José J. Alonso/ Qué.es/01.09.2014
Disponer
de más tiempo libre durante las vacaciones en muchas ocasiones supone
una bomba de relojería para las parejas en problemas, que acaban
'volando por los aires' en el juzgado.
¿Qué tal con tu pareja después de las vacaciones? Dicen que si las relaciones son buenas, al final del verano son mejores, pero, si son malas, los días de asueto pasan factura y se acaba en separación en el otoño.
Las estadísticas lo confirman. Las vacaciones deberían unir más a la
pareja, pero es en este tiempo cuando tenemos más contacto continuo con
nuestra pareja y ponemos a prueba nuestras habilidades de comunicación,
nuestra habilidad para resolver conflictos, cuando salen muchos
problemas que se llevan arrastrando durante todo el año. ¿Tienes
reservado tu divorcio en septiembre?.
El divorcio está aumentando de manera imparable desde su legalización en 1981.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, España es el 3º país de la Unión Europea,
después de Portugal e Italia, donde la proporción de divorcios ha
aumentado más en la última década -casi un 40 % desde 1996-.
Este dato choca, no obstante con otro: España es el país de la Unión Europea donde la tendencia a la duración del matrimonio es mayor: una media de 13,8 años.
Dicen
los filósofos, antropólogos y sociólogos que somos una sociedad
profundamente hedonista. ¿Ansias de independencia mezclada con egoísmo y
la 'cultura del no esfuerzo'? Según el sociólogo, Ramón de Marcos, "por
ahí deben ir los tiros. Independencia y poder
están por encima de cualquier otra motivación, incluyendo el valor
ético o moral". ¿De verdad lo queremos todo fácil, bonito y rápido?
¿Estamos preparados para luchar por algo que no nos reporta satisfacción
inmediata? "No nos gusta la dependencia en ninguna de sus formas, ni el envejecimiento. Somos individualistas en ese sentido", concluye este experto.
Los psicólogos y terapeutas explican siempre que muchas parejas culpan de sus problemas de relación a la falta de tiempo, al estrés y al exceso de trabajo, y piensan que cuando llega el verano se van a limar asperezas, pero no siempre es así, sino que a menudo pasa lo contrario. Y es que según los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial, durante el 4º trimestre del 2013 se registraron en los juzgados 33.712 divorcios, mientras que en los anteriores 3 meses fueron 24.236.
En cuanto a las separaciones se registraron 1.928 entre octubre y diciembre por las 1.441 del 3º trimestre. Es decir, parece que en los meses de verano se deciden el 33 % de las separaciones, aunque temporalmente el verano solo es el 25 % del año. No hay correlación.
Podemos decir que muchas veces, pasadas las vacaciones, se produce una desilusión y un mayor deseo de separación. Según Susana Aparicio, psicóloga y consultora independiente de formación de pareja, "el aumento de divorcios tras las vacaciones no es una leyenda. 1 de cada 3 divorcios se produce en septiembre, a la vuelta de vacaciones de verano, aunque he de decir que también hay más divorcios en enero, a la vuelta de las vacaciones de Navidad".
¿Cómo es posible? "Tenemos más tiempo libre y más energía para tomar el pulso a la relación, mientras que el resto del año funcionamos en 'modo automático' porque tenemos todo nuestro tiempo ocupado -trabajo, casa, niños, colegios, compromisos sociales o familiares, etc.- y estamos agotados, sin energía para pensar y reflexionar sobre nuestra vida", asegura Aparicio. Es paradógico. Podemos llegar a pensar que cuando tenemos más tiempo para pensar de verdad en nuestra vida y relaciones, más decisiones de cambio llegamos a tomar. Y es que todos los especialistas concluyen que "a más convivencia más roces. Los conflictos latentes -conflictos ya existentes no resueltos- no desaparecen por arte de magia. Salen a la luz en vacaciones con toda su fuerza".
Hay algún ingrediente más. La independencia que mantienen las parejas durante el año se ve comprometida, ya que es un tiempo compartido, común, con los hijos, las familias respectivas etc... Algo que tiene repercusiones, especialmente en parejas poco cohesionadas o sin un compromiso real o en parejas cuyos componentes no quieren aceptar el hecho de que cuando te emparejas con alguien lo haces, de algún modo, con él o ella y todas sus circunstancias -familia, amigos, trabajo-.
"Es verdad que es necesario un espacio propio -amistades, aficiones, etc.- además del común con la pareja, para que la relación no termine asfixiada", dice Susana Aparicio. En su opinión, debemos priorizar la familia que hemos creado -nuestra pareja y nuestros hijos si los hubiera- sobre la familia de origen -padres y demás- y la familia política -suegros y demás-. "Si hay consenso en la pareja para pasar las vacaciones, o parte de ellas, con cualquiera de las familias es absolutamente necesario reservar siempre espacios físicos y tiempos para estar en pareja".
¿Y los hijos? Hay mucha parejas que creen que un hijo ayudará a mantener su relación. "A menudo no es así. Cambian totalmente la relación de pareja. Es importante dedicarse de vez en cuando un tiempo exclusivo para los 2 -un fin de semana romántico, una cena, celebrar los aniversarios, etc.- para que podamos recuperar la intimidad y no nos quedemos solo con los roles de padre y madre".
¿Qué hacer para que el verano no nos pase factura? Nuestra psicóloga nos ofrece alguna ayuda: Planificar juntos, priorizar a la familia que tú has creado, importancia de las relaciones sexuales, puesto que son el vínculo exclusivo de una pareja, equilibrar el tiempo para estar juntos con tiempo propio para cada uno. Y por último, "algo que a veces se nos olvida, una comunicación adecuada : utilizar la empatía -ponerse en el lugar del otr@-, la asertividad -respetar al otr@ y hacerte respetar- y negociaciones win-win -beneficio para ambos miembros de la pareja, equidad en la relación.
¿Llegaremos a Navidad en pareja?
Los psicólogos y terapeutas explican siempre que muchas parejas culpan de sus problemas de relación a la falta de tiempo, al estrés y al exceso de trabajo, y piensan que cuando llega el verano se van a limar asperezas, pero no siempre es así, sino que a menudo pasa lo contrario. Y es que según los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial, durante el 4º trimestre del 2013 se registraron en los juzgados 33.712 divorcios, mientras que en los anteriores 3 meses fueron 24.236.
En cuanto a las separaciones se registraron 1.928 entre octubre y diciembre por las 1.441 del 3º trimestre. Es decir, parece que en los meses de verano se deciden el 33 % de las separaciones, aunque temporalmente el verano solo es el 25 % del año. No hay correlación.
Podemos decir que muchas veces, pasadas las vacaciones, se produce una desilusión y un mayor deseo de separación. Según Susana Aparicio, psicóloga y consultora independiente de formación de pareja, "el aumento de divorcios tras las vacaciones no es una leyenda. 1 de cada 3 divorcios se produce en septiembre, a la vuelta de vacaciones de verano, aunque he de decir que también hay más divorcios en enero, a la vuelta de las vacaciones de Navidad".
¿Cómo es posible? "Tenemos más tiempo libre y más energía para tomar el pulso a la relación, mientras que el resto del año funcionamos en 'modo automático' porque tenemos todo nuestro tiempo ocupado -trabajo, casa, niños, colegios, compromisos sociales o familiares, etc.- y estamos agotados, sin energía para pensar y reflexionar sobre nuestra vida", asegura Aparicio. Es paradógico. Podemos llegar a pensar que cuando tenemos más tiempo para pensar de verdad en nuestra vida y relaciones, más decisiones de cambio llegamos a tomar. Y es que todos los especialistas concluyen que "a más convivencia más roces. Los conflictos latentes -conflictos ya existentes no resueltos- no desaparecen por arte de magia. Salen a la luz en vacaciones con toda su fuerza".
Hay algún ingrediente más. La independencia que mantienen las parejas durante el año se ve comprometida, ya que es un tiempo compartido, común, con los hijos, las familias respectivas etc... Algo que tiene repercusiones, especialmente en parejas poco cohesionadas o sin un compromiso real o en parejas cuyos componentes no quieren aceptar el hecho de que cuando te emparejas con alguien lo haces, de algún modo, con él o ella y todas sus circunstancias -familia, amigos, trabajo-.
"Es verdad que es necesario un espacio propio -amistades, aficiones, etc.- además del común con la pareja, para que la relación no termine asfixiada", dice Susana Aparicio. En su opinión, debemos priorizar la familia que hemos creado -nuestra pareja y nuestros hijos si los hubiera- sobre la familia de origen -padres y demás- y la familia política -suegros y demás-. "Si hay consenso en la pareja para pasar las vacaciones, o parte de ellas, con cualquiera de las familias es absolutamente necesario reservar siempre espacios físicos y tiempos para estar en pareja".
¿Y los hijos? Hay mucha parejas que creen que un hijo ayudará a mantener su relación. "A menudo no es así. Cambian totalmente la relación de pareja. Es importante dedicarse de vez en cuando un tiempo exclusivo para los 2 -un fin de semana romántico, una cena, celebrar los aniversarios, etc.- para que podamos recuperar la intimidad y no nos quedemos solo con los roles de padre y madre".
¿Qué hacer para que el verano no nos pase factura? Nuestra psicóloga nos ofrece alguna ayuda: Planificar juntos, priorizar a la familia que tú has creado, importancia de las relaciones sexuales, puesto que son el vínculo exclusivo de una pareja, equilibrar el tiempo para estar juntos con tiempo propio para cada uno. Y por último, "algo que a veces se nos olvida, una comunicación adecuada : utilizar la empatía -ponerse en el lugar del otr@-, la asertividad -respetar al otr@ y hacerte respetar- y negociaciones win-win -beneficio para ambos miembros de la pareja, equidad en la relación.
¿Llegaremos a Navidad en pareja?
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