La juez llegó en un vehículo de alta gama con cristales tintados y escoltada por 2 agentes de paisano que iban en otro coche, por lo que la mayor parte de los fotógrafos y de las cámaras que la aguardaban se quedaron sin su imagen, ya que accedió al templo por la puerta de la Calle Estrella, una calle sin aceras, solo con bordillos, y de poco más de 2 metros de ancha, lo justo para el vehículo.
De hecho, al dar marcha atrás el coche, solo unos centímetros, ha golpeado en la rodilla a un fotógrafo de prensa y a un agente de la Policía Nacional.
Sólo 4 motoristas de la Policía Nacional han participado en el operativo, junto a los 2 agentes de paisano que escoltaban a la juez, 1 de los cuales hubo de apartar a algunos fotógrafos para que Alaya pudiera abrir la puerta del coche y entrar en la iglesia.
1 hora más tarde, al salir por la puerta principal del Oratorio, que también es residencia de sacerdotes, los fotógrafos y cámaras pudieron obtener su imagen, mientras que algunas de las invitadas a la ceremonia no ocultaban su indignación con la labor de los informadores.
Al salir acompañada de su marido, ella sonriente, la pareja fue recibida en las puertas de la iglesia y justo antes de que accedieran de nuevo al coche que los esperaba en la misma puerta, por una lluvia de pétalos de rosas blancas que lanzaron unas adolescentes de las invitadas a la ceremonia.
El coche que ha trasladado a la juez también llevaba un ramo de rosas blancas en la bandeja posterior, y rosas blancas con lazos de gasa blanca atadas en las puertas del vehículo, como es costumbre en las bodas, y la propia juez llegó al templo con un ramo de estas flores en la mano.
Los periodistas que han cubierto el acto, entre cuyos invitados estaba el juez decano de Sevilla, Francisco Guerrero, hubieron de trasladarse esta mañana desde la distante Basílica del Gran Poder, donde inicialmente creían que se celebraría la ceremonia, hasta la Iglesia de San Alberto.
El retraso con el que ha comenzado la celebración ha hecho que una misa posterior, prevista para las 13.15 horas, se haya cancelado, y hasta el cura que iba a oficiar la ceremonia ha mostrado su enfado ante los periodistas que aguardaban a las puertas del templo por el retraso que se iba acumulando desde las 12 del mediodía.
El portero y sacristán del Oratorio, también con gesto de enojo, ha dicho a los periodistas que en los 25 años que lleva prestando servicio en este conjunto religioso nunca una novia se había retrasado más de 10 minutos.
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