Por la custodia compartida
http://www.elpais.com/articulo/opinion/custodia/compartida/elpepuopi/20080613elpepiopi_7/Tes FRANCISCO RUBIO MARTÍNEZ - Alicante - 13/06/2008
Tras la separación, compré piso cerca de mi hija.
Su hipoteca, el 50% de mi nómina (no debí pagar también hipoteca familiar, como les pasa a otros).
La pensión a favor de mi hija, la tercera parte de lo que gano ahora.
Si el sacrificio es bueno, prefiero preguntarlo a mi hija, no a Luisa Castro, por dos razones: esa opinión me interesa más y Castro, a su vez, me preguntaría "¿Desde cuándo los hijos necesitan al padre y a la madre a partes iguales?".
De eso es su artículo, de números, no de afecto.
Al entrar al trapo que nos tiende, mediremos cuánto necesita el niño a los padres: al 50% o al 99% a uno y el 1% al otro (para pagar).
Y cuantificaremos lo que da de sí la pensión de alimentos del padre, ignorando además quién se queda con el domicilio.
Pero, sobre todo, no preguntaremos a los varones qué prefieren: compartir gastos y cuidados o pagar mucho más, que es lo que Castro desea, a cambio de que nuestros hijos se queden sin padre.
La custodia compartida, dice Castro, no debe ser impuesta.
La monoparental sí; a favor de la madre, naturalmente. Ante ese alegato, no entiendo por qué nos asusta con el pater familias, romano, árabe o protocristiano, pues, haciendo números, la situación del padre separado es hoy, más bien, para comer en Cáritas, lo que ya ocurre.
Este Blog de un Padre Divorciado, con Custodia Compartida pero producto de la injusta normativa vigente: Aquí Encontrarás información sobre lo que sufren los Padres, Madres y sus Hijos;Sobre Actividades: Conferencias, Jornadas,... Se clasifican por ETIQUETAS o TEMAS. Contacta con el grupo de Padres y Madres por la CUSTODIA COMPARTIDA de los hijos en el Foro ó en usedimad@gmail.com ó www.padresdivorciados.es Unete a PAMAC (649 116 241)
sábado, 14 de junio de 2008
Las Rupturas de las Parejas de Hecho:Dificultades
«Las separaciones de las parejas de hecho son casos más agudos»
http://www.laopiniondemalaga.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008061300_2_186089__Malaga-separaciones-parejas-hecho-casos-agudos
Viernes 13 de junio de 2008
El magistrado afirma que es "muy frecuente" que los hijos sufran el síndrome de alineación parental, en el que un progenitor provoca el "odio" hacia el otro.
MATUCHA GARCÍA. MÁLAGA
El magistrado impartió ayer la ponencia ´Problemática en la liquidación de gananciales. Criterios aplicados por la Audiencia Provincial de Málaga´ dentro del marco de las VII Jornadas de Derecho de Familia.
-¿Cuál es la problemática en la liquidación de gananciales?
-Las sociedades gananciales son conceptualmente complejas. Presentan una naturaleza especial. Lo que se va adquiriendo durante el matrimonio es de los dos cónyuges. Primero hay que realizar un inventario, luego ver que pertenece a cada uno y a los dos -bienes privativos o gananciales-, realizar la división y repartirlo.
-¿Existen casos difíciles?
-¿Qué pasa con la licencia y la explotación de un chiringuito, de un taxi, la indemnización por una jubilación anticipada o la liquidación de un trabajo? ¿Son bienes gananciales o de esa persona? En el caso de la licencia dependerá de si se adquirió antes o después del matrimonio y en el supuesto de la jubilación sería privativo.
-¿Cuáles son las causas de desacuerdo en los divorcios?
-Lo que más se da, el denominador común, es la pugna por el piso. La vivienda familiar y el pago de los préstamos son los mayores motivos de conflicto en los casos que llegan al juzgado. No hay que olvidar que tras la separación si se compra algo antes de que se dicte sentencia sigue perteneciendo a la sociedad ganancial. Por eso se suelen dictar las medidas cautelares.
-¿Son más conflictivos estos repartos en las parejas de hecho?
-Es la misma problemática, pero son casos más agudos porque ya no se trata de bienes gananciales. Hay que realizar una división de las cosas comunes. La pareja de hecho es una comunidad de bienes, pero no una sociedad de bienes gananciales.
-¿Observa que aumentan los casos que llegan a los juzgados?
-Se ha producido un aumento de la población. Además, al principio de la Ley del Divorcio se imponía cierto control social, no estaba bien visto. Actualmente aumentan los asuntos, pero creo que son menos problemáticos.
-Los hijos serán otro de los grandes escollos de los divorcios de las parejas malagueñas, ¿no?
-De hecho es el asunto más peliagudo. Suelen ser las víctimas. Nuestra misión es velar por su bienestar. Son muy frecuentes los casos en los que el niño sufre el síndrome de alineación parental.
Puede llegar a odiar al padre o a la madre por la influencia del otro progenitor. Es algo muy cruel. En algunos casos el menor ha llegado a sentir tal rechazo por el padre o la madre que no se le ha podido dar la custodia al progenitor afectado, pero tampoco al otro, ya que no se puede premiar esta actitud. Ante estas circunstancias se opta por un tercero o por dejarlo en acogida hasta que, tras trabajar con el niño, se consigue contrarrestar el efecto de rechazo.
-¿Sigue siendo habitual que los hijos se queden al cuidado de la madre?
-Cada vez se tiende menos a esto. Si es pequeño se trata de algo biológico, pero a partir de los tres años se busca al progenitor más idóneo. Lo normal es consultar al niño a partir de los siete años.
-¿Las leyes son claras?
-Sí. La ley está clara, pero surge muchísima casuística.
Más que buenas leyes hacen falta buenos jueces con sentido común.
Hay que pensar en el bienestar de los hijos.
http://www.laopiniondemalaga.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008061300_2_186089__Malaga-separaciones-parejas-hecho-casos-agudos
Viernes 13 de junio de 2008
El magistrado afirma que es "muy frecuente" que los hijos sufran el síndrome de alineación parental, en el que un progenitor provoca el "odio" hacia el otro.
MATUCHA GARCÍA. MÁLAGA
El magistrado impartió ayer la ponencia ´Problemática en la liquidación de gananciales. Criterios aplicados por la Audiencia Provincial de Málaga´ dentro del marco de las VII Jornadas de Derecho de Familia.
-¿Cuál es la problemática en la liquidación de gananciales?
-Las sociedades gananciales son conceptualmente complejas. Presentan una naturaleza especial. Lo que se va adquiriendo durante el matrimonio es de los dos cónyuges. Primero hay que realizar un inventario, luego ver que pertenece a cada uno y a los dos -bienes privativos o gananciales-, realizar la división y repartirlo.
-¿Existen casos difíciles?
-¿Qué pasa con la licencia y la explotación de un chiringuito, de un taxi, la indemnización por una jubilación anticipada o la liquidación de un trabajo? ¿Son bienes gananciales o de esa persona? En el caso de la licencia dependerá de si se adquirió antes o después del matrimonio y en el supuesto de la jubilación sería privativo.
-¿Cuáles son las causas de desacuerdo en los divorcios?
-Lo que más se da, el denominador común, es la pugna por el piso. La vivienda familiar y el pago de los préstamos son los mayores motivos de conflicto en los casos que llegan al juzgado. No hay que olvidar que tras la separación si se compra algo antes de que se dicte sentencia sigue perteneciendo a la sociedad ganancial. Por eso se suelen dictar las medidas cautelares.
-¿Son más conflictivos estos repartos en las parejas de hecho?
-Es la misma problemática, pero son casos más agudos porque ya no se trata de bienes gananciales. Hay que realizar una división de las cosas comunes. La pareja de hecho es una comunidad de bienes, pero no una sociedad de bienes gananciales.
-¿Observa que aumentan los casos que llegan a los juzgados?
-Se ha producido un aumento de la población. Además, al principio de la Ley del Divorcio se imponía cierto control social, no estaba bien visto. Actualmente aumentan los asuntos, pero creo que son menos problemáticos.
-Los hijos serán otro de los grandes escollos de los divorcios de las parejas malagueñas, ¿no?
-De hecho es el asunto más peliagudo. Suelen ser las víctimas. Nuestra misión es velar por su bienestar. Son muy frecuentes los casos en los que el niño sufre el síndrome de alineación parental.
Puede llegar a odiar al padre o a la madre por la influencia del otro progenitor. Es algo muy cruel. En algunos casos el menor ha llegado a sentir tal rechazo por el padre o la madre que no se le ha podido dar la custodia al progenitor afectado, pero tampoco al otro, ya que no se puede premiar esta actitud. Ante estas circunstancias se opta por un tercero o por dejarlo en acogida hasta que, tras trabajar con el niño, se consigue contrarrestar el efecto de rechazo.
-¿Sigue siendo habitual que los hijos se queden al cuidado de la madre?
-Cada vez se tiende menos a esto. Si es pequeño se trata de algo biológico, pero a partir de los tres años se busca al progenitor más idóneo. Lo normal es consultar al niño a partir de los siete años.
-¿Las leyes son claras?
-Sí. La ley está clara, pero surge muchísima casuística.
Más que buenas leyes hacen falta buenos jueces con sentido común.
Hay que pensar en el bienestar de los hijos.
miércoles, 11 de junio de 2008
Criticas a la Ley de Violencia de Genero:Fiscal de Gijón (Asturies)
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008060800_35_644416__Gijon-comparto-violencia-genero-establece-discriminacion-sexo-parentesco
Lne.es » Gijón 08/06/2008
«No comparto la ley de violencia de género, ya que establece discriminación por sexo y parentesco» «Nuestro sistema judicial propicia, en ocasiones, la soledad del fiscal, que se ve obligado a seguir los procesos sin acusación particular» .
Rosa María Álvarez comenzó a ejercer como fiscal a sus 25 años en Bilbao.
Posteriormente se trasladó a Oviedo, donde fue nombrada delegada de extranjería y encargada de delitos económicos. Durante los próximos cinco años será la primera fiscal jefe de área de Gijón.
Román GARCÍA.
El próximo día 13 se cumplirán 3 meses desde que Rosa María Álvarez tomara posesión como fiscal jefe del área de Gijón.
En este corto período de tiempo, ha comenzado con éxito los cambios en el ministerio público.
A su cargo figuran otros 12 fiscales que trabajan en la ciudad.
Rosa María Álvarez consiguió aprobar las oposiciones con 24 años y ahora, desde la reforma en los órganos fiscales, es la jefe de los funcionarios que trabajan en una ciudad con 2 secciones de la Audiencia Provincial desplazadas y una gran carga de trabajo judicial.
-¿Por qué decidió ser fiscal?
-Cuando me matriculé en la Universidad había pocas carreras y, por lo tanto no demasiadas opciones, por lo que me decanté por el Derecho. Al acabar los estudios no tenía ningún apoyo en el mundo de la abogacía. Mandé algunos currículum a empresas pero no salió nada, por lo que me planteé hacer oposiciones a judicatura, y con 24 años conseguí llegar a ser fiscal.
En este trabajo no tienes mucha relación directa con los particulares que acuden a la Justicia, al menos no tanta como los abogados que tratan con sus clientes a diario, pero nuestra función es imprescindible en el sistema judicial. El problema es que cada vez hay más temas y muy diferentes en los que intervenir.
-¿Qué valoración hace de los tres primeros meses al frente de la fiscalía de área de Gijón?
-Cuando llegué a la fiscalía de área ya había un precedente: la sección desplazada que funcionaba en la ciudad.
Lo primero que hice fue reorganizar el trabajo de los fiscales, redistribuirlo y hacerlo más racional.
Lo que intento es que el fiscal no esté disperso, que se adscriba a una materia o a un Juzgado lo más posible, dependiendo de las preferencias de cada uno en lo que se pueda.
También hubo que introducir y potenciar especialidades como la violencia de género , seguridad vial, familia, contencioso y laboral y cooperación internacional, que es la mía.
Son materias que no son ni exclusivas ni excluyentes porque en fiscalías pequeñas hay que hacer un poco de todo.
Somos una plantilla de 13 fiscales, con 8 funcionarios para encargarnos de penal, civil, familia, contencioso y laboral de Gijón y Villaviciosa.
-¿Cómo se enteró de que la habían nombrado?
-Esa tarde me sonó el teléfono móvil y me pasaron con el ministro de Justicia. Yo estaba jugando al golf y pensé que era broma por lo que, al principio, le seguí la corriente. Estuvimos hablando un rato hasta que le pregunté si de verdad era el Ministro.....
- ¿Está de acuerdo con la resolucion del Tribunal Constitucional sobre la Ley de la Violencia de Género?
-Está claro que soy una luchadora en el campo de la mujer pero, aunque la acato, no comparto la visión del Constitucional sobre esta ley, porque establece una discriminación en base al sexo y al parentesco.
Me explico, cuando, como resultado de una agresión, se producen lesiones que requieren una única asistencia médica, el hecho es una falta (una infracción menor castigada con una pena leve). Pero, si esa misma lesión se causa a un familiar o a la pareja, se castiga como delito con pena de cárcel y de alejamiento.
Otra desigualdad es que, si una pareja tiene una pelea y se agreden mutuamente y se causan el mismo tipo de lesiones, el varón tendrá una pena más grave que la mujer y eso no me parece adecuado.
Si por ejemplo interviene una amiga, y el hombre agrede igual a la amiga que a su pareja, la agresión a la amiga es una falta y los golpes a la pareja constituyen un delito.
Esta ley tiene como objeto proteger a la familia y a la pareja. Eso sí, en la legislación ha habido cosas positivas como el apoyo a las mujeres maltratadas.
Pero, que a igual acción y a igual resultado, la respuesta punitiva de la ley sea diferente, no lo veo justo.
También en muchos supuestos la ley responde de manera demasiado dura.
Llegan a ser delito cosas difíciles de probar como un simple empujón y eso puede dar lugar a denuncias no muy reales y en otros casos que las mismas mujeres se arrepienten de denunciar cuando son conscientes de las consecuencias penales, entre ellas el alejamiento obligatorio entre la pareja y la pena de prisión para el culpable.
No se dan cuenta cuando denuncian que la maquinaria de la Justicia se pone en marcha ya no se puede parar.
Lne.es » Gijón 08/06/2008
«No comparto la ley de violencia de género, ya que establece discriminación por sexo y parentesco» «Nuestro sistema judicial propicia, en ocasiones, la soledad del fiscal, que se ve obligado a seguir los procesos sin acusación particular» .
Rosa María Álvarez comenzó a ejercer como fiscal a sus 25 años en Bilbao.
Posteriormente se trasladó a Oviedo, donde fue nombrada delegada de extranjería y encargada de delitos económicos. Durante los próximos cinco años será la primera fiscal jefe de área de Gijón.
Román GARCÍA.
El próximo día 13 se cumplirán 3 meses desde que Rosa María Álvarez tomara posesión como fiscal jefe del área de Gijón.
En este corto período de tiempo, ha comenzado con éxito los cambios en el ministerio público.
A su cargo figuran otros 12 fiscales que trabajan en la ciudad.
Rosa María Álvarez consiguió aprobar las oposiciones con 24 años y ahora, desde la reforma en los órganos fiscales, es la jefe de los funcionarios que trabajan en una ciudad con 2 secciones de la Audiencia Provincial desplazadas y una gran carga de trabajo judicial.
-¿Por qué decidió ser fiscal?
-Cuando me matriculé en la Universidad había pocas carreras y, por lo tanto no demasiadas opciones, por lo que me decanté por el Derecho. Al acabar los estudios no tenía ningún apoyo en el mundo de la abogacía. Mandé algunos currículum a empresas pero no salió nada, por lo que me planteé hacer oposiciones a judicatura, y con 24 años conseguí llegar a ser fiscal.
En este trabajo no tienes mucha relación directa con los particulares que acuden a la Justicia, al menos no tanta como los abogados que tratan con sus clientes a diario, pero nuestra función es imprescindible en el sistema judicial. El problema es que cada vez hay más temas y muy diferentes en los que intervenir.
-¿Qué valoración hace de los tres primeros meses al frente de la fiscalía de área de Gijón?
-Cuando llegué a la fiscalía de área ya había un precedente: la sección desplazada que funcionaba en la ciudad.
Lo primero que hice fue reorganizar el trabajo de los fiscales, redistribuirlo y hacerlo más racional.
Lo que intento es que el fiscal no esté disperso, que se adscriba a una materia o a un Juzgado lo más posible, dependiendo de las preferencias de cada uno en lo que se pueda.
También hubo que introducir y potenciar especialidades como la violencia de género , seguridad vial, familia, contencioso y laboral y cooperación internacional, que es la mía.
Son materias que no son ni exclusivas ni excluyentes porque en fiscalías pequeñas hay que hacer un poco de todo.
Somos una plantilla de 13 fiscales, con 8 funcionarios para encargarnos de penal, civil, familia, contencioso y laboral de Gijón y Villaviciosa.
-¿Cómo se enteró de que la habían nombrado?
-Esa tarde me sonó el teléfono móvil y me pasaron con el ministro de Justicia. Yo estaba jugando al golf y pensé que era broma por lo que, al principio, le seguí la corriente. Estuvimos hablando un rato hasta que le pregunté si de verdad era el Ministro.....
- ¿Está de acuerdo con la resolucion del Tribunal Constitucional sobre la Ley de la Violencia de Género?
-Está claro que soy una luchadora en el campo de la mujer pero, aunque la acato, no comparto la visión del Constitucional sobre esta ley, porque establece una discriminación en base al sexo y al parentesco.
Me explico, cuando, como resultado de una agresión, se producen lesiones que requieren una única asistencia médica, el hecho es una falta (una infracción menor castigada con una pena leve). Pero, si esa misma lesión se causa a un familiar o a la pareja, se castiga como delito con pena de cárcel y de alejamiento.
Otra desigualdad es que, si una pareja tiene una pelea y se agreden mutuamente y se causan el mismo tipo de lesiones, el varón tendrá una pena más grave que la mujer y eso no me parece adecuado.
Si por ejemplo interviene una amiga, y el hombre agrede igual a la amiga que a su pareja, la agresión a la amiga es una falta y los golpes a la pareja constituyen un delito.
Esta ley tiene como objeto proteger a la familia y a la pareja. Eso sí, en la legislación ha habido cosas positivas como el apoyo a las mujeres maltratadas.
Pero, que a igual acción y a igual resultado, la respuesta punitiva de la ley sea diferente, no lo veo justo.
También en muchos supuestos la ley responde de manera demasiado dura.
Llegan a ser delito cosas difíciles de probar como un simple empujón y eso puede dar lugar a denuncias no muy reales y en otros casos que las mismas mujeres se arrepienten de denunciar cuando son conscientes de las consecuencias penales, entre ellas el alejamiento obligatorio entre la pareja y la pena de prisión para el culpable.
No se dan cuenta cuando denuncian que la maquinaria de la Justicia se pone en marcha ya no se puede parar.
Todo un Peligro con Toga: Queria secuestrar a su Hija
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2008/660/1212876004.html
Todo un peligro con toga.
El portero no se lo cree. Una antigua compañera, tampoco. No es posible que detrás de la dulce sonrisa de la abogada María Dolores se escondiese alguien capaz de machacar a su marido hasta la muerte y de dejar "herida" a la presidenta del Constitucional utilizando a su padre fontanero. Esta es la historia de toda una dama negra.
ANA MARÍA ORTIZ
El portero del número 57 de la calle Viriato, Madrid centro, se ha quedado mudo, perplejo: "¿Pero está segura de que hablamos de la misma Dolores?". No le parece posible que la educada abogada que tenía despacho en el 1º B, la que siempre lo recibía con una amable sonrisa cuando le entregaba en mano el correo, sea la misma mujer que está en prisión acusada de contratar a un sicario para asesinar a su ex marido. "¿Dolores Martín Pozo?", insiste el incrédulo portero. La misma.
La estupefacción se repite cada vez que se toca el entorno ocasional de Dolores: "No lo puedo creer, si era una chica encantadora. Además, muy legal con los compañeros y muy trabajadora", dice una abogada que ha llevado algún caso con ella. "¿Dolores Martín Pozo?", pregunta por enésima vez, reacia a asimilar que la menuda Lola, letrada de poco relumbrón, es la protagonista de la conversación telefónica que ha puesto en un serio brete a la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas. La misma.
Sin ser juzgada aún, María Dolores Martín Pozo -Madrid, 1971- se ha ganado ya un puesto en los primeros peldaños del escalafón de damas negras de la historia del crimen español. Guardaespaldas con maneras de matones, sicarios, Ana Obregón, Jaime Cantizano, la presidenta del Constitucional, la del Observatorio de la Violencia de género... Son algunos de los nombres que pivotan en torno a un truculento suceso que raya la ficción y del que ella es el epicentro. La primera figura. Un papel muy de su gusto, según quienes la han tratado más de cerca.
"Mi marido, ¡qué pobrecito! ¡Si era un violador! ¡Anda que se pudra bajo tierra y se lo coman las víboras!", le grabó la Guardia Civil, cuando hablaba por teléfono, antes de ser detenida como presunta instigadora del asesinato de su marido.
Las biografías que seguro relatarán su retorcida y punzante personalidad podrían arrancar en julio de 1998, cuando la abogada se casó, por la iglesia, con Miguel Angel Salgado, un joven informático al que había conocido en el barrio (Vallecas) por mediación de unos amigos comunes. Antes de que un asesino a sueldo le administrara tres balas, de parte (presuntamente) de su señora, Miguel Angel contó el vía crucis que le supuso aquel "sí quiero".
Lo que parecía simplemente una mujer de carácter fuerte se transformó enseguida en una suerte de dominatrix pero sin látigo. No concretó los maltratos psicológicos a los que Dolores lo sometía pero sí contó que alguna vez llegó a esconderse de ella preso del miedo.
En febrero de 2001, a Miguel Angel no lo frenó ni el llanto de su hija, de sólo un mes. Dio el portazo definitivamente a la par que escuchaba a Dolores decir: "¿Te vas? Pues te voy a dar donde más te duele". Ella debió de pensar que con su destreza con las leyes, su condición de mujer y una Ley de Violencia de Género muy connivente con las denuncias femeninas iba a ser pan comido aquello de propinarle un buen correctivo.
Comenzó saltándose el régimen de visitas estipulado tras la separación -tiene varias multas judiciales por ello- y suministrándole las primeras gotas, aún inocuas, de su particular frasco de cianuro: "A la niña le ha mordido un perro estando con su padre; la niña se ha caído del tobogán estando con su padre; la niña se ha puesto enferma estando con su padre y él no la ha llevado al médico...".
Luego Dolores maquinó palabras mayores. Por dos veces -en 2002 y en 2003- denunció que Miguel Angel había abusado sexualmente de su propia hija. Como abogada, sabía que a un padre encausado por agresión sexual se le retira inmediatamente la custodia de los hijos hasta que se resuelve el asunto.
Los tribunales, según refleja la sentencia de divorcio, acabaron absolviendo a Miguel Angel: "Doña María Dolores Martín Pozo parece ser claramente obstaculizadora de los contactos entre la menor y el padre, ya que no ha permitido las visitas entre ambos desde hace tres años, con diferentes excusas y pretextos, e incluso graves acusaciones vertidas contra el padre, por supuestos abusos sexuales, que han quedado desacreditados según resolución judicial consecuencia de las diligencias incoadas en su día, por tales motivos, a instancias de la madre", se lee en la sentencia que Miguel Angel nunca llegó a conocer. Iban a comunicársela el 15 de marzo de 2007. El día antes, lo mataron.
La resolución, además, le otorgaba a Miguel Angel la custodia de su hija. Un logro, una rareza incluso, en un país donde sólo el 1% de los padres se quedan con los hijos. La niña, de siete años, ha acabado convirtiéndose en la otra gran víctima del suceso. La justicia le retiró la custodia a Dolores pero no así la patria potestad. Muerto el padre, la pequeña volvía automáticamente a sus brazos.
Ahora, como Dolores está en prisión, vive con la actual pareja de su madre, Carlos San Juan, informático, quien llegó a ser director de dominios de Red.es, empresa adscrita al Ministerio de Industria. Carlos y Dolores tienen un hijo común, de poco más de un año.
En el juicio que dirimió el divorcio -24 de enero de 2007-, Dolores dio buena cuenta de su esencia. Entonces parecían amenazas vacuas. "Vamos a acabar contigo. No permitiremos que tengas a la niña. Antes te mato", decía, con testigos de por medio, intuyendo que el veredicto no iba a ser de su agrado.
Cuentan que Miguel Angel tuvo que abandonar la sala escoltado por miembros de seguridad del juzgado. Dolores había vuelto a dejarle claro que no pensaba entregarle a su hija por mucho que lo dijera la justicia. Y se aseveró en ello cuando recibió la llamada de María Emilia Casas sin saber que tenía el teléfono pinchado: "Mi intención era, si me salía una sentencia de esas características, el haberme ido con la cría, lo tengo muy claro, y no apurar las vías hasta el Constitucional, irme a donde fuera...".
Le estaba diciendo a la cuarta autoridad del Estado que había pensado en secuestrar a su hija.
A Miguel Angel intentaron liquidarlo por primera vez la misma tarde en la que el juicio por el divorcio quedó visto para sentencia. Horas después del "antes te mato".
Recorría por carretera el trayecto que conduce de Rivas Vaciamadrid, donde trabajaba, como director financiero de la empresa de informática DMI9 Computer, a Ciempozuelos, donde vivía con una chica con la que había rehecho su vida y con la que tenía planeado casarse en 2008.
Un coche lo siguió y lo acosó hasta embestirlo y sacarlo del asfalto.
El salió prácticamente ileso del accidente, pero el vehículo que conducía quedó completamente destrozado.
Pensó que era un recado de Dolores, un susto, pero nunca creyó que fuera capaz de más.
Al día siguiente, denunció.
UN AVISO PREVIO
Dos semanas antes del asesinato, volvió a recibir otro aviso.
Esta vez su retrovisor reflejaba una amenazante Honda CBR-600 que llevaba varios días rondándole. Los de la moto lo adelantaron y lo esperaron más adelante.
Cuando Miguel Angel pasó a su altura aceleró al ver que uno de ellos se llevaba la mano al pecho como si fuera a sacar un arma.
Un colombiano, de unos 30 años, de complexión fuerte, y un español, de similar edad, pero menos atlético.
Uno de ellos llevaba un pinganillo en la oreja y una pistola en la cintura.
Así los describió un hombre que se cruzó con la siniestra pareja en un bar de Titulcia. En aquella ocasión, Miguel Angel dejó pasar la afrenta, sabedor de que no tenía ninguna prueba. No hubo querella.
El y Dolores intercambiaron hasta 12 denuncias durante su traumático proceso de separación. Prácticamente se veían las caras en los juzgados, terreno en el que ella se movía como pez en el agua.
La última vez que estuvieron frente a frente fue el 31 de enero de 2007 por el altercado del centro comercial sucedido dos años atrás.
Miguel Angel y su pareja estaban de compras en Pinto cuando se cruzaron con una tía de Dolores.
En minutos, ella estaba allí: "Se va a enterar España de lo que eres, has violado a tu hija...", decía montando la algarabía en un pasillo del supermercado.
Miguel Angel dio aviso a la Guardia Civil y de nuevo salió de allí protegido por los agentes
En el camino se cruzó con una imagen especialmente hiriente: su hija, a la que no veía desde hacía meses, observaba la escena desde la barandilla de una planta superior del centro comercial.
No lo reconocía.
De hecho, aún hoy, cuando usa la palabra papá es para dirigirse al novio de su madre.
Un familiar de Dolores aupó entonces a la niña y la aleccionó: "Por ahí va tu agresor".
"Ya me encargaré de que se entere España", seguía coreando Dolores.
Se refería a su intervención en el programa de Telemadrid Sucedió en Madrid, al que acudía dos días después. En el plató -donde su rostro apareció velado pese a las protestas de ella porque así lo ordenó un juez a petición de Miguel Angel- siguió labrándose su retrato de mujer desvalida, enfrentada a una justicia cegata que dejaba impune el calvario por el que pasaban ella y su hija.
El 14 de marzo de 2007, un asesino a sueldo esperaba a Miguel Angel en un pequeño habitáculo junto al ascensor del garaje de su domicilio, en el número 3 de la calle de los Caretos, en Ciempozuelos. Le descerrajó tres tiros: uno en la mano, otro en el tórax y un tercero de gracia en la cabeza, remate del trabajo bien hecho.
El equipo de la Guardia Civil que se hizo cargo del caso no halló en las primeras investigaciones indicio alguno que sustentaran que el asesinato era producto de un sucio ajuste de cuentas como indicaba la profesionalidad de la ejecución. Los agentes, alertados por la familia, se centraron entonces en la disputa con Dolores, la única sombra en su rutinaria, casi monótona, existencia.
JUEGOS DE ROL
Mientras le pinchaban el teléfono e indagaban si tenía contactos con algún esbirro, ella, que no fue al funeral ni al entierro ni presentó condolencias a la familia del padre de su hija, divulgaba en los medios de comunicación su particular visión de los hechos. Mi ex marido, contaba a Nieves Herrero, en Telemadrid, dos días después del asesinato, era aficionado a los juegos de rol. Quizás tuviera que ver con eso. Además, decía, se llevaba mal con una compañera de trabajo. ¿Trataba de desviar la atención?
Enseguida quedó al descubierto su vínculo con Eloy Sánchez Barba, conocido sobre todo por ser el guardaespaldas de Ana Obregón, dedicado además a proporcionar seguridad a varios locales nocturnos de Madrid. Dolores lo había conocido porque Eloy solía contratar los servicios del bufete de la calle Viriato donde ella entró a trabajar.
Cuando ella se marchó de allí, por la puerta de atrás, se lo llevó en su cartera de clientes.
Dolores Martín Pozo figura también como apoderada de dos empresas de seguridad -Cesigur y Clip Control-, propiedad de Oscar Sánchez Barba, hermano de Eloy.
Las escuchas telefónicas practicadas por la Guardia Civil a Eloy proporcionaron inesperadas sorpresas, ajenas al caso pero con mucha chicha para los medios de comunicación, la prensa rosa sobre todo. Interviú lleva varios números sirviéndolas en capítulos.
Lo más llamativo, de momento, es el episodio en que Ana Obregón llama a su guardaespaldas para preguntarle si sabe cómo contratar a un mamporrero y menciona su disgusto con el presentador Jaime Cantizano.
A los agentes les pareció más provechosa para la resolución del asesinato la llamada de un hombre desde Colombia que le anunciaba a Eloy su regreso a Madrid.
Luego se comprobó que el guardaespaldas le había enviado anteriormente 3.000 euros a Bogotá. Se trataba de Charles Michael Guarín Cercos, un ex paracaidista, acusado de ser la mano que apretó el gatillo. El pistolero fue detenido el pasado 20 de mayo junto a Eloy, Dolores y un cuarto hombre, Gabriel Saavedra, al que se sitúa en la escena del crimen.
Mucho más imprevistas resultaron ser las conversaciones pinchadas a Dolores.
La abogada, sabedora de que aun muerto Miguel Angel su familia iba a solicitar -y fácilmente conseguir- la titularidad de la custodia de la niña, removió todos sus contactos hasta lograr acceso directo a las más altas instituciones del Estado.
Su padre, fontanero, quien trabajaba en un edificio donde María Emilia Casas tenía amistades, se las arregló para que una inquilina -sólo ha trascendido que se llama Elisa- intermediara ante la presidenta del Constitucional para que ésta mirara el caso de su hija.
El pasado 17 de abril María Emilia marcó su teléfono pese a que sobre Dolores pesaba una dura sentencia de divorcio que la presentaba como una madre "obstaculizadora" y "alienante". [Alienación parental: Dícese del síndrome que surge fundamentalmente en las disputas por la guarda y custodia por el cual uno de los progenitores (Dolores según la justicia) manipula a los hijos para que odien al otro progenitor].
La Presidenta del Constitucional la desvió hacia dos abogadas de la Asociación de Mujeres Progresistas y se despidió con un "si alguna vez recurre en amparo, pues ya me vuelve a llamar" que la ha dejado tocada por mucho que el Supremo haya archivado el procedimiento en el que se investigaba si incurrió en asesoramiento ilegal.
Conforme se estrechaba el cerco policial entorno a Dolores, la familia de la presunta acrecentó la presión sobre María Emilia Casas. Las continuas llamadas y mensajes que la presidenta del Constitucional recibía en su móvil personal la llevaron incluso a plantearse denunciarlos por acoso.
Otra personalidad mencionada en las conversaciones telefónicas de Dolores es Montserrat Comas, presidenta del Observatorio de la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial. Dolores se jactaba de haber hablado con ella por el mismo asunto. Presumía también de tener padrino en el Supremo. "Lola ha dicho que hay una persona en el Supremo que levanta el teléfono y habla con quien haga falta", se grabó en boca de su novio, Carlos.
Con ayuda de la plana mayor de la Justicia o sin ella, en diciembre pasado Dolores recurrió al Constitucional. Aún está pendiente su pronunciamiento. Antes tiene una cita mucho más importante con los tribunales. La que podría acabar condenándola a 20 años de prisión por el asesinato de Miguel Angel Salgado, el padre de su hija.
Todo un peligro con toga.
El portero no se lo cree. Una antigua compañera, tampoco. No es posible que detrás de la dulce sonrisa de la abogada María Dolores se escondiese alguien capaz de machacar a su marido hasta la muerte y de dejar "herida" a la presidenta del Constitucional utilizando a su padre fontanero. Esta es la historia de toda una dama negra.
ANA MARÍA ORTIZ
El portero del número 57 de la calle Viriato, Madrid centro, se ha quedado mudo, perplejo: "¿Pero está segura de que hablamos de la misma Dolores?". No le parece posible que la educada abogada que tenía despacho en el 1º B, la que siempre lo recibía con una amable sonrisa cuando le entregaba en mano el correo, sea la misma mujer que está en prisión acusada de contratar a un sicario para asesinar a su ex marido. "¿Dolores Martín Pozo?", insiste el incrédulo portero. La misma.
La estupefacción se repite cada vez que se toca el entorno ocasional de Dolores: "No lo puedo creer, si era una chica encantadora. Además, muy legal con los compañeros y muy trabajadora", dice una abogada que ha llevado algún caso con ella. "¿Dolores Martín Pozo?", pregunta por enésima vez, reacia a asimilar que la menuda Lola, letrada de poco relumbrón, es la protagonista de la conversación telefónica que ha puesto en un serio brete a la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas. La misma.
Sin ser juzgada aún, María Dolores Martín Pozo -Madrid, 1971- se ha ganado ya un puesto en los primeros peldaños del escalafón de damas negras de la historia del crimen español. Guardaespaldas con maneras de matones, sicarios, Ana Obregón, Jaime Cantizano, la presidenta del Constitucional, la del Observatorio de la Violencia de género... Son algunos de los nombres que pivotan en torno a un truculento suceso que raya la ficción y del que ella es el epicentro. La primera figura. Un papel muy de su gusto, según quienes la han tratado más de cerca.
"Mi marido, ¡qué pobrecito! ¡Si era un violador! ¡Anda que se pudra bajo tierra y se lo coman las víboras!", le grabó la Guardia Civil, cuando hablaba por teléfono, antes de ser detenida como presunta instigadora del asesinato de su marido.
Las biografías que seguro relatarán su retorcida y punzante personalidad podrían arrancar en julio de 1998, cuando la abogada se casó, por la iglesia, con Miguel Angel Salgado, un joven informático al que había conocido en el barrio (Vallecas) por mediación de unos amigos comunes. Antes de que un asesino a sueldo le administrara tres balas, de parte (presuntamente) de su señora, Miguel Angel contó el vía crucis que le supuso aquel "sí quiero".
Lo que parecía simplemente una mujer de carácter fuerte se transformó enseguida en una suerte de dominatrix pero sin látigo. No concretó los maltratos psicológicos a los que Dolores lo sometía pero sí contó que alguna vez llegó a esconderse de ella preso del miedo.
En febrero de 2001, a Miguel Angel no lo frenó ni el llanto de su hija, de sólo un mes. Dio el portazo definitivamente a la par que escuchaba a Dolores decir: "¿Te vas? Pues te voy a dar donde más te duele". Ella debió de pensar que con su destreza con las leyes, su condición de mujer y una Ley de Violencia de Género muy connivente con las denuncias femeninas iba a ser pan comido aquello de propinarle un buen correctivo.
Comenzó saltándose el régimen de visitas estipulado tras la separación -tiene varias multas judiciales por ello- y suministrándole las primeras gotas, aún inocuas, de su particular frasco de cianuro: "A la niña le ha mordido un perro estando con su padre; la niña se ha caído del tobogán estando con su padre; la niña se ha puesto enferma estando con su padre y él no la ha llevado al médico...".
Luego Dolores maquinó palabras mayores. Por dos veces -en 2002 y en 2003- denunció que Miguel Angel había abusado sexualmente de su propia hija. Como abogada, sabía que a un padre encausado por agresión sexual se le retira inmediatamente la custodia de los hijos hasta que se resuelve el asunto.
Los tribunales, según refleja la sentencia de divorcio, acabaron absolviendo a Miguel Angel: "Doña María Dolores Martín Pozo parece ser claramente obstaculizadora de los contactos entre la menor y el padre, ya que no ha permitido las visitas entre ambos desde hace tres años, con diferentes excusas y pretextos, e incluso graves acusaciones vertidas contra el padre, por supuestos abusos sexuales, que han quedado desacreditados según resolución judicial consecuencia de las diligencias incoadas en su día, por tales motivos, a instancias de la madre", se lee en la sentencia que Miguel Angel nunca llegó a conocer. Iban a comunicársela el 15 de marzo de 2007. El día antes, lo mataron.
La resolución, además, le otorgaba a Miguel Angel la custodia de su hija. Un logro, una rareza incluso, en un país donde sólo el 1% de los padres se quedan con los hijos. La niña, de siete años, ha acabado convirtiéndose en la otra gran víctima del suceso. La justicia le retiró la custodia a Dolores pero no así la patria potestad. Muerto el padre, la pequeña volvía automáticamente a sus brazos.
Ahora, como Dolores está en prisión, vive con la actual pareja de su madre, Carlos San Juan, informático, quien llegó a ser director de dominios de Red.es, empresa adscrita al Ministerio de Industria. Carlos y Dolores tienen un hijo común, de poco más de un año.
En el juicio que dirimió el divorcio -24 de enero de 2007-, Dolores dio buena cuenta de su esencia. Entonces parecían amenazas vacuas. "Vamos a acabar contigo. No permitiremos que tengas a la niña. Antes te mato", decía, con testigos de por medio, intuyendo que el veredicto no iba a ser de su agrado.
Cuentan que Miguel Angel tuvo que abandonar la sala escoltado por miembros de seguridad del juzgado. Dolores había vuelto a dejarle claro que no pensaba entregarle a su hija por mucho que lo dijera la justicia. Y se aseveró en ello cuando recibió la llamada de María Emilia Casas sin saber que tenía el teléfono pinchado: "Mi intención era, si me salía una sentencia de esas características, el haberme ido con la cría, lo tengo muy claro, y no apurar las vías hasta el Constitucional, irme a donde fuera...".
Le estaba diciendo a la cuarta autoridad del Estado que había pensado en secuestrar a su hija.
A Miguel Angel intentaron liquidarlo por primera vez la misma tarde en la que el juicio por el divorcio quedó visto para sentencia. Horas después del "antes te mato".
Recorría por carretera el trayecto que conduce de Rivas Vaciamadrid, donde trabajaba, como director financiero de la empresa de informática DMI9 Computer, a Ciempozuelos, donde vivía con una chica con la que había rehecho su vida y con la que tenía planeado casarse en 2008.
Un coche lo siguió y lo acosó hasta embestirlo y sacarlo del asfalto.
El salió prácticamente ileso del accidente, pero el vehículo que conducía quedó completamente destrozado.
Pensó que era un recado de Dolores, un susto, pero nunca creyó que fuera capaz de más.
Al día siguiente, denunció.
UN AVISO PREVIO
Dos semanas antes del asesinato, volvió a recibir otro aviso.
Esta vez su retrovisor reflejaba una amenazante Honda CBR-600 que llevaba varios días rondándole. Los de la moto lo adelantaron y lo esperaron más adelante.
Cuando Miguel Angel pasó a su altura aceleró al ver que uno de ellos se llevaba la mano al pecho como si fuera a sacar un arma.
Un colombiano, de unos 30 años, de complexión fuerte, y un español, de similar edad, pero menos atlético.
Uno de ellos llevaba un pinganillo en la oreja y una pistola en la cintura.
Así los describió un hombre que se cruzó con la siniestra pareja en un bar de Titulcia. En aquella ocasión, Miguel Angel dejó pasar la afrenta, sabedor de que no tenía ninguna prueba. No hubo querella.
El y Dolores intercambiaron hasta 12 denuncias durante su traumático proceso de separación. Prácticamente se veían las caras en los juzgados, terreno en el que ella se movía como pez en el agua.
La última vez que estuvieron frente a frente fue el 31 de enero de 2007 por el altercado del centro comercial sucedido dos años atrás.
Miguel Angel y su pareja estaban de compras en Pinto cuando se cruzaron con una tía de Dolores.
En minutos, ella estaba allí: "Se va a enterar España de lo que eres, has violado a tu hija...", decía montando la algarabía en un pasillo del supermercado.
Miguel Angel dio aviso a la Guardia Civil y de nuevo salió de allí protegido por los agentes
En el camino se cruzó con una imagen especialmente hiriente: su hija, a la que no veía desde hacía meses, observaba la escena desde la barandilla de una planta superior del centro comercial.
No lo reconocía.
De hecho, aún hoy, cuando usa la palabra papá es para dirigirse al novio de su madre.
Un familiar de Dolores aupó entonces a la niña y la aleccionó: "Por ahí va tu agresor".
"Ya me encargaré de que se entere España", seguía coreando Dolores.
Se refería a su intervención en el programa de Telemadrid Sucedió en Madrid, al que acudía dos días después. En el plató -donde su rostro apareció velado pese a las protestas de ella porque así lo ordenó un juez a petición de Miguel Angel- siguió labrándose su retrato de mujer desvalida, enfrentada a una justicia cegata que dejaba impune el calvario por el que pasaban ella y su hija.
El 14 de marzo de 2007, un asesino a sueldo esperaba a Miguel Angel en un pequeño habitáculo junto al ascensor del garaje de su domicilio, en el número 3 de la calle de los Caretos, en Ciempozuelos. Le descerrajó tres tiros: uno en la mano, otro en el tórax y un tercero de gracia en la cabeza, remate del trabajo bien hecho.
El equipo de la Guardia Civil que se hizo cargo del caso no halló en las primeras investigaciones indicio alguno que sustentaran que el asesinato era producto de un sucio ajuste de cuentas como indicaba la profesionalidad de la ejecución. Los agentes, alertados por la familia, se centraron entonces en la disputa con Dolores, la única sombra en su rutinaria, casi monótona, existencia.
JUEGOS DE ROL
Mientras le pinchaban el teléfono e indagaban si tenía contactos con algún esbirro, ella, que no fue al funeral ni al entierro ni presentó condolencias a la familia del padre de su hija, divulgaba en los medios de comunicación su particular visión de los hechos. Mi ex marido, contaba a Nieves Herrero, en Telemadrid, dos días después del asesinato, era aficionado a los juegos de rol. Quizás tuviera que ver con eso. Además, decía, se llevaba mal con una compañera de trabajo. ¿Trataba de desviar la atención?
Enseguida quedó al descubierto su vínculo con Eloy Sánchez Barba, conocido sobre todo por ser el guardaespaldas de Ana Obregón, dedicado además a proporcionar seguridad a varios locales nocturnos de Madrid. Dolores lo había conocido porque Eloy solía contratar los servicios del bufete de la calle Viriato donde ella entró a trabajar.
Cuando ella se marchó de allí, por la puerta de atrás, se lo llevó en su cartera de clientes.
Dolores Martín Pozo figura también como apoderada de dos empresas de seguridad -Cesigur y Clip Control-, propiedad de Oscar Sánchez Barba, hermano de Eloy.
Las escuchas telefónicas practicadas por la Guardia Civil a Eloy proporcionaron inesperadas sorpresas, ajenas al caso pero con mucha chicha para los medios de comunicación, la prensa rosa sobre todo. Interviú lleva varios números sirviéndolas en capítulos.
Lo más llamativo, de momento, es el episodio en que Ana Obregón llama a su guardaespaldas para preguntarle si sabe cómo contratar a un mamporrero y menciona su disgusto con el presentador Jaime Cantizano.
A los agentes les pareció más provechosa para la resolución del asesinato la llamada de un hombre desde Colombia que le anunciaba a Eloy su regreso a Madrid.
Luego se comprobó que el guardaespaldas le había enviado anteriormente 3.000 euros a Bogotá. Se trataba de Charles Michael Guarín Cercos, un ex paracaidista, acusado de ser la mano que apretó el gatillo. El pistolero fue detenido el pasado 20 de mayo junto a Eloy, Dolores y un cuarto hombre, Gabriel Saavedra, al que se sitúa en la escena del crimen.
Mucho más imprevistas resultaron ser las conversaciones pinchadas a Dolores.
La abogada, sabedora de que aun muerto Miguel Angel su familia iba a solicitar -y fácilmente conseguir- la titularidad de la custodia de la niña, removió todos sus contactos hasta lograr acceso directo a las más altas instituciones del Estado.
Su padre, fontanero, quien trabajaba en un edificio donde María Emilia Casas tenía amistades, se las arregló para que una inquilina -sólo ha trascendido que se llama Elisa- intermediara ante la presidenta del Constitucional para que ésta mirara el caso de su hija.
El pasado 17 de abril María Emilia marcó su teléfono pese a que sobre Dolores pesaba una dura sentencia de divorcio que la presentaba como una madre "obstaculizadora" y "alienante". [Alienación parental: Dícese del síndrome que surge fundamentalmente en las disputas por la guarda y custodia por el cual uno de los progenitores (Dolores según la justicia) manipula a los hijos para que odien al otro progenitor].
La Presidenta del Constitucional la desvió hacia dos abogadas de la Asociación de Mujeres Progresistas y se despidió con un "si alguna vez recurre en amparo, pues ya me vuelve a llamar" que la ha dejado tocada por mucho que el Supremo haya archivado el procedimiento en el que se investigaba si incurrió en asesoramiento ilegal.
Conforme se estrechaba el cerco policial entorno a Dolores, la familia de la presunta acrecentó la presión sobre María Emilia Casas. Las continuas llamadas y mensajes que la presidenta del Constitucional recibía en su móvil personal la llevaron incluso a plantearse denunciarlos por acoso.
Otra personalidad mencionada en las conversaciones telefónicas de Dolores es Montserrat Comas, presidenta del Observatorio de la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial. Dolores se jactaba de haber hablado con ella por el mismo asunto. Presumía también de tener padrino en el Supremo. "Lola ha dicho que hay una persona en el Supremo que levanta el teléfono y habla con quien haga falta", se grabó en boca de su novio, Carlos.
Con ayuda de la plana mayor de la Justicia o sin ella, en diciembre pasado Dolores recurrió al Constitucional. Aún está pendiente su pronunciamiento. Antes tiene una cita mucho más importante con los tribunales. La que podría acabar condenándola a 20 años de prisión por el asesinato de Miguel Angel Salgado, el padre de su hija.