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"Dijo que la pegué"
Mi ex mujer dijo que la pegué.
El 19 de febrero de 2007 me denunció y el 20 de febrero tuvo lugar el juicio rápido, de 10 minutos, en el que me impusieron una orden de alejamiento, que todavía no ha sido revocada", explica Pedro Fernández.
Meses después se repitió el juicio, por el procedimiento no abreviado, y el 9 de octubre el juzgado de lo Penal número 1 de Bilbao dictaminó sentencia: Pedro Fernández no golpeó a su ex mujer en el rostro.
Por tanto, quizá ella mintió, por lo que debería "examinarse su declaración", con la posibilidad de emitir un "fallo condenatorio" hacia ella. Se trata de un caso de denuncia de falsos malos tratos.
"Al menos, le dijo a la jueza que era buen padre", agrega Fernández, quien ha podido tener a sus hijos un fin de semana sí, otro no.
Ahora está "recopilando pruebas" para solicitar algún día la custodia de sus pequeños. "Pero esto tendrá que ser cuando ahorre. Soy ingeniero y tengo la cartilla a cero. Le he pedido dinero a mi hermano para pagar la última mensualidad de la hipoteca de la casa, que compré yo y se ha quedado ella".
Fernández explica que el acuerdo de divorcio dictaminó que ella debía pagar la mitad de la letra, "algo que no ha hecho", y que él tenía que pasarle una pensión alimenticia, "pero creo que una parte la envía a su familia, que es de Cuba".
Fernández vio cómo de un día para otro su mujer le pedía el divorcio.
"Había conocido a otro, pero decidimos esperar a que pasara el cumpleaños de uno de los niños antes de que yo abandonara la casa. Pero ella tenía prisa y me denunció. El 21 de febrero de 2007 me tuve que marchar de casa por orden judicial. En noviembre de ese año dio a luz al bebé que ha tenido con su nueva pareja quien, por cierto, vive en la casa que estoy pagando".
Los juzgados de la CAV deniegan entre un 30 y 40% de órdenes de alejamiento.
Muchas de ellas son falsos malos tratos, sugeridos a menudo por abogados sin escrúpulos que recurren al camino más rápido para conseguir el pack completo: custodia, casa y pensión.
Fernández cree que sus niños, de 4 y 7 años, están empezando a sentir aversión hacia su propia madre, "y yo tampoco quiero eso".
"No se sienten cómodos en la nueva situación familiar, y me gustaría que sus sentimientos cambiasen y vivieran más tranquilos. De momento, espero que revoquen la orden de alejamiento y pueda empezar a ocuparme de las tareas cotidianas que su madre no lleva a cabo, como recoger el informe médico del pequeño para entregárselo a la la logopeda de la escuela".
Ahora, al menos, ya puede acercarse al colegio, "pero imagínese con qué cara fui a hablar con las profesoras para explicarles que no podía ir a la escuela porque mi mujer me había denunciado por malos tratos".
"Ya estoy mucho mejor, se lo estoy contando y no estoy llorando", responde a la pregunta sobre su estado emocional.
Fernández pidió la custodia de sus hijos porque consideró que su ex esposa "no era una buena madre para mis hijos y la custodia compartida es un jaleo. Además, yo puedo proteger igual de bien, o incluso mejor que ella, a los niños".
La sentencia que absuelve a Pedro Fernández de un delito de malos tratos insiste en la "contradicción" de la denunciante, remarca que la vecina que llevó como testigo de la supuesta bofetada contradijo la lesión ("no le vio ningún golpe", recoge el auto) y que no existe un parte médico que atestigüe dicho golpe.
"Conoció a otro, tenía prisa y me denunció para que abandonara la casa que pago yo"
"Cuando tenga el suficiente dinero ahorrado, quiero ir a por la custodia de mis dos hijos"
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