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Tras ruptura de pareja, algunos padres secuestran a sus hijos.
Encerrada en un baño, Elena M. sostenía a su hijo de 6 meses. Minutos más tarde, llegó el padre, Fernando, y furioso abrió la puerta con otra llave y agredió a la mujer. El 12 de diciembre de 2011, una semana antes de ese hecho, el padre le había quitado el hijo a Elena y lo había llevado a su casa, lugar donde la mujer entró desesperada para ver a su bebé. Ahora, el pequeño sigue en la casa de su progenitor, que impide que la madre lo vuelva a ver ya que le impuso una orden de restricción.
Elena realizó gestiones legales y denunció a su ex pareja por maltrato infantil con la intención de recuperar a su hijo.
Como éste, hay otros casos similares en la ciudad de La Paz de padres que luego de romper la relación se han llevado a sus vástagos sin el consentimiento de la que fue su pareja.
La Defensoría Municipal de la Niñez y la Adolescencia de la Alcaldía de La Paz conoce este fenómeno como “secuestro parental” y añade que en 2011 registró 10 hechos similares, explica el responsable de esta unidad, Marcelo Claros.
“El secuestro parental es un término que se utiliza en doctrina del derecho de familia y de la niñez como el accionar de uno de los progenitores que, sin la autorización del otro, sustrae al hijo del seno familiar; esto provocado por problemas entre cónyuges, entre pareja o entre convivientes”, acotó Claros.
“De fondo hay un problema de la pareja que está en proceso de separación o divorcio y el uno al otro se quieren dañar y para ello utilizan a sus hijos como objetos”, dice la psicóloga Margaret Hurtado, docente emérita de la carrera de psicología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
Más hechos
Otro de los casos que registró la Defensoría fue el de Susana, quien lleva más de 2 meses sin ver a su hijo de 5 años.
Todo comenzó con problemas con su ahora ex pareja quien, dice la mujer, la agredió incluso después de haber roto la relación.
“Llegó a las amenazas de muerte y que se iba a llevar a mi hijo”.
En 2 oportunidades, el padre intentó en plena calle y a forcejeos arrebatar el niño a Susana.
El 3 de febrero consiguió su cometido cuando se lo llevó de la casa en Sopocachi Alto.
Ese día, según la denuncia, padre e hijo fueron a Desaguadero (frontera con Perú) y luego cruzaron hacia el vecino país.
La madre dice que el hombre falsificó documentación para pasar el control migratorio.
5 días después de ocurrido el hecho y de que ella lo denunció ante la Defensoría de la Niñez, la repartición municipal aceptó el caso bajo la figura de maltrato infantil, “y conseguí un arraigo atrasado”, mencionó.
“El secuestro es un delito pero no es una figura que se pueda dar entre los progenitores, según el entendimiento de autoridades judiciales. El secuestro como tal necesariamente tiene que ser realizado por un tercero”, dijo Claros.
El responsable de la unidad agregó que si bien la ley no sanciona el “secuestro parental”, no quiere decir que no haya algún tipo de castigo.
“Lo que hacemos es adecuar a una de las conductas que puedan abrir a la competencia a la institución para atender casos de esta naturaleza. A través del maltrato psicológico es que intervenimos en este tipo de casos”, explicó el funcionario municipal.
Otro de los casos conocidos fue el de Andrea, quien dijo que si bien su hija sigue con ella recibe amenazas del padre.
Ya está separada y los fines de semana es cuando su pequeña de 9 años está con su padre.
Sin embargo, en 6 oportunidades, “no dejé que se la llevara a mi hija porque estaba ebrio”.
“Es ahí donde él se pone loco y me amenaza con llevársela para siempre”, añadió.
Hurtado aconsejó pensar en el hijo antes que los intereses de la pareja.
“Si no da la relación, se debe acordar qué es lo mejor para el pequeño”, dijo.
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