, por este motivo, es fundamental que los profesionales (abogados, pediatras, enfermeras, médicos o psicólogos) que atiendan a la pareja o a los hijos estén alerta para detectarlo a tiempo y animar a los padres y madres a buscar ayuda terapéutica.
El SAP nunca ha sido incluido en ninguna edición del DSM de la Asociación Americana de Psiquiatría ni tampoco en la CIE de la OMSSAP: UNA ENTIDAD CONTROVERTIDA.
Descrito por el profesor de psiquiatría Richard Gardner en 1985 para referirse a lo que él puntualizaba como un desorden psicopatológico, el síndrome de alienación parental (SAP) nunca ha tenido el apoyo de la comunidad científica, que siempre ha esgrimido la falta de datos y de los criterios metodológicos científicos necesarios. Incluso desde la misma Asociación Americana de Psicología (APA), en su momento, expresó su preocupación por el uso de este término.
De hecho, el SAP, como entidad clínica, ha sido rechazado por distintas sociedades científicas de todo el mundo, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la APA. No ha sido incluido en ninguna edición del 'Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales' (cuya última edición es la Vª, el DSM-V) de la Asociación Americana de Psiquiatría, ni tampoco en la 'Clasificación internacional de enfermedades' (CIE) de la OMS, ya que los expertos siguen considerando que necesita más investigación.
Las continuas desavenencias y peleas por la custodia pueden provocar en los más pequeños problemas de distinta índole¿Un Síndrome falso?
En el artículo 'La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner (SAP): Terapia de la amenaza', de Antonio Escudero (psiquiatra), Lola Aguilar (pediatra) y Julia de la Cruz (cirujana genera), publicado hace unos años en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, señalan que, a pesar de que esta entidad se ha introducido en los juzgados con el argumento de tratarse de un nuevo trastorno clínico, consideran que no lo es, que no es una entidad médica ni clínica, y solo puede entenderse como modelo teórico de una disfunción familiar dentro de un contexto legal.
Los autores reconocen que tiene repercusiones dentro del sistema legal español, aunque no ha mostrado ninguna capacidad discriminatoria entre los abusos y malos tratos verdaderos y los falsos; el riesgo de cambio de custodia ante una sospecha de un posible SAP (sobre todo en mujeres víctimas de violencia de género) incrementa la desprotección de los hijos; la vigilancia estrecha de los niños y del posible individuo alienador rompe el vínculo fraternal; y la confianza de los pequeños hacia los adultos como figura protectora se ve menoscabada, entre otros.
De hecho, estos mismos autores advierten de la contradicción que puede darse ante un diagnóstico de SAP y cambio de custodia: puede ayudar a crear condiciones favorables para que se desarrolle un 2º SAP, solo que inverso contra el progenitor diagnosticado como alienador y sobre el niño, pero esta vez legalizado y tutelado por un especialista.
En realidad, son muchas las voces que reclaman que hasta que la comunidad científica no lo reconozca como entidad clínica, el SAP no tendría que ser utilizado en los juzgados.
Los hijos, los más perjudicados en los conflictos.
Es evidente que los conflictos generados por una separación causan gran dolor emocional a los hijos. Las continuas desavenencias y peleas por la custodia pueden provocar en los más pequeños problemas de comunicación, depresión, dolor de cabeza, alteraciones gastrointestinales y tics nerviosos, entre otras. Incluso, muchos niños pueden llegar a acarrear un profundo sentimiento de culpabilidad, cuando se dan cuenta que han ayudado a uno de los progenitores a perjudicar al otro, sin quererlo.
Es evidente que los conflictos generados por una separación causan gran dolor emocional a los hijos. Las continuas desavenencias y peleas por la custodia pueden provocar en los más pequeños problemas de comunicación, depresión, dolor de cabeza, alteraciones gastrointestinales y tics nerviosos, entre otras. Incluso, muchos niños pueden llegar a acarrear un profundo sentimiento de culpabilidad, cuando se dan cuenta que han ayudado a uno de los progenitores a perjudicar al otro, sin quererlo.
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