Y recomendaciones para facilitar el proceso de separación a nivel emocional
Marta Ruiz
Se acabaron las vacaciones y para muchos, también el amor. Septiembre
es uno de los meses en los que más divorcios se producen y el motivo es
más que evidente. Las parejas que durante el resto del año apenas
conviven, en verano tienen que soportarse muchas más horas y no siempre
es fácil superar esa prueba de fuego que supone el periodo vacacional.Pero, ¿quién se queda con la casa? ¿A quién le corresponde la custodia de los hijos? ¿Cómo se establece la pensión alimenticia?
Una vez se ha tomado la decisión de poner fin al matrimonio, toca hacer frente a una serie de cuestiones que hay que dejar bien ancladas desde el primer momento para que divorciarse sea una solución a nuestro problema y no una complicación más.
Cómo tramitar el divorcio correctamente
“Lo primero es acudir a un abogado que te informe de las formas de separación que existen en España y de las consecuencias de cada una”, recomienda María Francisca Terán, abogada especialista en Derecho de familia. Dejarnos asesorar por un profesional es clave para superar un divorcio con éxito. Él nos aconsejará sobre los trámites y gestiones jurídicas y económicas; juntos, decidiremos de qué manera queremos llevar a cabo la disolución del matrimonio y será mucho más fácil afrontar un divorcio.Terán explica que en nuestro país existen dos opciones: divorcio de mutuo acuerdo o divorcio contencioso y para ambas, la ley impone ser representado por un abogado y un procurador.
Divorcio de mutuo acuerdo
“Esta forma es la más sencilla y más rápida”, afirma la jurista. “Se trata de una demanda aséptica que se acompaña de un convenio regulador -que es el contrato que forman los cónyuges donde no se dice por qué sí ni por qué no quieren divorciarse-, solo se presenta en el juzgado junto con una serie de documentación, y ellos tienen que ratificarte”. En el caso de divorcio en el que existieran hijos menores, habría un paso extra, “se pasaría al Ministerio Fiscal, que tiene que dar el visto bueno a lo que se ha acordado para asegurar que los menores están debidamente protegidos”, apunta Terán.
Es el tipo de divorcio preferible y menos traumático, pues suele tardar apenas unos dos meses, dependiendo de los juzgados, pero necesariamente los dos cónyuges tienen que estar de acuerdo en los siguientes puntos:
- En divorciarse.
- En quién se queda con el uso y disfrute de la vivienda conyugal.
- En quién se queda con la custodia de los hijos menores (con los mayores de edad en caso de que dependan económicamente de los padres) o si optar por la custodia compartida.
- En la pensión compensatoria (lo que un cónyuge abona al otro cuando hay un desfase salarial).
- En la pensión alimenticia (gastos de los hijos).
- En el derecho de visitas o de relacionarse con los hijos.
- En la disolución de la sociedad de gananciales.
Divorcio contencioso (sin mutuo acuerdo)
En este caso, el proceso se suele alargar bastante más porque hay que resolver los aspectos en los que los afectados no han logrado ponerse de acuerdo. Sin embargo, no tiene por qué convertirse en una batalla campal. Es importante afrontar esta etapa con positividad, luchando por nuestros intereses pero estando dispuestos a ceder cuando sea necesario, por el bien de los dos.“El divorcio contencioso se ciñe a los puntos en los que las dos partes difieren”, explica María Francisca Terán. El proceso sería el siguiente: “uno pone la demanda, el otro contesta, los citan a una vista y se proponen pruebas de lo que discuten; hay sentencia y el juez decide por ellos”.
Cómo afrontar un divorcio a nivel emocional
Poner fin a una relación de pareja siempre es complicado. A nadie le gusta llegar al divorcio porque eso significa que algo no ha salido como esperábamos y aun sabiendo de que es la decisión acertada, pasar por proceso de separación siempre es duro.Trinidad Bernal, doctora en Psicología y experta en emoción, relaciones interpersonales, conflicto y mediación hace una serie de recomendaciones para que la ruptura sea lo menos traumática posible:
- Hacer el procedimiento legal lo más correctamente posible. “Las formas equivocadas aumentan los sentimientos negativos”, apunta Bernal.
- Acudir a un profesional si creemos necesitarlo. La experta explica que a veces las emociones son excesivamente intensas como para ser gestionadas por uno mismo sin ningún tipo de ayuda, sobre todo para la parte que haya salido más afectada con la decisión.
- Separar el papel de pareja y el de padre. Se puede ser un mal esposo o esposa y en cambio un buen padre o madre.
- Eliminar los sentimientos de propiedad sobre los hijos. No son propiedad de uno solo.
- Ponerse de acuerdo con el otro cónyuge sobre qué decir, dónde y cuándo a los hijos, según las edades de estos y las costumbres de la familia. El mensaje debe transmitirse manera conjunta: “tus padres se quieren separar”.
- No reprimir o esconder a los hijos por lo que se está pasando porque ellos lo perciebn aunque se intente reprimir. Es mucho más recomendable hacerles entender que en estos momentos te sientes mal pero es algo momentáneo que les pasa a todos los humanos y se va a pasar que fingir que estás bien.
- Nunca hablar mal del otro a los hijos ni consentir que lo hagan los familiares. Palabras, insinuaciones o gestos inoportunos siempre empeoran las cosas.
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