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Martes 31 de julio de 2012
ANTONIO PASTOR, EXPERTO EN TURISMO DE LA AIPET.
Una de mis inquietudes profesionales, desde 1965 a 2012, fue ampliar el conocimiento, práctico, dentro del abanico de posibilidades que ofrecía la gestión y dirección de un hotel.
En especial la dirección de recursos humanos. Y es en esta dirección, con las entrevistas periódicas a nuestros clientes internos, donde descubres las grandezas y miserias de la vida a través del relato de sus vivencias personales.
Diferenciando la existencia, al menos, de 5 tipos de violencia de género:
La violencia física. Aquella que deja huellas externas y es percibida objetivamente por las personas que rodean a la víctima.
Las acciones que forman parte son: empujones, mordiscos, patadas, puñetazos, etc., causados por el agresor utilizando su fuerza física o haciendo uso de algún objeto o arma.
Es el tipo de violencia más visible y que ha supuesto que haya sido mayoritariamente reconocida en la sociedad y jurídicamente, si lo comparamos con otros tipos de violencia que analizaremos a continuación.
La psíquica. La violencia psíquica aparece inevitablemente siempre que hay otro tipo de violencia.
Supone amenazas, insultos, humillaciones, desprecio hacia la propia mujer desvalorizando su trabajo, sus opiniones... Implica una manipulación en la que incluso la indiferencia o el silencio provocan en ella sentimientos de culpa e indefensión, incrementando el control y la dominación del agresor sobre la víctima, que es el objetivo último de la violencia de género. Dentro de esta categoría podrían incluirse otros topos de violencia que llevan aparejado sufrimiento psicológico para la víctima, y utilizan las coacciones, amenazas y manipulaciones para lograr sus fines.
La sexual. "Se ejerce mediante presiones físicas o psíquicas que pretenden imponer una relación sexual no deseada mediante coacción, intimidación o indefensión" (Alberdi y Matas, 2002).
La económica. En este tipo de violencia el agresor hace todo lo posible por controlar el acceso de la víctima, al dinero, impidiéndola trabajar de forma remunerada u obligándola a entregarle sus ingresos, para hacer él, uso exclusivo de los mismos.
En algunos casos, el agresor abandona su empleo y gasta el sueldo de la víctima de forma irresponsable. Como consecuencia, la víctima recurre a sus familiares o a los servicios sociales para solicitar ayuda económica.
Por último la violencia social. También habitual donde el agresor limita los contactos sociales y familiares de su pareja, aislándola de su entorno y limitando así un apoyo.
La igualdad no es una utopía sino una exigencia.
Un reto de toda la sociedad de todas las mujeres y hombres del planeta.
Es precisamente aquí donde todos tenemos una responsabilidad que asumir.
ANTONIO PASTOR, EXPERTO EN TURISMO DE LA AIPET.
Una de mis inquietudes profesionales, desde 1965 a 2012, fue ampliar el conocimiento, práctico, dentro del abanico de posibilidades que ofrecía la gestión y dirección de un hotel.
En especial la dirección de recursos humanos. Y es en esta dirección, con las entrevistas periódicas a nuestros clientes internos, donde descubres las grandezas y miserias de la vida a través del relato de sus vivencias personales.
Diferenciando la existencia, al menos, de 5 tipos de violencia de género:
La violencia física. Aquella que deja huellas externas y es percibida objetivamente por las personas que rodean a la víctima.
Las acciones que forman parte son: empujones, mordiscos, patadas, puñetazos, etc., causados por el agresor utilizando su fuerza física o haciendo uso de algún objeto o arma.
Es el tipo de violencia más visible y que ha supuesto que haya sido mayoritariamente reconocida en la sociedad y jurídicamente, si lo comparamos con otros tipos de violencia que analizaremos a continuación.
La psíquica. La violencia psíquica aparece inevitablemente siempre que hay otro tipo de violencia.
Supone amenazas, insultos, humillaciones, desprecio hacia la propia mujer desvalorizando su trabajo, sus opiniones... Implica una manipulación en la que incluso la indiferencia o el silencio provocan en ella sentimientos de culpa e indefensión, incrementando el control y la dominación del agresor sobre la víctima, que es el objetivo último de la violencia de género. Dentro de esta categoría podrían incluirse otros topos de violencia que llevan aparejado sufrimiento psicológico para la víctima, y utilizan las coacciones, amenazas y manipulaciones para lograr sus fines.
La sexual. "Se ejerce mediante presiones físicas o psíquicas que pretenden imponer una relación sexual no deseada mediante coacción, intimidación o indefensión" (Alberdi y Matas, 2002).
La económica. En este tipo de violencia el agresor hace todo lo posible por controlar el acceso de la víctima, al dinero, impidiéndola trabajar de forma remunerada u obligándola a entregarle sus ingresos, para hacer él, uso exclusivo de los mismos.
En algunos casos, el agresor abandona su empleo y gasta el sueldo de la víctima de forma irresponsable. Como consecuencia, la víctima recurre a sus familiares o a los servicios sociales para solicitar ayuda económica.
Por último la violencia social. También habitual donde el agresor limita los contactos sociales y familiares de su pareja, aislándola de su entorno y limitando así un apoyo.
La igualdad no es una utopía sino una exigencia.
Un reto de toda la sociedad de todas las mujeres y hombres del planeta.
Es precisamente aquí donde todos tenemos una responsabilidad que asumir.
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