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Una mujer recurre una sentencia que permite a su ex marido con orden de alejamiento recoger a la hija en su propia casa
LAS ROZAS (MADRID), 28 (EUROPA PRESS)
Una mujer víctima de violencia de género ha recurrido una sentencia de un juzgado que permite a su ex marido, con una orden de alejamiento de 500 metros de ella, acudir a la vivienda donde reside la madre con la hija de ambos para recogerla y entregarla los días en los que el tribunal ha fijado el régimen de visita.
En declaraciones a Europa Press, la mujer maltratada ha relatado que el Juzgado de Instrucción nº 7 de Majadahonda permitirá que dentro de 3 meses, hasta entonces la menor tiene que acudir 3 veces por semana a un punto de encuentro para ver a su padre, que su progenitor pueda quebrantar la orden de alejamiento para recoger a su hija y llevársela a cualquier sitio durante 2 horas.
Olga nunca se había imaginado que la relación fuera a acabar así.
Durante los 2 años de noviazgo, desde 2001 hasta marzo de 2003 cuando celebraron la boda, él "no había demostrado nada extraño".
Poco después de casarse, "empezó con actitudes extrañas" y fue cuando ella descubrió que desde los 18 años él había estado recibiendo tratamiento psicológico.
Entonces, "empezó a ser agresivo".
Olga relata que de llamarle "idiota" a insultos más graves tan sólo pasaba "un segundo" y por algo tan nimio como, "en vez de hacer patatas fritas de cenar, hacer puré".
"Nos acabábamos de casar, de comprar piso, no lo entendía", se lamentó.
LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO
El embarazo lo recuerda como un periodo "horrible" y con un sentimiento "mucho peor" rememora el momento en el que "nació la niña".
"Era totalmente obsesivo y controlador, no podíamos salir casi de casa. A ella le llegó a marcar con una equis detrás de la oreja el primer día de guardería porque decía que le iban a clonar a la niña", explica Olga.
La gota "que colmó el vaso" llegó precisamente el día siguiente del aniversario de boda cuando Olga entró a la habitación a por una camiseta para lavar.
Por un descuido, movió unos centímetros la guitarra de su ex marido.
"Se puso muy violento, me empezó a golpear y la niña estaba delante. Ese fue el día en que decidí poner la denuncia y decir que hasta aquí", sentenció.
El juzgado de Instrucción nº 7 de Majadahonda acordó en marzo de 2009 dictar una orden de alejamiento de su marido sobre ella, su domicilio y su lugar de trabajo, así como la prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio, pero no extendió la medida cautelar hacia la hija de ambos al entender que no existían indicios de delitos contra la menor.
"La niña no quería ver al padre, se hacia pis encima, y el único día que se la llevó, en julio de 2009, devolvió a la niña en estado catatónico, con la mirada perdida. Me dijeron que la niña estaba en estado de shock", relató.
Olga recordó con vergüenza que su hija le llegó a contar que su padre le dio "besitos en los genitales", algo que ella piensa que es tan "grave" que no puede entender cómo el Juzgado "no lo tiene en cuenta" para extender la medida cautelar de alejamiento sobre la menor.
NO CONFÍA EN LA LEY
Ahora, casi un mes después de llegar la sentencia del divorcio, el 4 de abril de 2011, Olga tendrá que llevar a su hija al punto de encuentro tres veces por semana para que la vea su padre, aunque la pequeña tenga "pánico" a ir a verle.
Por todo ello, Olga ya no confía en la Ley.
Dice que "es mucho de propaganda" ya que desde las Administraciones Públicas se anima a denunciar "y luego no protegen a tus hijos".
Estas razones le llevan a desaconsejar a otras mujeres en la misma situación a que denuncien "porque lo que le va a esperar en el Juzgado va a ser peor que los golpes que te pueda dar tu pareja". "La última amenaza de él era que lo iba a pagar mi hija", concluyó.
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