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PSM: manual para perder Madrid (otra vez)
Escrito por Fernández Bronco Lunes, 16 de Agosto de 2010
Las elecciones municipales y autonómicas previstas para el 22 de mayo de 2011 han vuelto a manifestar el colapso del socialismo madrileño.
Una vez más y como en todos los comicios de los últimos 20 años, las tensiones internas del PSM-PSOE amenazan con malograr la alternativa del cambio en Madrid y su Comunidad.
Solventada in extremis la candidatura única de Jaime Lissavetzky a la Alcaldía de la capital, 18.000 militantes socialistas madrileños decidirán el próximo 3 de octubre, en elecciones primarias, el nombre de su candidato para la Comunidad de Madrid: Tomás Gómez o Trinidad Jiménez.
La pugna entre el secretario general del PSM y la ministra de Sanidad (preferida del "aparato" socialista) evidencia la fragilidad del partido en Madrid así como la creciente descomposición de la dirección federal del PSOE.
Una historia repetida con un final más que visto: espectáculo de variedades en las filas de la izquierda y victoria última del PP.
La inercia (injustificable) de la historia
Pasada la década del 80 (con Joaquín Leguina presidente y las alcaldías sucesivas de Tierno Galván y Juan Barranco), se destaparon en la entonces FSM (Federación Socialista Madrileña) los enfrentamientos entre "guerristas" (liderados por José Acosta) y "renovadores" (Leguina y compañía).
En la dirección federal de Ferraz, más que hartos de las zancadillas de su sucursal madrileña (y de sus consiguientes derrotas electorales en 1991 y 1995), optaron por meter mano en la confección de las listas electorales.
Joaquín Almunia primero (en 1999) y posteriormente Zapatero (a partir de 2003), los secretarios generales del PSOE han intervenido en la política madrileña proponiendo /imponiendo a sus favoritos.
Viéndose así fracasar a personajes como la ex comunista Cristina Almeida en 1999 o al por entonces inédito Miguel Sebastián en 2007.
También disfrutamos la sonrisa de Trinidad Jiménez ya en 2003 (con chupa de cuero y todo, aunque en aquella ocasión como candidata a la Alcaldía).
El resultado: ni una vez el recomendado de Ferraz ganó las elecciones en Madrid.
Así, las intervenciones de la dirección federal (ya siendo en su día de difícil justificación) han creado una inercia letal (por inoportuna), ya pacificado el renombrado Partido Socialista de Madrid (antigua FSM) y desaparecidos los últimos mohicanos del "guerrismo", tal y como quedó certificado con el nombramiento de Tomás Gómez como secretario general en el año 2007, con el 91% de los votos.
La kryptonita de Gómez
Tomás Gómez, holandés de nacimiento, secretario general del PSM y ex alcalde de Parla (presume de haber sido el alcalde de una gran población más votado de España), ha sido un predador especializado en primarias.
Ganador en 1999 de aquellas en Parla y en 2007 como líder del socialismo madrileño (siendo reelegido en 2008 con el 85% de los votos), acaso hayan sido sus propias presunciones las que no le han ayudado con su popularidad.
Sus bajos índices de simpatía le son ahora reprochados desde la cúpula del PSOE y su prensa afín, ocupada últimamente con sacarle muertos (políticos, se entiende) del armario, como aquella suspensión de una agrupación de afiliados en el sur de Madrid hace varias temporadas.
En efecto, las encuestas publicadas por El País el día 2 de mayo, con una estimación de voto socialista del 22'3% (43 diputados regionales, 2 menos de los actuales y 13 menos que el PP, que mantendría la mayoría absoluta) y una valoración de liderazgo de Tomás Gómez de tan sólo 3'9 puntos (frente a los 5'1 de Aguirre), arrojan datos preocupantes.
Como también lo fueron en su día, por cierto, aquellos de las primarias a la secretaría general del PSOE entre un desconocido Rodríguez Zapatero y José Bono.
Su negativa, primero ante Manuel Chaves (Presidente del PSOE) y luego ante el mismísimo Zapatero, a retirarse de la carrera por la Comunidad de Madrid, avala su firmeza ("no soy de roca, sino de kryptonita") y supone el desafío de autoridad más grave que ZP haya sufrido jamás dentro de su propio partido.
Y pese a sus malas expectativas demoscópicas, cuenta de momento con el apoyo declarado del 70% de las 160 agrupaciones socialistas madrileñas.
"Cita con Trini"
Desde que en aquel año 2000, la reunión en el domicilio de Trinidad Jiménez sirviera de trampolín para aupar al compañero José Luís (luego ZP) a la secretaría general del PSOE, ésta ha gozado de la absoluta confianza del presidente del Gobierno.
A cargo de la secretaría de Política Internacional hasta el 2003 y candidata derrotada a la alcaldía de Madrid contra su primo Ruiz-Gallardón, aguantó el tipo en el banco de la oposición 3 de los 4 años de mandato, donde popularizó aquello de la "cita con Trini": iniciativa para reconducir las quejas vecinales al pleno del Excelentísimo.
Aficionada como es a los bailes caribeños, ZP la nombró en 2006 secretaria de Estado para Iberoamérica y en 2009, ministra de Sanidad, debutando por cierto con prudente gestión (lo reconoce cualquiera salvo alguna TDT) del marrón de la gripe A.
Política de sonrisa aunque no siempre de palabra, tras insistentes declaraciones en el último año del tipo:
a.-"el único candidato posible para Madrid es Tomás Gómez" (septiembre de 2009), o
b.-"mi carrera política en Madrid está cerrada" (octubre de 2009), anunció el pasado día 9 de agosto su candidatura, "porque los madrileños lo merecen" y "no porque Zapatero se lo haya pedido",
c.-habiendo reconocido no obstante hace sólo un mes que en su partido "no hay tradición de primarias" (ciertamente, la dirección federal nunca quiso primarias sino un candidato único).
Las encuestas internas (aunque no públicas) del partido la avalan como mejor candidata para hacer frente a Esperanza Aguirre, muy por encima de Tomás Gómez (aspirante natural a despacho en la Puerta del Sol, por ser líder del partido en Madrid).
El "efecto Lissavetzky"
Jaime Lissavetzky, precandidato único a la Alcaldía, suma los apoyos de las agrupaciones partidarias de Gómez en la capital, así como los de la plataforma que apoya a Jiménez.
Concita así el apoyo tanto del PSOE como del PSM, pese a haber hecho público su voto en las próximas primarias a favor de Trinidad Jiménez.
Es lo que llaman "el efecto Lissavetzky" o sea, el afán de los 2 rivales en la Comunidad por salir en la foto con el ya ganador (por incomparecencia de David Lucas) en lo suyo: será por aquello de que todo se pega menos la hermosura (admitamos que tanto Jiménez como Gómez son más guapos que él).
Más guapos pero no más listos.
Su recorrido matutino del pasado jueves desde la calle de Alcalá fue digno de aplauso.
Jaime viene y va, como la florista revistera, citándose primero con Jiménez en desayuno informal en el CBA (Círculo de Bellas Artes: la terraza de aquella "casa común de la izquierda") para luego abrazarse en Callao (flamante sede del PSM para tiempos de crisis) con Gómez y espetarle en rueda de prensa:
"Trini (sic) es la mejor", cómpreme usted nardos, caballero (sabiendo de los intentos frustrados de éste para enfrentarle con Gregorio Peces-Barba en unas primarias para la Alcaldía).
Político bregado y en plena madurez, ha conseguido el raro equilibrio entre un espíritu enérgico y el talante conciliador.
Diputado en la Asamblea de Madrid durante 17 años, consejero de Educación en los gobiernos de Joaquín Leguina, fue secretario general de los socialistas madrileños entre 1994 y 2000, renunciando en 1999 al número uno de las listas para la Comunidad de Madrid en favor de Cristina Almeida, recomendada de Joaquín Almunia (entonces líder del PSOE).
Es Lissavetzky hombre de partido, de los que saben esperar y recoger los frutos, que llegaron con su nombramiento como secretario de Estado para el Deporte (algo así como ministro de Deportes sin ministerio aunque con palco vip), puesto que todavía ocupa.
Ciertamente será un rival a la altura de Ruiz Gallardón para unas elecciones que, gane quien las gane, no librarán a los madrileños de la pesadilla del "sueño olímpico".
El vodevil socialista
Llegados a este punto, presenciamos un espectáculo singular con múltiples protagonistas a un lado y a otro.
Al vodevil se irán sumando infinidad de personajes en los próximos días, para regocijo general del pueblo de Madrid e interés particular del Partido Popular. Esto es sólo el comienzo.
Nos faltan aún las declaraciones, por ejemplo, de Joaquín Leguina (contrario a Jiménez y enfrentado directamente a Zapatero) o las ocurrencias de Alfonso Guerra (las de Felipe González son obvias).
Lo llamarán democracia interna.
Empezando por el presidente Zapatero (secretario general del PSOE, no se olvide), que 3 años después de haber aplaudido en las primarias de 2007 la victoria de Gómez a la secretaría del PSM, le pide un paso atrás en beneficio de la compañera Trinidad ("Gómez es bueno; Jiménez, buenísima").
Y que aunque ahora simule una neutralidad institucional, en caso de derrota de Jiménez, se verá gravemente desautorizado (y esta vez públicamente) dentro de su propio partido.
El caso de David Lucas, actual portavoz municipal socialista, resulta digno de estudio: no presentará candidatura a las primarias para la alcaldía y ya ha anunciado su apoyo a Trinidad Jiménez.
Tal vez porque, según cuentan, Tomás Gómez ofreció su cabeza (la de Lucas, claro) cuando ZP pidió la de él (la de Gómez, se entiende) hace menos de 1 mes.
El ya conocido como "hasta luego, Lucas" considera que su voto debe ir "a quien más apoyos concite entre la ciudadanía" y que "hay momentos en los que prima el interés colectivo". Seguramente por eso ha aceptado ser portavoz de la plataforma de apoyo a Jiménez: por el interés colectivo.
Del otro lado, Leire Pajín (secretaria de organización del PSOE), excepción dicha a la consigna de Ferraz, pide "respeto" para Gómez, y aprovecha para darle otro capón al vicesecretario (pero ministro) Pepe Blanco, a quien los partidarios de aquél acusan de instigar filtraciones en su contra (¿en contra de Gómez o de Pajín?), mientras públicamente, gallego él, finge guardar silencio.
Y Álvaro Cuesta, miembro díscolo de la Ejecutiva federal, practica el arte de la metáfora y advierte contra las elecciones de "mirlos blancos, que cuando pierden levantan el vuelo", al tiempo que la ex ministra Matilde Fernández se declara "entusiasta de Gómez, después de lo visto en Ferraz", y Juan Barranco (ex alcalde de Madrid) afirma:
"no creo en paracaidistas ni en conejos sacados de la chistera", sin decir por cuál de los 2 tiene a Trinidad Jiménez.
Éste es el panorama de las elecciones madrileñas que, salvo milagro, ganará de nuevo el PP. Claro que siempre se dijo que "Dios nunca se olvida de un buen marxista"... aunque seguramente eso fuera antes de Suresnes.
En otro ámbito, y como cierre del show, José Antonio Griñán (presidente de Andalucía) estudia pedirle a ZP la "cesión" del Miguel Ángel Moratinos (ministro de Asuntos Exteriores y diputado por Córdoba) para presentarlo a la Alcaldía de dicha ciudad.
Parece ser que José Luís no está por la labor de renunciar a su "canciller" (nadie sabe por qué) pero como para todo hay repuesto y metidos en ejercicios paracaidísticos, proponemos desde aquí como candidato a José Montilla (cordobés de nacimiento, ex aficionado taurino y especialista en pactos de izquierdas) que, una vez celebradas las inminentes elecciones catalanas, es seguro dispondrá de sobrado tiempo libre.
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