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Los cursos para divorciados del párroco de El Entrego (Asturias).
Damián Cubillo ( en la iglesia de San Andrés, de El Entrego) asesora a las parejas antes del matrimonio y también cuando la ruptura de la familia es inevitable.
El Entrego, Lucía CORTINA.
Damián Cubillo compagina su labor de párroco con la de terapeuta familiar.
Como sacerdote de la parroquia de El Entrego y a través de los cursos de preparación al matrimonio ayuda a las parejas a dar los pasos previos para convertirse en marido y mujer.
Desde su faceta de terapeuta, en cambio, ofrece asesoramiento a las parejas separadas para tratar de reconstruir el núcleo familiar.
A algunas de las parejas que acuden a pedir consejo no deja de extrañarles que un cura aborde una cuestión tan delicada para la Iglesia como el divorcio.
Cubillo lo tiene claro.
«Cuando ejerzo de terapeuta familiar separo esta labor de la de párroco. En esos momentos trato de mantenerme al margen de todo eso; sin embargo, hay gente que lo sabe y que pide específicamente que los atienda el cura», apostilla.
La doble faceta de Cubillo ha provocado situaciones curiosas en las que parejas que previamente habían participado en los cursos de preparación al matrimonio también acuden a sesiones de terapia familiar, después del divorcio.
«Sí que ha habido algún caso en que se ha dado esa situación. También he recibido a parejas a las que he formado antes de contraer matrimonio y que, una vez casadas, detectan una serie de problemas y acuden a mí para tratar de solventarlos», argumenta.
Damián Cubillo llegó a El Entrego para hacerse cargo de la parroquia hace una década.
Desde hace varios años desempeña su labor de terapeuta familiar a través del centro de orientación Defamilia, con sede en Oviedo.
Cubillo trabaja principalmente con familias reconstituidas. Se trata de parejas en las que uno de los dos miembros, o incluso los dos, aportan hijos de relaciones anteriores.
Estos últimos pasan a incorporarse a un nuevo núcleo familiar y, por tanto, han de asimilar una realidad completamente novedosa para ellos.
Problemas.
A veces el proceso no es fácil, según explica Cubillo, que detalla algunos de los principales problemas que se encuentra al tratar este tipo de casos.
«Fundamentalmente, el mayor escollo es la adaptación de los hijos, aunque los casos pueden ser muy variados. La situación de cada pareja puede cambiar motivada por numerosos factores, como la edad de estos hijos», argumenta Cubillo, metido en el papel de terapeuta familiar.
Sin embargo, pese a ser importante, la edad no resulta un factor determinante.
«La adaptación a la nueva realidad de un niño ni tiene por qué ser más fácil que la de un adolescente. Estos últimos presentan los problemas inherentes a su edad; se enfrentan a la situación de tener que aceptar a la otra pareja de su padre o de su madre en casa, algo que para ellos no resulta nada fácil, porque lo ven como una competencia para su otro padre biológico», argumenta Cubillo, que añade: «También la situación se puede ver afectada por el hecho de que un hijo único de repente pase a tener hermanos en la nueva familia reconstituida. En el caso de los niños pequeños la situación no es muy distinta».
La nueva realidad también es difícil de aceptar en ocasiones por la propia pareja.
«Para lograr una buena relación con los hijos de la pareja se necesita, sobre todo, mucho tacto.
La nueva pareja del progenitor jamás será la madre o el padre biológico de este hijo, y tendrá que ir ganándoselo muy despacio para lograr que se encuentren cómodos ante esta nueva realidad; tendrá que saber tantear la situación para no ser ni más autoritario ni más permisivo que sus padres reales>.
Cubillo, en su rol de terapeuta, también aconseja a las parejas sobre cómo prevenir las rupturas y, en caso de que éstas ya sea inevitables, ayudarlas a afrontar esta nueva situación.
«Cada 3 minutos aproximadamente se produce una separación. Como párroco, preparo a muchísimas parejas en los cursos prematrimoniales, y por su conducta sé quiénes se separarán en un breve período de tiempo. Muchos vienen sin tener ni idea de dónde se meten, y se empeñan en seguir adelante».
Según explica el párroco del El Entrego, antes de pasar por el altar las parejas deben meditar con detenimiento por qué se eligen mutuamente y si el otro es la persona adecuada.
«También condiciona el estilo de vida que lleve cada cónyuge; pero, sobre todo, lo fundamental es la comunicación», sentencia Cubillo.
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