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eltiempo.com / vida de hoy: Abecé del Síndrome de Alienación Parental
Por Tatiana Munévar B. El Síndrome de alienación parental.
Tiene nombre de enfermedad grave y lo es, aunque no afecta ningún órgano vital del cuerpo humano.
Es capaz de dejar a los hijos huérfanos de padre o madre, aunque ninguno esté muerto.
Si se está divorciando y ha tenido líos con su pareja por la custodia de sus hijos, seguro ha escuchado hablar del Síndrome de Alienación Parental, más conocido como SAP, que afecta a miles de niños en el mundo a quienes les toca odiar o repudiar a uno de sus papás, porque así lo decidió el otro.
El término nació en Estados Unidos en 1985 de la mano del psicólogo Richard Gardner.
Entre nosotros salió a la luz gracias al también psicólogo español José María Aguilar, autor de los libros Síndrome de Alienación Parental y Con mamá y con papá.
En Colombia, según la Fundación Primero la Infancia (que agrupa a padres y madres que no tienen la custodia de sus hijos), hasta el 80 % de los procesos de divorcio llevan involucrado este comportamiento de uno de los padres.
En Estados Unidos las cifras hablan de 1 de cada 4 niños de padres divorciados afectados.
Aguilar, quien estuvo en Colombia, dice que en España hay alrededor de 20 mil niños perjudicados.
El autor conversó con CARRUSEL para elaborar un abecé de este síndrome.
¿Qué es el Síndrome de Alienación Parental?
Es el proceso mediante el cual uno de los 2 progenitores, habitualmente el que tiene la custodia del hijo, inculca maliciosamente al niño para que rechace al otro progenitor.
Suele empezar en los litigios por las custodias, en donde papá o mamá hablan mal del otro y el niño aprende e interioriza ese rechazo hasta que termina odiando o temiéndole a esa persona.
¿Cómo se ejerce?
Se da la ruptura de la pareja, se establecen visitas para el padre que no quedó con la custodia y, con el tiempo, empiezan a producirse interferencias en esas visitas acompañadas de negativas para hablar por teléfono, recogerlo o tenerlo el fin de semana.
Cuando el padre rechazado logra acercarse al niño, éste le hace comentarios como "por qué no le pasas más plata a mamá" y, con el tiempo, se vuelve lejano y agresivo. La situación genera una reacción de ese progenitor, tras la cual llegan denuncias de malos tratos o abuso hasta que se interrumpe la relación entre padre e hijo.
¿Cómo se hace para no afectar a los hijos en el contexto de un divorcio?
Primero entender que las parejas se separan y no los hijos; que los hijos no son propiedad de nadie y que ellos los necesitan a ambos.
Se sabe que todo conflicto tiene malas caras y malos comentarios, pero eso es muy distinto a estar todos los días diciéndole a un niño que la mamá o el papá es un tal por cual o que no lo quiere. Eso es pura maldad.
¿Qué debería hacerse entonces?
Abstenerse de hablar del otro si no tiene nada bueno que decir.
Buscar ayuda si tiene algún problema emocional, pero no usar a los hijos ni de mensajeros ni de paño de lágrimas.
¿En qué edad son más vulnerables los niños?
De 5 a 12 años. Por debajo de los 5 años a los niños se les olvida odiar, y después de los 12 años suelen aguantar el chaparrón o decirles a los papás que paren con ese asunto.
¿Hay más padres afectados que madres?
El SAP afecta a hombres y mujeres de igual manera.
Lo que pasa es que como hay más madres en cabeza de la custodia, se nota más en los hombres. Pero cada vez hay más mujeres afectadas, ya que en otros países los jueces fallan custodias a favor de los hombres.
Además del rencor hacia un padre, ¿qué consecuencias tiene en un hijo?
En el niño y toda su familia extensa, porque cuando se rechaza a un padre se rechaza toda la familia: la abuela, los tíos, los primos.
Las consecuencias a corto plazo son quedarse huérfano de papá o de mamá; a largo o mediano plazo, somatizar problemas en dolores de cabeza o estómago inexplicables.
A largo plazo, cuadros ansioso-depresivos en jóvenes de 25 o 35 años que consumen tóxicos, que temen relacionarse porque no quieren repetir el mismo modelo y hasta llegar a casos de suicidio.
¿La custodia debe ser para la madre o el padre, o no importa el sexo?
La psicología tiene en claro desde hace 35 años que no importa el sexo.
Si antes del divorcio se tenían 2 padres, después debe ser igual.
¿Que cuál es el mejor padre?, los 2 padres.
Si es difícil educar en pareja, me parece más complicado en soledad.
¿Cómo es la custodia compartida?
Es el reparto más equilibrado de los tiempos y de los espacios de los progenitores con sus hijos. En Colombia tienen un problema y es que los papás que no tienen la custodia se han quedado como papás visitadores y eso hace más difícil la situación.
¿Hay alguna otra cosa que haya detectado en el caso de nuestro país?
Sí, en Colombia muchos de quienes tienen este comportamiento lo hacen motivados por una especie de resarcimiento emocional, de pasar factura y de vengarse del otro por una infidelidad o ruptura.
Otra cuestión es el temor de muchas madres a perder la preponderancia como figura principal del cuidado de los hijos, desconociendo que estamos en una época en que están cambiando los roles y hay padres que están involucrados en la crianza de los hijos y quieren seguir estándolo aun después del divorcio.
Victimario y víctima
El padre o madre alienador es una persona que no ha desarrollado su duelo en la ruptura y que niega su responsabilidad en el fracaso; que distorsiona lo que observa y que siempre está viendo amenazas y agresiones por parte del otro.
Una persona que traslada al otro lo que él está haciendo, que proyecta en los demás.
Que busca resarcirse y convencerse a sí mismo y a los demás de que él es bueno y la otra persona mala y dañina.
¿Y el padre afectado?
Una persona aislada, que hasta hace poco no sabía lo que le estaba pasando, porque no había un nombre para esa condición.
Alguien que sufre y que busca a otros como él para asociarse y entender por qué lo que es natural, es decir que pudiera relacionarse con su hijo aunque esté divorciado, ya no ocurre. Todos los días se levanta con esa ausencia.
El niño afectado
El perfil de un hijo afectado por este síndrome es el de un niño aislado, que tiene miedo, mejor, pánico, a serle infiel a su progenitor inculcador.
Un menor al que le duele tener que rechazar al progenitor alienado, pero que se ve en la obligación de aceptar, sin ninguna crítica, lo que le imponen.
Se trata de un niño castrado emocionalmente y que, a veces, somatiza sus sentimientos.
"Un niño de futuro enfermo", vaticina el psicólogo José Manuel Aguilar.
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