Custodia compartida, ¿una opción o una obligación?
Afectados y expertos opinan acerca de establecer esta medida como preferente en los divorcios
06.06.10 -CRISTINA TURRAU SAN SEBASTIÁN.
LOS DATOS:
200 concesiones de custodia compartida fueron tramitadas en Euskadi en 2007 (el 8,2% de las separaciones y divorcios).
6.249 fueron tramitadas en toda España en ese mismo año (9,6%).
Los hijos son de ama y aita.
Éste es el argumento de partida para los defensores de extender la fórmula de la custodia compartida en los procesos de divorcio.
Las leyes en España favorecen la tutela de la madre y con ello su permanencia en el domicilio conyugal.
Muchos defienden que los roles han cambiado y que los padres de hoy se involucran en la crianza -al menos más que los de antes-, por lo que no deben quedar excluidos tras la ruptura del matrimonio.
Pero el debate está abierto.
Hace unos días, las Juntas Generales de Vizcaya se pronunciaban a favor de establecer esta opción como norma preferente en los divorcios en los que no haya acuerdo.
La iniciativa recibió el apoyo del PNV, PP y Grupo Mixto; PSE y EB se abstuvieron al entender que no se debe acometer una modificación legal «precipitada».
Aragón y Cataluña han abierto el camino.
Las Cortes aragonesas aprobaron recientemente la primera regulación normativa en España que contempla esta medida: la Ley de Igualdad en las Relaciones Familiares ante la Ruptura de Convivencia de los Padres.
Y el Parlamento de Cataluña aprobó el pasado lunes una reforma del Código Civil catalán que da preferencia a la custodia compartida y obliga a las parejas que se separan a presentar un plan de parentalidad con sus propuestas de participación en la crianza y educación de los hijos.
La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, ha terciado en el tema: la custodia compartida es la fórmula idónea cuando hay acuerdo, pero «su imposición puede llevarla al fracaso».
A pesar de los movimientos en este sentido que ya se dan también en el País Vasco, la competencia corresponde al Gobierno central.
«Trabajamos para que el Parlamento vasco inste al Ejecutivo central a presentar un proyecto de ley de modificación de la Ley del Divorcio, o que sea la Cámara de Vitoria la que plantee a las Cortes Generales una propuesta de modificación de dicha ley, contemplando la custodia compartida como norma preferente», explica Justo Sáenz, portavoz de la Federación de Euskadi de Madres y Padres Separados.
«Es la fórmula que genera mayor estabilidad en los niños porque favorece que no tengan sentimiento de culpa y que no haya manipulación, ya que los padres deben llegar a acuerdos. La custodia compartida es un punto de partida hacia una situación más igualitaria y dialogante».
Así opina Javier Gómez del Campo. Divorciado, disfruta desde el pasado septiembre de la custodia compartida de su hija de 8 años, que sólo tenía 10 meses cuando sus padres se separaron.
A Javier le ha tocado esta semana llevar a la cría al colegio: de viernes a viernes, la pequeña ha vivido en su casa de San Sebastián.
«Cuando nos separamos pregunté en varios sitios y en todos me dijeron que la custodia correspondía a la madre», relata.
«Me preguntaban si ella era alcohólica o drogadicta y yo respondía que era una buena mujer y una buena madre. 'Entonces no tienes nada que hacer', respondían».
Madrileño de 43 años, lleva una década afincado en el País Vasco.
Se separó de su mujer de mutuo acuerdo y la custodia quedó en manos de ella.
Pero siempre tuvo claro que quería seguir ejerciendo como padre de su hija.
«Descubrí que en países como Australia o Estados Unidos se hablaba de coparentalidad y de custodias compartidas. Empecé a pedirla y en parte fue por mi hija. Para que supiera que yo había defendido esta fórmula. No quería aparecer en las estadísticas como un padre más que no la solicita».
Rechazó la petición de divorcio de su mujer por defender la custodia compartida y fue ganando mejoras de tiempo con su hija por la vía de la demanda.
«Había pedido un día más con mi hija y fuimos al Juzgado de Vitoria. La psicóloga nos entrevistó a los 3. Empezamos a hablar. A mi ex mujer le pareció que supondría mucho trastorno para la niña y optó por la custodia compartida».
La comunicación no siempre es fácil.
«Una 3ª persona te ayuda a llegar a acuerdos. La psicóloga nos hizo ver las opiniones del otro y el juez ratificó después un acuerdo en temas de vacaciones, dinero y residencia».
Opina que su hija está mejor.
«La veo más asentada, tranquila y feliz. Sus profesoras lo suscriben».
El acuerdo ha hecho que la relación con su mujer sea más fluida.
Han celebrado conjuntamente la Iª comunión de la niña.
«Hay un gran cambio en ser padre los fines de semana alternos a estar en el día a día. Hay más confianza, complicidad y también discusiones. Lo otro resulta artificial».
Falta información
Guadalupe Ucar tiene 40 años y vive en Estella.
«Me divorcié y, por falta de información, accedí a que la custodia se la quedara mi ex pareja, para no tener que mover a mis hijas», explica.
«Yo me iba fuera a trabajar y empezaba de cero. El entendimiento con mi ex pareja es bueno. Da muchísima importancia a que las niñas estén conmigo. Es vital para ambos. Estoy con ellas todos los días y él también. Empecé a ver la custodia compartida como algo viable, pero quiero alcanzarla por la vía del acuerdo. Hasta que la logre, ni siquiera puedo poner en la declaración de la renta que tengo 2 hijas ».
Como le ocurrió a ella, Guadalupe piensa que mucha gente no solicita esta fórmula de crianza por desconocimiento.
«Con los litigios las facturas crecen», pero compensa: sus hijas tienen 12 y 8 años y «he visto en ellas el beneficio de convivir todos los días con su padre y su madre. Son unas niñas felices y no se sienten coaccionadas. Son un modelo a seguir».
¿Cómo lograron esta conexión de criterios?
«Tuvimos dos hijas. Es lo más importante, el beneficio claro de los hijos. Tienen derecho a tener padre y tener madre. No se puede ser progenitor a media jornada».
Cambio de roles
Julia Rodríguez Bárcena es psicóloga y orientadora en la coparentalidad en la asociación de padres y madres separados Agipase.
«El papel de la mujer y el del hombre está cambiando», dice.
«Hay parejas que inician una familia, tienen unos hijos y ambos participan en la crianza. En la separación ambos deberían seguir ejerciendo como padres y lo mejor sería mediante la custodia compartida».
Pero la tarea debe llevarse a la práctica «con cabeza», en lo referente a los hijos.
«Una cosa que se ha construido entre dos se tiene que repartir entre 2. Hay que dar a ambas partes la posibilidad de iniciar nuevas vidas con un mínimo de recursos. Si todo se le da a uno, la otra parte se queda muy descolgada. Los niños no tienen ningún problema en tener 2 mundos y 2 casas. Lo único que quieren es seguir queriendo a su padre y a su madre».
Eva Cerón es una jueza vasca que dirime cuestiones civiles, pero también de familia.
«Cuando hay un convenio regulador, se respeta la voluntad de los padres, siempre que se asegure el interés de los menores y con el filtro de la Fiscalía», dice.
«Cuando la vía es contenciosa, la custodia compartida resulta más difícil, pero no imposible. Si en la práctica de la prueba en sala se demuestra que ambos progenitores se han involucrado en la crianza y por sus horarios y lugar de residencia, es factible y lo venían haciendo, soy proclive a mantenerla».
Considera algo «peligrosas» las modificaciones legales en Aragón y Cataluña.
«El criterio se ajusta cada vez más a la realidad social pero está muy abierto y hay que adecuarlo a cada caso. Quizás en Cataluña están pidiendo a gritos la custodia compartida porque la están desarrollando y los jueces hemos sido un obstáculo al poner una custodia monoparental. Yo lo veo bien, pero siempre que se aplique con un criterio muy restrictivo».
Ha visto las consecuencias negativas de una mal llevada custodia compartida. «Soy prudente porque conozco resultados diversos».
La abogada vasca Lourdes Emparanza apoya estos debates «porque la sociedad, aunque lentamente, cambia».
Pero no está de acuerdo con que la custodia compartida deba tener un carácter preferente en los procesos de separación.
«Debe ser una opción, junto con la custodia individual para el padre o para la madre. Y en cada caso concreto, ver lo que es más adecuado para los niños».
Reconoce el valor de ambos progenitores para un hijo.
«Pero tienen que haber ejercido como tales antes de la ruptura. Si la presencia ha sido sólo de la madre, ¿dónde está la coparentalidad? Si tanto él como ella han participado, estupendo. Y si hubiera supuestos en los que está sólo el padre, le tendrán que dar la custodia a él».
Es partidaria de analizar cada caso concreto.
«Con la ley que tenemos, en los tribunales se establece que cuando hay acuerdo hay custodia compartida. Pero cuando no hay acuerdo y habiéndola pedido uno de los cónyuges se necesita un informe preceptivo favorable. Y con eso, el juez decide. Yo creo que hay que mantener todas las posibilidades».
Explica que la dedicación de las mujeres a la crianza «por razones históricas» tiene una traducción en los tribunales y admite que ha habido un cambio en algunos hombres, «pero no en todos». Además recuerda que la modificación legal hecha en Aragón defiende la custodia compartida «salvo que la individual sea más conveniente».
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