el mundo.es/ Marisa Soleto,Directora de la Fundación Mujeres.
La tasa de actividad de las mujeres separadas y divorciadas en España
es la más alta entre los grupos de mujeres por su estado civil.
La más
baja es la de las viudas, seguida de la de las casadas.
Ha sido así
desde que existe el divorcio, lo que dice mucho del alcance que desde el
principio han tenido las famosas pensiones compensatorias y de
alimentos.
Sin embargo, existe una extendida creencia de que las mujeres, cuando se separan, viven a cuerpo de reina sacándole los higadillos a su ex.
Un par de datos lo desmienten.
Pensiones compensatorias casi no hay.
Se dictaminan cada vez menos, apenas un 10% en los divorcios del año
2010, según datos del INE.
Cuando se establecen suele ser frecuente que
se haga con carácter temporal, incluso en casos de mujeres amas de casa
con edades superiores a los 50 años.
En cuanto a las pensiones de alimentos a favor de los hijos e hijas,
están dirigidas, como su propio nombre indica a sufragar los gastos de
mantenimiento de los menores y sus importes no son muy altos.
Además,
los criterios con los que se establecen son los de la aportación de
ambos progenitores de acuerdo con sus ingresos.
Es decir, en
contra de la creencia general, no es cierto que uno paga y otro,
habitualmente otra, cuida, sino que los 2 contribuyen a los gastos de
los menores de acuerdo con sus posibilidades económicas y
buscando una situación de equilibrio entre ambas economías.
No digo que
no haya casos en los que este equilibrio esté roto, pero incluso
Internet está lleno de páginas WEB que recomiendan a los progenitores
que pagan pensiones de alimentos que pidan modificación de medidas si
las situaciones económicas cambian, tanto las propias como las del
progenitor custodio. Por lo que se trata de un ingreso condicionado.
En cuanto a los importes, siguen existiendo casos de pensiones de 150
euros mensuales y, en cualquier caso la recomendación que se maneja en los juzgados es que la pensión no supere el 30% del salario de quien paga la pensión.
El sueldo medio neto en España es de unos 1.400 euros, para los
hombres, aunque la mayoría está por debajo de esta retribución.
Queda el tema de la vivienda y la hipoteca.
El uso de la vivienda familiar a favor de los hijos e hijas
hace que sea el progenitor custodio, habitualmente la madre, se quede
con el uso de la vivienda, al menos hasta que los menores a cargo
alcancen la mayoría de edad.
La hipoteca, hay que pagarla al 50% entre ambos,
especialmente a partir de una sentencia del Tribunal Supremo del año
pasado.
Se trata de un aplazamiento de la disolución de la sociedad de
gananciales y suele pasar que se solicita de forma inmediata en cuanto
los menores alcanzan la mayoría de edad, recuperándose en ese momento el
capital invertido.
También están empezando a proliferar desahucios
motivados por el impago de la mitad de la hipoteca, la del progenitor
no custodio, ya que a pesar de que existe un derecho preferente de los
menores al uso de la vivienda, la legislación no ha previsto que esto afecte a los procedimientos mercantiles
que siguen su curso si uno de los propietarios deja de pagar su parte
de la hipoteca y el otro no puede hacer frente a ella.
Aquí también la
banca manda y gana.
Según la memoria de la Fiscalía General del Estado, en el año 2010, se iniciaron más de 18.000 procedimientos por impago de alimentos,
es decir, que sigue siendo frecuente que las madres que se queda con la
custodia, no perciba las pensione de alimentos fijadas en la sentencia
y, además es frecuente que este impago no se denuncie, salvo particular
encono o situación de emergencia económica.
No es de extrañar, por lo tanto, las altas tasas de actividad laboral
de las mujeres separadas, que se corresponden con una situación de
necesidad económica.
Pero además, con estas condiciones no es creíble que las mujeres se queden con la custodia por la pasta.
A pesar de todo esto, la red está llena de quejas de hombres que
consideran abusiva la situación económica en la que se quedan pos
ruptura matrimonial y claman por la custodia compartida como solución.
Pero los niños y las niñas suelen comer lo mismo y gastar lo mismo en zapatos, sea cual sea el régimen de custodia.
Con un régimen de custodia compartida la situación sería la siguiente.
Se vende la vivienda familiar
y se cancela la hipoteca pendiente y se reparte lo que quede, si es que
queda algo.
A partir de ahí cada uno de ellos sufragará los gastos
derivados de la convivencia con sus hijos que le toque, pongamos un mes
sí y un mes no.
Veamos, una media de gastos de cotidianos de 450 euros mensuales
por menor a cargo, (el coste mínimo por hijo calculado en el 2006 según
un informe que presentó ayer la Confederación Española de
Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu)) un alquiler de al menos 600 euros para una vivienda familiar,
aunque si es en Madrid, o Barcelona este importe puede suponer un
mínimo de 1000 euros mensuales. Es decir, en cualquier caso muy difícil
de asumir para la mayor parte de las economías individuales en una
situación económica que nos ha instalado en un mileurismo crónico para
muchas personas.
Hay también quien aboga por mantener la vivienda familiar
y sean los progenitores quien se mueva, es decir, sigo pagando la mitad
de la hipoteca (una media de 310 euros al mes si consideramos los datos
de la hipoteca media en España), me hago cargo de los gastos de la
convivencia el tiempo que vivo con ellos unos 400 euros al mes por cada
menor, y pago un alquiler de un apartamento de no menos de 400 euros,
que pueden llegar a ser 800 si vivo en una ciudad cara.
Bien. Para los que las cuentas no salen con el pago de la
pensión de alimentos, tengo una mala noticia, tampoco salen con la
custodia compartida.
Tener hijos y mantener un espacio
doméstico adecuado, es caro, si hay un divorcio de por medio
probablemente más, pero la custodia compartida no es económicamente más
interesante para nadie, a no ser que se valore la posibilidad de dejar
de dar de comer a los niños, y en la mayor parte de los casos provocará
las mismas o peores condiciones económicas que en la situación actual
para ambos progenitores, dependiendo de su nivel de renta.
Seguramente lo más importante para quien está reclamando la custodia
compartida no es el dinero, me dirán. Lo creo. De verdad.
Como tampoco
lo ha sido para las mujeres que hasta ahora han querido tener viviendo
con ellas a sus hijos e hijas. Así que dejen de utilizar este argumento.
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