Sección de Cartas al Director:
MANUEL MILLET FRASQUET,
Valencia.
25/09/2012
Nadie odia tanto a un maltratador como el que suscribe estas
líneas, sin embargo, actualmente la cruda realidad relativa a los casos
de violencia de género tiene más que ver con la que seguidamente
pasamos a describir en el siguiente caso tipo:
Imagine que una noche, después de un día especialmente complicado, en una situación económica tremenda como la que vivimos actualmente, Ud. llega a su casa, cansado e irritado con el mundo. Su mujer tampoco está de mejor humor. Sin saber como, discuten, en un momento dado, Ud., preso de un ataque de furia, le grita alguna barbaridad y ella, no menos furiosa, sin pensarlo, llama a la policía para denunciarle.
Desde ese mismo momento, amigo mío, Ud., aunque no lo sepa, ya es culpable de un delito de violencia de género. En los siguientes minutos se personará en su casa un coche patrulla, le llevarán esposado a comisaría y le tomarán las huellas, pasará una noche en el calabozo y seguidamente pasará a tener un juicio rápido en el que, ya que es culpable, su Abogado de oficio le aconsejará encarecidamente que acepte una condena reducida, en evitación de males mayores, cosa que hace. Lo más probable es que igualmente, en la sentencia que se dicte, se establezca un alejamiento de 6 meses respecto a su esposa y familia.
Toda esta sucesión de acontecimientos es automática.
Una persona normal se encuentra de la noche a la mañana:
1.- con unos antecedentes penales,
2.- con una orden de alejamiento,
3.- convertido en algo que no era, en un delincuente.
Dado que todo esto le resulta extraño, difícil de aceptar, la consecuencia es que el resentimiento le impide perdonar a su mujer por haber descolgado el teléfono y además, en muchas ocasiones, dado que en 6 meses no la puede ver, aprovecha y no vuelve a casa.
La consecuencia es que las facturas se quedan sin pagar, el alquiler o la hipoteca no se satisfacen, el desahucio se abre camino. Se pide rápidamente el divorcio. La familia se ha acabado.
Y cuidado con intentar reconciliarse antes de esos 6 meses, una hipotética condena por quebrantamiento de sentencia puede, en este caso afectarle tanto a ella como a Ud., que, le recuerdo, ya tiene antecedentes penales.
Quiero dejar claro que en todo este orden de cosas los Jueces y magistrados son profesionales extremadamente cualificados e intachables que sólo siguen un procedimiento preestablecido previamente (el Juez sigue la Ley, no la inventa).
Es la propia sistemática de la Ley la que lleva a la situación que se describe, en la que la realidad palpable en la calle es que la violencia de género, desconociendo sus orígenes, y sus principios inspiradores, en la realidad puede haber mutado y convertido en una especie de mecanismo siniestro, en un monstruo destrozahogares, en un proceso/instrumento de liquidación familiar, que cuenta a sus víctimas por millares.
Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión.
Las opiniones de la sección de Cartas al Director son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.
Imagine que una noche, después de un día especialmente complicado, en una situación económica tremenda como la que vivimos actualmente, Ud. llega a su casa, cansado e irritado con el mundo. Su mujer tampoco está de mejor humor. Sin saber como, discuten, en un momento dado, Ud., preso de un ataque de furia, le grita alguna barbaridad y ella, no menos furiosa, sin pensarlo, llama a la policía para denunciarle.
Desde ese mismo momento, amigo mío, Ud., aunque no lo sepa, ya es culpable de un delito de violencia de género. En los siguientes minutos se personará en su casa un coche patrulla, le llevarán esposado a comisaría y le tomarán las huellas, pasará una noche en el calabozo y seguidamente pasará a tener un juicio rápido en el que, ya que es culpable, su Abogado de oficio le aconsejará encarecidamente que acepte una condena reducida, en evitación de males mayores, cosa que hace. Lo más probable es que igualmente, en la sentencia que se dicte, se establezca un alejamiento de 6 meses respecto a su esposa y familia.
Toda esta sucesión de acontecimientos es automática.
Una persona normal se encuentra de la noche a la mañana:
1.- con unos antecedentes penales,
2.- con una orden de alejamiento,
3.- convertido en algo que no era, en un delincuente.
Dado que todo esto le resulta extraño, difícil de aceptar, la consecuencia es que el resentimiento le impide perdonar a su mujer por haber descolgado el teléfono y además, en muchas ocasiones, dado que en 6 meses no la puede ver, aprovecha y no vuelve a casa.
La consecuencia es que las facturas se quedan sin pagar, el alquiler o la hipoteca no se satisfacen, el desahucio se abre camino. Se pide rápidamente el divorcio. La familia se ha acabado.
Y cuidado con intentar reconciliarse antes de esos 6 meses, una hipotética condena por quebrantamiento de sentencia puede, en este caso afectarle tanto a ella como a Ud., que, le recuerdo, ya tiene antecedentes penales.
Quiero dejar claro que en todo este orden de cosas los Jueces y magistrados son profesionales extremadamente cualificados e intachables que sólo siguen un procedimiento preestablecido previamente (el Juez sigue la Ley, no la inventa).
Es la propia sistemática de la Ley la que lleva a la situación que se describe, en la que la realidad palpable en la calle es que la violencia de género, desconociendo sus orígenes, y sus principios inspiradores, en la realidad puede haber mutado y convertido en una especie de mecanismo siniestro, en un monstruo destrozahogares, en un proceso/instrumento de liquidación familiar, que cuenta a sus víctimas por millares.
Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión.
Las opiniones de la sección de Cartas al Director son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, solo se podra responder a los comentarios o preguntas si nos indicas un email de contacto.