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El análisis: Los albores de un nuevo monstruo social
Noviembre 25, 2008 Por Redaccion
Un día sensible. Sin lugar a dudas.
Un simple recorrido por los artículos de Diario de la Sierra muestra la dimensión que ha tomado la lucha contra la violencia de género en nuestra sociedad.
Charlas informativas, eventos culturales, proclamas institucionales en prácticamente todos los ayuntamientos de la Sierra Oeste abroquelan una intención común hacia la igualdad; hacia ese norte común de iguales entre iguales que jamás el mundo debió perder en su derrotero histórico.
Más allá de los homenajes, vivimos un día en el que debemos reafirmar los derechos de la mujer a participar en forma igualitaria en el plexo de las decisiones cotidianas.
No existe duda que debemos condenar todas aquellas actitudes discriminatorias.
Pero, a pesar de los recordatorios de calendario, es necesario mostrar este día todas las caras de una realidad social caprichosamente sesgada en muchos medios de comunicación al pie del altar de intereses que más responden al menudeo político, que a la equidad que proclamamos y pretendemos.
Porque una cosa es la noticia y otra muy distinta la propaganda.
Tanto una como la otra persiguen fines diferentes.
Hablamos de la construcción de un mundo de iguales entre iguales.
Y esta arquitectura colectiva debe ir más allá del sexo, las razas, las religiones; y de todas aquellas cuestiones que a esta altura de la evolución humana nos siguen dividiendo.
Parece que estamos demonizando al hombre varón.
Todo en manos de una Ley integral de violencia de género profusamente criticada desde calificadas tribunas judiciales hasta en los más modestos institutos de estudios legales.
Más que parecer, asistimos a la ominosa construcción de una nueva clase de varón que no cuenta con un apoyo similar al de las mujeres.
¿A dónde recurre un hombre maltratado?.
Una especie de hombre monstruo en el colectivo social del siglo 21 que merece ser sancionado con leyes diferentes a las del resto, a través de instrumentos específicos y de profusas campañas de propaganda a través de los medios masivos de comunicación costeadas con fondos públicos.
Parece irrisorio que se haya bastardeado hasta tal extremo la tan noble como justa misión de todas las mujeres del planeta en procura de ser reconocidas iguales.
Así las cosas, seguimos siendo desiguales.
La igualdad duerme en la vereda yerta de las dicotomías insondables, de los sofismas de laboratorio; en aras de la cruel parcialización que ha supuesto a nivel discursivo los empalmes de una realidad que merece ser revisada con atención y justeza.
Entendemos que debe haber tolerancia cero contra el maltratador.
Y no entremos nuevamente en cuestiones de sexo.
Tolerancia cero contra el maltratador hombre.
Tolerancia cero contra la maltratadora mujer.
Con el fiel de la balanza siempre en equilibrio, la igualdad estará garantizada.
Se ha creado un Ministerio de Igualdad que, más allá de las cuestiones semánticas (miembros / miembras), patrocina una verdadera desigualdad; una poltrona de poder sectorial, ya que en él no están incluidos los hombres.
¿Qué no hay hombres maltratados?… Claro que los hay.
Los hay desde que el mundo es mundo.
Sucede, que en esta racionalización mezquina de lo que pasa, no son ni pueden ser protagonistas víctimas en los titulares de las noticias policiales de los periódicos.
No es políticamente correcto que lo sean.
Creemos, en términos lógicos que la violencia es violencia.
Venga de donde venga y la promueva quien la promueva.
Lastimeramente hoy hablamos de violencia machista…
¿Sería inequitativo pretender que se hable también de violencia feminista?.
Mostrar la otra cara de la moneda parece ser el más aberrante de los pecados en la Biblia de muchos medios y de la política.
Pensamientos sueltos, que solo buscan ahondar en una situación de injusticia e inequidad que está dividiendo a tajos el corazón de nuestra sociedad.
Decir que desde muchos sectores académicos se ha exigido que la Ley Integral contra la violencia de género sea sometida a una profunda revisión, cuando no su sustitución por un instrumento legal más efectivo e igualitario; es ni más ni menos que publicar lo que muchos sistemáticamente callan.
Hasta marzo de este año, distintos jueces habían presentado más de 160 cuestiones de inconstitucionalidad a esta Ley, por considerar que vulnera el principio de igualdad que recoge el artículo 14 de la Constitución Española.
La pregunta molesta…
¿No procuramos una sociedad de iguales?
¿Si no somos iguales ante la ley… en qué campo del plexo social podemos equipararnos?
Si no nos tutelan los mismos derechos y las mismas obligaciones, pues estamos sentando las bases de una nueva sociedad en la que la igualdad es una palabra hueca al toc toc de la sensatez.
Y lo que es un delito para unos, de ningún modo puede ni debe ser una falta para otros.
Suscribir lo contrario no es más que escalar un peldaño arriba en la constitución de ese varón monstruo, subespecie deleznable que debe ser regulado con leyes especiales y distintas.
Ese varón es el nefasto producto ideológico de un sistema que se ha aprovechado de la propaganda y el populismo para concretar la más condenable injusticia de los últimos años; y que no piensa volver atrás merced al silencio cómplice de la publicidad encubierta que nos ha intoxicado.
Contra el maltrato, sin lugar a dudas tolerancia cero. Lo suscribimos.
Pero siempre dentro de un ordenamiento legal que obligue y condene sin distinción de sexos.
A modo de conclusión, citamos a María Sanahuja, Juez decana de Barcelona cuando afirma enfáticamente: ” Es imprescindible la modificación inmediata del Código Penal para tipificar hechos graves con penas graves, definir qué es maltrato. Eso es un clamor. Se ha hecho un Derecho Penal de autor, en el que se castiga a un hombre por el simple hecho de ser hombre, y esta fórmula ya ha sido desterrada de todos los países del mundo”.
La Editorial
Muy iteresante...
ResponderEliminarInvito, a quien le interesa, a conocer mi blog: mujeresdescosidas.blogspot.com
Besos
Roxana