Asesinadas sin denuncia
En lo que va de año, 16 mujeres han sido asesinadas por hombres con los que mantenían o habían mantenido una relación sentimental.
Ninguna de ellas había denunciado.
Los casos de asesinatos por violencia de género en los que se habían
producido denuncias previas, han ido disminuyendo cada año desde la
aprobación de la Ley integral contra la violencia de género en el año
2005.
En años anteriores apenas una cuarta parte (25 %) de las mujeres asesinadas habían denunciado
agresiones previas.
Aunque es pronto para sacar conclusiones sobre este
año, es la primera vez que el dato es así de contundente.
Ninguna de las mujeres asesinadas desde el 1 de enero, buscó
protección.
Ninguna recurrió a los mecanismos legales para evitar un
fatal desenlace, seguro que en muchos casos más que anunciado.
La
pregunta es por qué.
¿Por qué hay mujeres a las que no llegan las medidas de protección de la Ley?
¿Por qué hay mujeres que deciden no denunciar a riesgo de su vida?
¿Es
falta de información? ¿Es falta de confianza en las medidas de
protección?
¿Es desprecio o desconocimiento del riesgo que está
sufriendo?
Probablemente las 3 cosas. Pero la solución de este problema no es fácil.
Hay una parte relacionada con las propias mujeres, con la forma de
entender las relaciones afectivas y con la no consideración del riesgo
que supone una relación violenta.
No me va a pasar a mí, piensan muchas de las víctimas.
Los celos, el alcohol, lo que sea... le ciegan pero es un buen hombre. Cambiará si tengo paciencia. Ignorando de esta forma que no hay que dar una 2ª oportunidad a una relación violenta. Nunca.
Hay una parte relacionada con la sensibilidad social.
Un mensaje
contundente contra la violencia de género, institucional y también
ciudadano, tiene una incidencia directa sobre el umbral de tolerancia a
la violencia de las mujeres.
Y este mensaje debe ser constante y a
través de todos los medios posibles.
Un asesino no es un buen vecino,
aunque haya pagado todas las cuotas de la comunidad, aunque ayude con
las bolsas de la compra.
Las últimas macroencuestas nos han desvelado
que el problema de la violencia de género ha bajado en la escala de las
preocupaciones sociales. Pueden pensar que es normal con la que está
cayendo, pero nos jugamos la vida y la seguridad de muchas mujeres.
No.
Tampoco la crisis puede ser excusa para esto.
Por último, está la confianza en las instituciones.
La confianza de
las mujeres en la Ley, y en los dispositivos de protección.
Las
denuncias han bajado ligeramente los últimos años.
Sería estupendo que
fuera un síntoma de remisión del problema, pero si a esto le añadimos
que cada vez se dictan menos órdenes de protección, tal vez estemos asistiendo a una pérdida de confianza que tampoco nos podemos permitir en este ámbito.
Para abordar los 3 aspectos del problema tiene que haber
información disponible y en varios sentidos. No sólo es necesario
informar sobre asesinatos, sino sobre los recursos disponibles y sobre
las oportunidades de salir de la situación.
Casi es cómico escribir esto
en un contexto en el que se cierran recursos y se acaba de anunciar un
drástico recorte en las campañas de información sobre la Ley y la
sensibilización social contra la violencia de género.
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