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Divorciados de 45 a 50 años vuelven a casa de sus padres
La crisis provoca que el cónyuge no pueda pagar otra residencia
Diego Carrasco.26.07.09
Según el Consejo General del Poder Judicial, en su informe de la Justicia, dato a dato, la crisis ha incidido negativamente en el número de separaciones y divorcios en 2008.
En efecto, el año pasado la cifra total de divorcios fue de 121.543, frente a los 141.317 de 2006. Respecto a las separaciones matrimoniales fueron 9.058 en 2008, frente a las 14.158 de hace 2 años.
Sin embargo, estas alentadoras cifras chocan de frente con la versión de uno de los mejores bufetes españoles en temas de Derecho de Familia, como es Zarraluqui Abogados.
Para Luis Zarraluqui, socio de esta firma, “los divorcios y separaciones no han bajado en absoluto. En nuestro despacho han aumentado lo mismo que otros años, es decir, un 5 ó 6%”.
Ahora bien, “un hecho que la crisis económica ha provocado con virulencia en la relación conyugal o de pareja es que muchos varones divorciados de entre 45 y 50 años, con 2 hijos, 1 adosado y gran hipoteca, con unos sueldos de 5 mil y 6 mil euros mensuales y con el colegio concertado de los niños, están llamando a la puerta de sus padres, señores de 70 a 75 años, para que les habilite el cuarto que tenían de soltero”, explica a LA GACETA Luis Zarraluqui.
La razón que da este experto es que “el divorciado que se marcha de la casa no tiene capacidad económica para montarse una segunda residencia”.
¿Y si te marchas a un estudio que es más barato?
“Es la trampa, porque si te vas a vivir a un a un estudio entonces no puedes tener a tus hijos, por lo tanto, pierdes el contacto con ellos. La única posibilidad es irte a casa de tus padres”.
Por otra parte, este letrado comenta que la crisis económica ha incidido “en el incremento de un 100 por 100 de las modificaciones de convenio y ejecuciones de sentencia. En el 1º trimestre de 2008 teníamos 70 modificaciones y ahora estamos en 140”.
Ello se produce porque el cónyuge varón está en el paro, le han bajado el sueldo por falta de incentivos o bonus, etcétera”.
Las modificaciones del convenio regulador del divorcio son las más frecuentes debido a las distintas causas en la que se encuentran los cónyuges.
Por ejemplo, las pensiones alimenticias se han tenido que reducir en los casos en los que el cónyuge se ha quedado sin trabajo o ha visto disminuidos sus ingresos.
En estos supuestos, afirma el abogado, “hay parejas que no aceptan esta situación y la mujer, generalmente, decide entonces ejecutar lo acordado en la sentencia de divorcio”.
Entonces se inicia un nuevo procedimiento judicial de reclamación de la pensión alimenticia.
A mayor abundamiento, el otro cónyuge ha iniciado otro proceso para que el juez acepte su petición de modificación del convenio porque no puede pagar la cantidad fijada en su día, pues sus circunstancias económicas y laborales han cambiado de forma extraordinaria.
En cuanto a cuáles pueden ser las soluciones para resolver estos problemas, Zarraluqui rechaza el servicio de mediación familiar.
“No sirve para nada, pues no resuelve los problemas. Necesitamos rapidez y eficacia en las decisiones de los jueces. Los procesos de familia no pueden tardar un año en resolverse”. Propone una medida:
“Igual que ocurre en la legislación mercantil con las empresas, cuando se acaba el proyecto se venden los activos. Con la familia habría que vender la casa, ni para uno ni para el otro”.
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