viernes, 29 de enero de 2010

El fracaso escolar en España

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EL MIRADOR (DE JUAN GÉRVAS): FRACASO

Juan GérvasMadrid 18/01/2010
El fracaso escolar, punto de atención reiterada socialmente, está provocando su medicalización algo que, a juicio de nuestro colaborador, pretende hacer iguales, a la baja, a quienes realmente son diferentes.
La educación es el determinante clave para la salud...
¡una vez que hay alimentos suficientes para no morir de hambre! Es decir, en la salud de la población lo primero y fundamental es poder comer, pues sin alimentos la gente se muere.
De hecho, vienen a morir de hambre al día unos 50.000 niños en el mundo.

Son niños a los que es inútil vacunar o tratar de sus enfermedades.
Pero queda más "ong" el enviar médicos, enfermeras y suministros varios en lugar de evitar los subsidios y subvenciones que llevan al hambre y a la muerte.

Es irónico este acopiar, enviar y administrar vacunas y medicamentos a los niños que se mueren literalmente de hambre.
Mucha de esta hambre tiene su origen en nuestro bienestar, en nuestro mundo desarrollado y organizado.
Por ejemplo, en las subvenciones a la ganadería y a la agricultura, y en las trabas al libre comercio; así, el algodón nuestro se paga a un precio falso aquí que hace imposible la importación del algodón de mejor calidad y más barato de los países pobres.
Si no se puede exportar el algodón de los países en desarrollo, nadie lo compra y el hambre se incrementa.

Nos tranquiliza ese sentimiento "ong" de bondad y filantropía, de "ser buenos".
Pero mantenemos los subsidios y las subvenciones y las trabas al libre comercio, pues no es situación transitoria, de alivio ante una catástrofe, de subvención salvadora y transitoria.
No, es la propia organización económica del mundo, que se intenta compensar con las migajas que consiguen las ONG.

Podemos dormir tranquilos y viajar a esos países con la conciencia en paz.
Es un poco el sentimiento de los soldados estadounidenses estacionados en la antigua República Federal Alemana, contentos y queridos por mantener la paz, que embarazaban a las mujeres alemanas y se iban tan a gusto a su país, pues habían tenido sexo "por amor"... a cambio de chocolate y otros alimentos.

A nosotros también nos quieren mucho en los países pobres, y no tenemos sexo ni embarazamos (que también) sino que nos dejamos querer a cambio de seguir manteniendo el status quo que hace que seamos ricos.

Proteccionismo.
Las cosas están yendo mal con la crisis financiera. El desempleo es un problema mundial, agravado en España (nos supera Letonia en la Unión Europea).
En la Gran Depresión de hace 3/4 de siglo las cosas se complicaron mucho con las políticas proteccionistas de las grandes economías.
Es una tentación, no cabe duda.
Hay ilusorias ganancias para la economía nacional y con ello se justifica, por ejemplo, las barreras en la automoción en EEUU y en la Unión Europea, tanto a países ricos (Japón) como en desarrollo (China y la India).

La perspectiva de un desequilibrio comercial con la primera reactivación económica es un incentivo más para el proteccionismo, pues quienes venderán más son los países que están superando antes la crisis como Brasil, China, Irán, la India y otros en desarrollo.
El proteccionismo agudizaría aún más los problemas comerciales de estos países pobres, lo que conllevaría más hambre en el mundo.

De todas maneras el hambre está aumentando en el mundo, con unos 1.000 millones de personas que sufren hambre crónica y parece imposible rebajar a la mitad esta hambre en 2015. Es un objetivo digno, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, pero es imposible de cumplir.
Se necesitarían unos 40.000 millones de euros anuales para erradicar esta vergüenza, pero a la reunión de la FAO para tratar este problema, en Roma el pasado noviembre, ni siquiera fue el Presidente de Gobierno español.

Lo que preocupa en el mundo desarrollado es la solución de la crisis de los bancos, y a ello se han dedicado 5 billones de euros (2 billones darían para 50 años de lucha y erradicación del hambre). Por supuesto, tras el hambre lo clave es lograr la alfabetización y la enseñanza obligatoria para ambos sexos.
Pero eso no requiere tanto dinero y se lo pueden permitir países tan pobres como Bolivia, cuando hay voluntad política firme.

Educación y competitividad
La educación de la madre es la clave en la supervivencia de los hijos (a igual nivel de riqueza).
Lo que sucede en las familias sucede en las naciones.
La educación de una población es crítica para la competitividad de una nación.
Conseguir un nivel medio de formación exige determinación, pues los resultados se logran al cabo de una o dos décadas.
No es casual que los resultados de la calidad de la educación en los países desarrollados, el informe PISA, se correlacione con el año en que cada país implantó la educación secundaria como obligatoria y gratuita; los hay que llevan más de 100 años; España apenas 26.

La política educativa tiene que ser una política de Estado, que transcienda a los partidos políticos. Pero éstos están más pendientes de sí mismos que de las necesidades de sus electores.
Bien lo demuestra el "secuestro" de la voluntad de los diputados y senadores, obligados a una disciplina de partido en las votaciones (en contra de la Constitución).

Lo dijo aquel, "el que se mueva no sale en la foto", y es así, el que tiene ideas propias no sale ni diputado ni senador.
Es el partido el que impone su voluntad, y la del partido depende de otros intereses bien distintos a los de la población.
No es extraño que se haga dejación en el campo de la educación, de frutos tardíos y no rentables electoralmente hablando.

Pero cuanto mayor sea el nivel medio de educación de una población trabajadora (entre 16 y 64 años) mayor será su capacidad de participar en tareas y empresas complejas, de innovar, crear, investigar, emprender, competir y generar bienes y riqueza.
Es adicional a la mayor competitividad comercial de la nación el que la población tenga mejor salud, pues la mejor educación conlleva mayor expectativa de vida.

Fracaso escolar.
Lo llamativo en España en educación es el grado de fracaso escolar, que en alguna Comunidad Autónoma como Andalucía llega en la secundaria obligatoria a casi la mitad del alumnado.
Este fracaso escolar es un problema general que refleja bien el fracaso de la escuela y de la sociedad, de la familia y del entorno que no aprecia ni el esfuerzo, ni la formación, ni la educación.

El fracaso del Parlamento y el Senado, con su partitocracia, el secuestro de los senadores y diputados y su trabajo a corto plazo se traslada a toda la sociedad.
Lo importante en la sociedad como en el Parlamento y el Senado es "no moverse en la foto" y que otros decidan por uno mismo.

La solución ante el problema es la medicalización del fracaso escolar.
Con ello una cuestión social y educativa deviene en médica y sanitaria.
No hay nada que cambiar, basta con tratar a los niños "anormales" y fracasados.
El niño tranquilo y reflexivo se torna depresivo y el niño despierto y curioso deviene hiperactivo.

Todo comportamiento peculiar en la escuela se ve como anormal y tributario de tratamiento médico.
Esta interpretación lleva a tratar a los niños para lograr una uniformidad que permita el normal desarrollo de esa educación frustrante.
Los médicos nos convertimos en "colaboradores necesarios" aliados con la industria de los tratamientos (psicológicos y medicamentosos).

¡Pobres niños y adolescentes, además de fracasados en los estudios transformados en enfermos, medicados y estigmatizados!

Aqui teneis el documento:
http://www.actasanitaria.com/actasanitaria/frontend/desarrollo_noticia.jsp?idCanal=5&idContenido=16747

Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es) es Médico General Rural y promotor del Equipo CESCA

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