En la violencia de género también se puede prever al agresor
www.salamanca24horas.com/Julia Conde Domingo, 12 de Agosto de 2012 | |
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Continúa la serie de reportajes con el criminólogo Miguel
Pérez Villoria. En esta ocasión habla de la violencia doméstica y de
género, donde la denuncia es fundamental
Uno de los conflictos que muchas veces se oculta en los
hogares es la violencia doméstica y la violencia de género.
La primera
de ellas se suele dar en el ámbito familiar, y es toda forma de
violencia, psíquica, física o sexual; se incluye todo acto violento en
las relaciones personales de convivencia, noviazgo, divorcio o
separación.
En cambio, la violencia de género se produce en el ámbito
doméstico, en el privado, y responde a modelos de conducta y de
comunicación propios de una relación asimétrica.
Es decir, se da en
relaciones que no son equitativas en las que hay dominación por una de
las partes, el agresor, que siempre tiene una relación de pareja, ya sea
conyugal o no con la víctima.
La actitud de un agresor se puede prever, porque el comportamiento
de un agresor doméstico tiente 5 características genéricas.
La
primera de ellas es el acoso, los intentos de control y el aislamiento
por parte del agresor, en lo que emplea la mayor parte de su tiempo.
La
segunda es la conducta violenta o agresiva, el agresor normalmente está
de mal humor, enfadado, y muestra su agresividad tanto verbalmente como
físicamente; incluso en ocasiones llega traslada esa violencia contra
objetos.
La tercera de estas características es la humillación, donde lo único que busca el agresor es mermar la autoestima de la mujer, de hecho, llega a hacerla objeto de críticas, descalificaciones, y la desprecia tanto en público como en privado sin ninguna razón que lo justifique.
La tercera de estas características es la humillación, donde lo único que busca el agresor es mermar la autoestima de la mujer, de hecho, llega a hacerla objeto de críticas, descalificaciones, y la desprecia tanto en público como en privado sin ninguna razón que lo justifique.
Además, el agresor utiliza la manipulación, siempre culpa a la pareja de
sus problemas, y no admite el diálogo.
Por último, se caracteriza por
la falta de admisión de críticas y errores, y cuando pide disculpas no
lo hace desinteresadamente.
A la hora de ejercer la violencia el agresor lo puede hacer a
través de 2 formas básicas: a través de la escalada de violencia o por
medio de un ciclo de violencia.
En la escalada de violencia, el primer
paso es la agresión psicológica, donde el agresor con la intención de
atacar la autoestima de la mujer la ridiculiza y la ignora, riéndose de
ella y comparándola con otras personas.
En este primer paso, a la mujer
la invade el miedo y deja de hablar por miedo a lo que el agresor le
pueda decir, a tener miedo a hablar o a hacer cualquier cosa por temor a
críticas de él.
Refuerzo del ataque psicológico.
Refuerzo del ataque psicológico.
El objetivo del agresor en el segundo paso buscar reforzar ese
ataque psicológico hacia la víctima. El agresor insulta a la mujer y la
denigra, metiéndose con su cuerpo y amenazándola con maltrato físico,
con el homicidio y con el suicidio.
En el último y tercer paso de este
proceso, el hombre se aprovecha de su fortaleza física, que
habitualmente suele ser superior al de la mujer y la utiliza contra ella
de diferentes formas, llegando a utilizar objetos para ejercer
violencia contra ella.
En la mayoría de los casos en medio de este tipo
de agresión obliga a la víctima a tener contactos sexuales. Todo esto
puede acabar en homicidio o con un suicido.
La otra forma básica de ejercer la violencia por parte de un
agresor es el ciclo de la violencia, que a su ves también tiene 3
fases: la acumulación de la tensión, el ‘episodio agudo’ y ‘la luna de
miel’.
En la primera de estas fases la tensión y la hostilidad se va
incrementando poco a poco entre los miembros de la pareja, y se basa en
la intimidación, en el aislamiento, en críticas continuas y en la
segregación.
Así es como el agresor consigue que la víctima se vaya
separando de su familia y amigos, apartándola de su vida propia.
Agresión física.
Agresión física.
En la siguiente fase, el episodio agudo, la tensión acumulada acaba
explotando y puede variar su nivel de gravedad, y se llega a producir
una agresión física, que en ocasiones pasa también a ser sexual.
En la
‘luna de miel el agresor asegura que se arrepiente, aceptando su culpa y
prometiendo no volver a realizar ninguna agresión. Sin embargo, volverá
a hacer lo mismo.
Para ayudar a las víctimas de malos tratos es importante
denunciarlo, para lo que está el teléfono gratuito 016 junto con los
centros de Acción Social de la Junta de Castilla y León.
La violencia de
género, muchas veces, es un problema que las víctimas viven en
silencio, por ello es importante que siempre haya una mano tendida
disponible a ayudarlas.
Nota: Confunde la violencia de género con la violencia doméstica y es que la violencia no tiene género o sexo. Y se utilizan todo los estereotipos de género manipulados por el lobby feminista español.
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