Por BLANCA ÁLVAREZ/27 de febrero de 2015
La separación o divorcio de una pareja con hijos conlleva muchos problemas, pero el más importante es el que afecta a la relación con los niños.
Aunque las cosas están cambiando, casi siempre hay un cónyuge, el no
custodio, que disfruta muy poco de su derecho a estar con sus hijos.
Pero hay un derecho mayor que el del padre no custodio, el interés
superior del menor (el favor filii). Y para conseguirlo la mejor opción debería ser la custodia compartida. Con ella se busca que el hijo
conserve su relación con ambos progenitores y no sufra tanto la
ruptura, aunque también hay quien sostiene que genera más gastos a los
padres o el cambio continuo de casa supone menos estabilidad para los
niños. En las siguientes líneas se desgranan estas y otras bondades y desventajas de la custodia compartida.
Cuando un matrimonio que se rompe tiene hijos y opta por la custodia compartida, ambos progenitores ejercen la custodia legal de sus hijos menores de edad en las mismas condiciones y derechos. Al compartir la guarda del niño los padres pueden seguir disfrutando y ejerciendo de padre y madre como lo hacían antes de la separación, lo que tiene innumerables aspectos positivos. Pero también puede tener algunos puntos oscuros, por lo que antes de elegir la situación legal cuando hay una separación se debe conocer y analizar qué ventajas tiene para padres e hijos la custodia a tiempos iguales:
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Ruptura menos traumática para los niños: se garantiza a
los pequeños la posibilidad de disfrutar de sus 2 progenitores y es
el modelo que más se acerca a la vida que tenían antes de la separación
de sus padres.
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Se evitan sentimientos negativos: tras un divorcio son
muy frecuentes el miedo al abandono, tener sentimiento de deslealtad o
de culpa, de negación... Al vivir de manera muy parecida a lo conocido
hasta el momento, el niño está más seguro y estas sensaciones no afloran
con tanta virulencia.
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Evita la parentificación: es decir, que los hijos se
hagan demasiado responsables. La custodia compartida evita que un
pequeño asuma el papel del padre o de la madre y tome decisiones que no
le corresponden.
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No se cuestiona la idoneidad de ninguno de los progenitores: se considera a ambos como aptos para llevar a cabo la crianza y educación de sus hijos.
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Modelo educativo para el niño: el sistema de guarda compartida favorece que los padres lleguen a acuerdos y así ser flexibles y capaces de negociar se convierte en un modelo de conducta.
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Mayor responsabilidad: los progenitores que eligen la custodia compartida se tienen que comprometer más, tienen más obligaciones y responsabilidades.
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Mayor cooperación y comunicación: los padres se involucran más en la vida de sus hijos.
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Enriquecimiento para los niños: hay una sensación "de
suma", no "de resta". Así, los pequeños sienten que forman parte de cada
nueva familia con la que viven; no se integran en una y se sienten
ajenos en el hogar del padre no custodio.
A pesar de sus virtudes, compartir la custodia de los hijos puede tener algunos aspectos negativos, entre los que se encuentran los siguientes:
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Mayores gastos: los padres se encuentran en la
necesidad de hacer frente a mayores gastos, como tener sus respectivas
viviendas acondicionadas para poder darles a sus niños un lugar adecuado
para vivir.
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Los progenitores deben vivir cerca: en la custodia
compartida es aconsejable que las casas de los padres estén cerca. Como
un divorcio llega generalmente cuando la pareja tiene desavenencias, es
una gran dificultad tener que coincidir y un inconveniente muy grande
para muchos progenitores.
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Cambio de hábitos: los niños tienen que adaptarse a las costumbres de cada uno de los hogares en los que vive.
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Menor estabilidad: a no ser que se disponga de mucho
dinero, y los pequeños continúen en una casa común siempre, mientras los
padres varían de residencia cuando el otro cónyuge está con los hijos,
el niño puede verse perjudicado. Un cambio de domicilio continuo puede
hacerles tener menos concentración, menos seguridad y sentido de
pertenencia.
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¿No para niños muy pequeños?: cuanto más pequeños sean
los hijos, más necesidad biológica tienen de mantenerse de forma
constante al lado de su cuidador principal. Esto garantiza su
estabilidad emocional, conductual y educativa, según concluye el estudio
"Overnight Custody Arrangements, Attachment and Adjustment Among Very
Young Children" de la Universidad de Virginia (EE.UU.). Este informe,
sin embargo, ha sido muy cuestionado.
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